Pedro Castillo y las posibilidades de cambio en Perú

Como un vendaval andino irrumpió en el ajedrez electoral peruano la candidatura del profesor Pedro Castillo. Oriundo de Cajamarca, representa a amplios sectores sociales del mundo campesino y rural, alejados de la Lima cosmopolita. Sus propuestas de nacionalización de los recursos naturales, fin al TLC y nueva Constituyente se mezclan con su conservadurismo moral, lo que lo convierte en un protagonista extraño en la política latinoamericana ¿el cambio en Perú hacia la izquierda lo podría llevar un candidato evangélico?

Pedro Castillo y las posibilidades de cambio en Perú

Autor: Mauricio Becerra

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Perú, programadas para este domingo 6 de Junio, podrían asegurar un vuelco radical en la política peruana de las últimas décadas. Así lo adelantan las encuestas que dan por ganador Pedro Castillo, candidato del pacto Perú Libre, y quien prometió el llamado a una constituyente que redacte una nueva constitución peruana, la nacionalización de los recursos estratégicos y la redistribución de la riqueza.

La candidatura de Pedro Castillo ha sido una sorpresa para el sistema de partidos políticos peruanos, la oligarquía limeña y, sobre todo para los medios de comunicación peruanos y las agencias de información transnacionales.

En la primera vuelta, Castillo resultó el más votado entre veinte candidaturas, alcanzando un 18,92% de los votos. En un atomizado escenario político, su contendiente más cerca es Keiko Fujimori, quien obtuvo un 13,40% de respaldo. Ambos se enfrentarán a una segunda vuelta que los medios del establishment retratan como polarizada entre un candidato descrito como “marxista” y la hija de quien está condenado por graves violaciones a los derechos humanos en Perú.

PEDRO CASTILLO: POR FUERA DEL SISTEMA DE PARTIDOS POLÍTICOS

El dirigente del pacto Perú Libre es oriundo de Cajamarca, en la sierra norte de Perú, fue rondero (miembros de rondas campesinas de defensa comunitaria), es profesor de enseñanza primaria con un magíster en Psicología Educativa y fue conocido públicamente al liderar una huelga de profesores en 2017 que se extendió por todo Perú. Su programa de gobierno plantea el fin del neoliberalismo económico, la nacionalización de recursos estratégicos del país, como las explotaciones mineras, el desarrollo de lo que denomina una economía popular con mercados, el apoyo a la agricultura, el cuidado del medio ambiente y la creación de una Asamblea Constituyente que redacte una nueva constitución.

Según el economista David Aguilar, de la Universidad Nacional San Agustín (UNSA), Castillo se presenta como antisistema en relación a las instituciones como el Congreso, los partidos y los que hasta el momento han administrado el Estado, muy ligados a los problemas económicos, pero en la práctica ha sido capaz de generar amplios acuerdos a nivel de base, lo que se expresa en su candidatura presidencial.

“Más que rotular a Pedro Castillo como de derecha o de izquierda, es una persona del pueblo, que viene de abajo” – comenta el politólogo de la Universidad Nacional San Agustín (UNSA), Anthony Medina. Agrega que “las contradicciones entre arriba y abajo van mucho más allá de la ideología. De hecho, Castillo nunca se ha considerado de izquierda, ha dicho ser marxista o socialista, sino que le cae ese mote por el plan de gobierno del partido por el cual postula, pero él es un invitado de ese partido, no es militante. Castillo ha estado 12 años militando en el partido Perú Posible de Alejandro Toledo. Ingresó en dicho partido cuando Toledo representaba esa mayoría popular, campesina indígena, claro que acabó siendo reconfigurando en clave neoliberal”.

La irrupción de Castillo en las elecciones, desplazando a los candidatos de los partidos políticos tradicionales y de la izquierda formal, también representa la irrupción de un postergado sector de las sociedades peruanas, los habitantes de las provincias, ya sean al norte de Perú, la región amazónica o la zona andina. De hecho, a contrapelo de los procesos electorales recientes en otros países, la candidatura de Castillo no se desplegó en las redes sociales para hacer proselitismo.

Medina comenta que las contradicciones en Perú son varias. “Primer está la geografía del país con su vasto y complejo territorio. El 60 por ciento de éste es selva y al mismo tiempo corresponde a la zona más despoblada. Sólo el 2 por ciento de Perú es franja costera, y el 70% de la población vive allí. Dentro de ese 2 por ciento de franja costera, la tercera parte de la población vive en Lima metropolitana. Hay una gran diferencia entre Lima y el resto del país. Podemos comparar así Perú con países como Singapur y Malasia, los que concentran mucha población y riqueza en pequeñas zonas de sus territorios. Además sumemos que en Perú cada región tiene una dinámica propia y hasta un ecosistema mediático propio”.

