Pablo Iglesias: España y el impostergable debate por la libertad de expresión

Pablo iglesias exhorto al Congreso a debatir sobre el papel de los medios de comunicación y la falta de mecanismos para tutelarlos

Pablo Iglesias: España y el impostergable debate por la libertad de expresión

Autor: Sofia Belandria

El vicepresidente segundo del Gobierno de España, Pablo Iglesias, planteó en el Congreso de los Diputados la necesidad de debatir sobre el papel de los medios de comunicación y la falta de mecanismos para tutelarlos. Su intervención causó revuelo y hay quienes denuncian un intento de censurar y controlar a la prensa.

«Los poderes mediáticos, en buena medida, definen las agendas, los temas de los que se habla y los temas de los que no se habla. Deciden qué voces y qué opiniones puede escuchar la ciudadanía y cuáles no», «los poderes mediáticos han tenido, y siguen teniendo, una capacidad enorme para ejercer presiones sobre los actores políticos», «¿sabe cuál es la diferencia del poder mediático respecto al poder Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial? que no hay ningún elemento de control democrático» y «está concentrado en pocas manos, fundamentalmente en manos de bancos, grandes empresas y fondos buitre».

Estas fueron algunas de las palabras con las que el vicepresidente Pablo Iglesias planteó el debate en el Parlamento español sobre el papel de los grandes medios de comunicación, un tema harto debatido en otros países, especialmente en América Latina, pero que, en España, según asegura Iglesias, sigue siendo un tema «tabú».

Algunos periodistas y medios de comunicación en el país interpretaron estas palabras como un intento de censurar y controlar a la prensa. La periodista Ana Rosa Quintana, conductora de uno de los programas matutinos con mayor audiencia, le respondió así:

«Iglesias exige en el Congreso la mordaza para los medios de comunicación críticos porque dice que tienen más poder que él. Asegura que los ciudadanos no tienen ningún control democrático sobre la prensa y que a los políticos los elige el pueblo cada cuatro años. Señor Iglesias, a mí me eligen cada día, cada hora, cada minuto porque no hay nada más democrático que el mando a distancia, y a usted lo ha elegido vicepresidente Pedro Sánchez» Ana Rosa Quintana Periodista.

Lo cierto, es que con la intervención de Iglesias el debate sobre el papel de los medios de comunicación quedó servido en la mesa.

«Todo lo que dice Pablo Iglesias es evidente, es obvio, algunos lo llevamos diciendo desde hace muchos años y la novedad es el valor que supone que un político, que un vicepresidente y que en clave parlamentaria lo exponga. ¿Por qué digo valor? Porque probablemente una de las cosas que resulta más meritoria en nuestro sistema por parte de un político es criticar a los medios de comunicación o, peor aún, criticar el modelo mediático».

«Digo mérito porque cualquier político lo que quiere a toda costa es quedar bien con los medios y que, si hay algún sector social, empresarial o de poder al que no puedes criticar es al de los medios, es por eso que tiene mucho mérito que Pablo Iglesias lo haga. Es como aquella frase del Ché de ‘desgraciados los tiempos en los que hay que explicar lo obvio’, opina el periodista Pascual Serrano, autor de varios libros sobre medios de comunicación y galardonado en el año 2019 con el Premio de Periodismo de Derechos Humanos que entrega la Asociación ProDerechos Humanos de España (APDHE).

El periodista español Miquel Ramos, colaborador de diversos medios españoles e internacionales, coincide con Serrano y asegura que «Iglesias no dijo nada que no supiéramos ya, lo que pasa es que cuesta mucho escuchar estas verdades a menudo y escuece a mucha gente que quiere negar una realidad que es obvia».Sin embargo, Ramos lamenta que otros colegas del gremio periodístico quieran enmarcar el debate en una «supuesta intención de controlar a los medios de comunicación».

«Es totalmente interesado y no es cierto porque en ningún momento se ha planteado controlar a los medios de comunicación, sino de defender esa pluralidad informativa y esa libertad de información que tenemos los ciudadanos de recibir información plural, no de dos empresas, que es lo que está pasando, que son dos empresas las que controlan toda la información que consumimos», asegura Ramos.

¿Quiénes controlan los medios?

Según apuntó Pablo Iglesias en su intervención del 17 de febrero, en España en el sector de la comunicación no se aplican «los principios liberales, no hay libre competencia» porque hay dos grandes grupos mediáticos «Atresmedia y Mediaset» que «alcanzan el 80% de la audiencia y absorben el 83% del mercado publicitario».

«Esto es tremendo», enfatizó Iglesias, a la vez que resaltó que los poderes mediáticos «no son contrapoderes, sino más bien brazos mediáticos de poderes económicos, y yo creo que merece cierta reflexión».

Para Serrano, el debate sobre los grandes medios de comunicación debe partir sobre quiénes están detrás.

«Tú tienes que mirar detrás de cada poder qué hay: ciudadanos, papeletas de votos, dinero, una potencia extranjera, es sencillo. Entonces tú dices ¿qué hay detrás de unos parlamentarios? Bueno hay unos votos, ahora podemos analizar qué nivel de equidad o de justicia tiene ese sistema electoral. Podemos ver qué hay detrás de un sindicato, pues unos trabajadores que han apoyado al sindicato, que podrá actuar de un modo más o menos criticable, con un sistema de elección más o menos criticable, pero hay unos votos de unos trabajadores. ¿Qué hay detrás de una ONG? Pues veamos si hay socios que pagan una cuota o hay una multinacional que la financia».

«Ahora, ¿qué hay detrás de un grupo de comunicación? Pues veamos qué hay detrás, si es una cooperativa o si está un fondo de inversión o si está una gran multinacional como Telefónica o si está el dinero del BBVA. Es evidente que detrás de los grandes grupos de comunicación hay todo esto último, es decir, grandes empresas de telefonía, de telecomunicaciones, grandes estructuras bancarias que, o son propietarias, o bien les debe dinero, grandes anunciantes, muy poquitos cooperativistas, muy poquita audiencia que colabore y muy pocos ciudadanos que les voten y mucho menos que les vigilen».Pascual Serrano Periodista.

‘Agenda setting’

Iglesias también criticó la imposición sesgada de la agenda setting, con la que los medios de comunicación establecen qué temas son de interés y cuánta cobertura se le dará.A su juicio, los medios españoles hablan más de Venezuela o del presidente Nicolás Maduro que de los problemas de los españoles. Para demostrar su señalamiento propuso un ejercicio: consultar en los principales portales de información cuáles palabras arrojaban mayores resultados.

«En la web del diario El Mundo los resultados son muy llamativos. La palabra Venezuela tiene 17.376 resultados. ¿Sabe cuántos resultados tiene la palabra desahucios? 1.668 resultados, y la palabra puertas giratorias 486 resultados. Y esto no solo sucede en los digitales, esto también ocurre en las televisiones, e incluso en la televisión pública. Le doy algunos datos, desde 2014 hasta hoy: Venezuela 3.663 veces, Maduro 2.717, ETA 2.433, desahucios 244, puertas giratorias 21. Impresiona, ¿verdad?».Pablo Iglesias vicepresidente segundo de España

La misma búsqueda en los otros dos principales diarios españoles, arrojan resultados similares.»Fíjate que Iglesias no dijo de cómo tratan a Venezuela, dijo que hablan de Venezuela. La agenda setting es algo mucho más perversa que decirte los que son buenos o malos, la agenda setting lo que impone es de lo que vas a hablar con tu familia cuando te sientas a comer o de qué vas a hablar con tus compañeros de trabajo en el descanso del café. Es mucho más sutil. Te dice cuáles son los temas que te tienen que preocupar.

Es decir, si hablan mucho de Venezuela no hace falta que digan si el Gobierno venezolano es bueno o malo, dicen que te tienes que preocupar de Venezuela. Si no hablan de desahucios, te dicen que no te tienes que preocupar de la gente a la que le quitan la vivienda y la dejan en la calle. Esa es la sutileza de la agenda setting«, explica Serrano.

«Lo que él expuso es algo mucho más evidente, no necesito ningún estudio de opinión editorial de cómo hablan de Venezuela, no, se limitó a hacer un cálculo matemático, un cálculo que no hizo él, sino que está hecho, y cuántas veces los ciudadanos de Madrid que viven desahucios constantemente, cuántas veces oyen hablar de Venezuela y cuántas veces oyen hablar de los desahucios, del recorte de sanidad o cuánto oyen hablar de un terrorismo de ETA que desde hace 10 años que no existe. El objetivo es que tú creas qué es un problema y qué no es un problema», agrega Serrano.

«Hay problemas sociales que afectan a millones de personas en España que se tratan muy poco, de una manera muy banal. Ojalá se insistiera tanto en, por ejemplo, los problemas que tienen en la Cañada Real por la luz, que les han cortado la luz desde hace meses, o por los problemas que existen con determinados colectivos sociales que están sufriendo la crisis de una manera más acentuada, como por ejemplo con los desahucios que se realizan cada día y se cubren poco porque precisamente los medios de comunicación pertenecen a grandes grupos económicos que también tienen intereses en estas políticas de vivienda, que están participadas por bancos, fondos de inversión, fondos buitre que son los responsables a la larga de los desahucios y de la precariedad de mucha gente, lo mismo que con las grandes compañías energéticas y, por eso, el interés para que no haya un control estatal y así se perpetúe esta desigualdad. Por lo tanto, estas empresas defienden sus intereses como empresas y esto, demasiadas veces, va en contra de los derechos básicos de los ciudadanos», resalta Ramos.

¿Un poder sin control?

Pero la denuncia del vicepresidente Iglesias no se limitó a cuestionar la agenda de los medios de comunicación o la falta de pluralidad informativa, sino que también denunció que el poder mediático en España presionó a Pedro Sánchez para que no pactara con Unidas Podemos y evitar así que esta formación de izquierda llegara al Gobierno. Además, denunció que ahora el poder mediático presiona para que el Gobierno y el Congreso «no aprueben determinadas leyes».