Esto explicaría la sorpresa que significó la votación recibida por Castillo, quien no figuraba en los resultados dados por las encuestadoras. “¿Porqué las encuestas no vieron a Castillo?” – se pregunta Medina: “Pues porque operaban en términos de los términos establecidos por los medios de comunicación de Lima, respondían a las demandas de Lima y, principalmente, a los votantes de Lima. Este aspecto geográfico permite ver como en Perú una capital vive de espaldas al país”.

El politólogo destaca un segundo aspecto demográfico, en el cual “hay una preponderancia de lo urbano sobre lo rural, estando el campo más postergado en Perú. No en vano en las zonas rurales es donde aparece Sendero Luminoso”.

Finalmente, Medina distingue el aspecto económico, lo que también genera que los procesos de acumulación de capital se han concentrado fundamentalmente en Lima. “Vemos una economía muy concentrada en Lima, lo que ha beneficiado a sectores altos y medios en las últimas décadas, pero que con la pandemia en los últimos meses amplios sectores de la población, incluyendo segmentos medios, se han visto afectados.

Aguilar añade que “la pandemia ha generado un impacto económico muy fuerte. Eso posibilitó la profundización de las condiciones para un cambio radical, ya sean objetivas o subjetivas. Entre las primeras la miseria y exclusión de la población estaban allí y se profundizaron aún más. Según los indicadores de pobreza hemos retrocedido 10 años. Castillo abre de este modo la posibilidad para un sector importante de generar una transformación a lo que es el status quo de Perú”.

“Castillo representa a los de abajo – agrega Medina: el campo, las poblaciones indígenas no han votado por Castillo porque diga que es de izquierda o que sea seguidor de las corrientes latinoamericanas. No abraza el socialismo simplemente porque ha estado aislado de lo que es la izquierda continental. Es un fenómeno muy local, que responde a esas demandas”.

EVANGÉLICO, HOMOFÓBICO Y CONTRA EL ABORTO

En las elecciones peruanas también ha llamado la atención que Castillo es evangélico, manifestándose en el curso de la campaña presidencial contrario al matrimonio igualitario, el reconocimiento de la disidencia sexual y al aborto. Si bien desde que pasó a segunda vuelta ha omitido referirse a estas temáticas, pese al importante apoyo que tiene de parte de sectores evangélicos rurales, en horas recientes se ha reunido con miembros de organizaciones de la disidencia sexual, con los cuales se comprometió en el respeto de los derechos humanos.

Esta postura lo distancia de la izquierda latinoamericana del siglo XXI, la que desde un primer momento se ha posicionado en apoyo de las disidencias sexuales, el aborto y el feminismo, como era el programa de la candidata de la izquierda peruana urbana, Verónika Mendoza, quien alcanzó un 7,86% de los votos, quedando en sexta posición.

“Perú es un país fuertemente conservador”- destaca el economista David Aguilar, para quien “el carácter evangélico de Pedro Castillo explica su discurso inicial, aunque en la segunda vuelta se vio obligado a moderar determinados discursos, entrar en compromisos y asumir determinadas posturas que son reivindicativas para un sector de la población, como el aborto, los derechos de la mujer y las minorías sexuales”.

Aguilar agrega que “hay comprensión del candidato de que sectores de la sociedad no han sido representados. Sin embargo, el discurso de Castillo va dirigido a un grueso de la población que no ve esos discursos como una necesidad fundamental en el plazo inmediato. Esa gente necesita en la actual crisis una solución a sus necesidades materiales”.

Medina comenta respecto de esto que hay que considerar que “el campo es heterogéneo: la gente demanda mejor salud, educación, mejores servicios públicos, pero en términos morales también hay alto conservadurismo moral como efecto de las iglesias evangélicas que están en toda América latina. Hay muchas tradiciones populares muy conservadoras, machistas en algunos casos. Pero es así el pueblo, es heterogéneo. El pueblo no es de izquierda. En el pueblo conviven la derecha, la izquierda y varias corrientes. La candidatura de Castillo es nacional popular, siendo el espectro más reconocible para usar términos que intenten englobar el fenómeno”.

Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

El Ciudadano

Foto: Perú Libre

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