«Hace algunas semanas el ministro de Consumo, Alberto Garzón, anunció un decreto para restringir la publicidad de las casas de apuestas, ¿qué hicieron las patronales mediáticas? Se organizaron para tratar de boicotear la norma. ¿Qué es lo que van a hacer los brazos mediáticos de la patronal inmobiliaria para impedir que este Gobierno cumpla el acuerdo que firmamos y haya una ley que regule los alquileres? Presionar, presionar, presionar y presionar, cuando no les ha votado nadie, para que los representantes de la soberanía popular no puedan hacer lo que se han comprometido a hacer», alertó Iglesias.

Para Serrano, esto se entiende porque los medios de comunicación «son meras correas de transmisión del poder económico».

«Si tú tienes como dueño de un medio de comunicación a una empresa energética, evidentemente desde ese medio de comunicación se va a presionar para que no se cree una determinada ley que afecte a las eléctricas. Si hay un determinado fondo de inversión de vivienda que se dedica a los alquileres y que es accionista de un gran medio, es evidente que va a utilizar a ese medio para que presione para que no tome ninguna medida a favor de la vivienda. Eso lo han vivido mucho los gobiernos progresistas de América Latina. En España los medios, a través de las influencias de Repsol, de Telefónica no hacían más que hostigar a los gobiernos latinoamericanos».

«Te voy a contar una anécdota de una vez que un ministro cubano me preguntó ingenuamente ‘¿qué podríamos hacer para que El País deje de machacarnos todos los días en sus editoriales?’ Yo le dije que eso es muy sencillo de conseguir: usted mañana todo el petróleo que necesite Cuba se lo compra a Repsol, el sistema eléctrico lo privatiza y lo deja en manos de Iberdrola, para el sistema sanitario búsquese dos empresas españolas y que privaticen todo, el sistema de agua también se lo da a las grandes empresas de Europa y España. Si usted hace todo eso, puede estar seguro de que al día siguiente tendrá un trato impecable por parte del diario El País y los demás medios de comunicación. Iglesias tendrá que elegir porque es incompatible que hablen bien de ti los medios de comunicación y que tengas unas preocupaciones dignas con la ciudadanía». Pascual Serrano Periodista.

Sin embargo, tanto Serrano como Ramos coinciden con Iglesias con que, así como existen mecanismos para regular y controlar al poder Judicial, Ejecutivo y Legislativo, deberían existir instrumentos para tutelar al poder mediático y, además, que se garantice la pluralidad informativa y el derecho de los ciudadanos a estar bien informados.

«Sí considero que es necesario que existan mecanismos, no de control de contenidos, porque esa es la trampa, que quieren enmarcar este discurso diciendo que el Gobierno quiere controlar los contenidos, nadie quiere controlar los contenidos, lo que se quiere controlar de alguna manera es que exista la pluralidad, y que la mentira, la manipulación y la desinformación no sea algo habitual en el menú informativo de cada día y, lamentablemente, estamos viendo que la mentira, la desinformación gozan de una terrible impunidad en el Estado español, y confundir el derecho a la información con el derecho a intoxicar o a desinformar es peligroso», alerta Ramos.

«Ellos, además, actúan con un escudo, una impunidad que dicen que son la salvaguarda de la libertad de expresión, pero claro, la salvaguarda de la libertad de expresión es, ni más ni menos, que su oligopolio para tener ellos la exclusividad para difundir y contar lo que quieran. Como bien dijo Pablo Iglesias, en este momento tienen más poder para difundir un director de un periódico o un columnista de un periódico que un ministro o un diputado, con el que puedo estar o no de acuerdo, pero que representa a mucha más gente.

Es decir, un ministro al que le han votado cinco millones de personas tiene que mendigar a un periódico para que le dejen escribir una columna ¿existe algo más antidemocrático?», se pregunta Serrano.»Y un Jiménez Losantos todos los días puede estar pontificando en la radio y en un periódico sin que nadie lo haya elegido, nadie, a pesar de que Ana Rosa Quintana diga que la han elegido los ciudadanos. No, los ciudadanos eligen en las papeletas en un sistema democrático, no oyendo una radio o una televisión.

No hay ningún contrapoder porque encima ellos no permiten que nadie les toque porque dicen que son la libertad de expresión, y no, ellos no están ejerciendo la libertad de expresión, ellos están ejerciendo su derecho a la censura, a decidir quién sale a la luz y quién no, quién puede hablar y quién no, quién puede escribir y quién no, y eso, repito, se llama derecho a la censura, que es lo que ejercen esos medios de comunicación, eso no es libertad de expresión», concluye Serrano.

«A veces se confunde la libertad de expresión con la libertad de presión, o se le reduce a la voluntad de grupos de empresarios que deciden qué noticias existen y qué noticias no existen (..) Nunca tantos habían sido incomunicados por tan pocos».Eduardo GaleanoPeriodista y escritor uruguayo (1940-2015)

Cortesía de Sputnik

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