Esta mañana a eso de las 10 horas, en el ex Congreso Nacional, Sebastián Piñera dará a conocer su primer gabinete de gobierno para su segunda administración. Desde el 17 de diciembre pasado, el presidente y su grupo de confianza trabajó en relativo silencio, a diferencia de lo ocurrido hace ocho años atrás para conformar su equipo ministerial.
La contundente victoria de hace un mes en la segunda vuelta presidencial, no asegura un comienzo tranquilo de su gestión. La nueva conformación del Congreso viene a ser un desafío para el nuevo Ejecutivo, lo mismo pasa con la estructura que ha ido adquiriendo la coalición Chile Vamos, donde los partidos históricos -RN y UDI- se encuentran de bajada frente al crecimiento sostenido experimentado por Evópoli, tienda del senador electo Felipe Kast. Incluso, el mismo PRI puede provocar, a pesar de su acotado tamaño, tensiones en la interna del conglomerado de derecha.
Pero hagamos un poco de historia. Hace ocho años, con la Concertación en el mismo estado de shock que hoy vive la Nueva Mayoría, Piñera no dejaba de aparecer en los canales de televisión y en los noticieros radiales para repetir el discurso de que se estaba conformando un «gobierno de excelencia y con los mejores». Letanía que no impedía que los partidos sospecharán que los primeros elegidos por el empresarios fueran, precisamente, los indicados a la hora de gobernar.
El primer gabinete fue, finalmente, de mucho técnica y poca política, lo que a la práctica le pasó la cuenta. La movilizaciones sociales en Aysén y Magallanes fueron la primera campanada de alerta. Luego, la movilización estudiantil, tuvo a La Moneda contra las cuerdas y pidiendo la toalla. Entonces fue cuando los viejos cuadros de la derecha -Chadwick, Allamand, Matthei, Longueira- vinieron a ordenar las labores y darle un rumbo que hasta 2011 el gobierno no tenía.
Luego tropiezos más, tropiezos menos, el gobierno de Piñera terminó conducido por la UDI y con RN -el partido del presidente- relegado a papeles secundarios, para finalmente, en 2013, terminara entregando el poder a Bechelet y a la Nueva Mayoría.
En el piñerismo, al parecer, tomaron nota del desempeño ministerial de su primera administración, con tal de que a partir del 11 de marzo sea el primer paso para concretar su proyecto de un gobierno de mediano y largo plazo.
Nuevo equipo, viejos conocidos
«La primera tensión que Piñera tendrá que explicar, es la dicotomía políticos y técnicos, que fue un tema de su primer gabinete, que tenía poco peso político. Recordemos que era un gabinete que pretendía ser el de los mejores, por lo que a mitad de camino tuvo que integrar a políticos», explica el abogado, cientista político y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Cristóbal Bellolio.
Al mismo tiempo, recalca que para la actual gestión es necesario «que los ministros vayan con la camiseta puesta de los partidos. Ya que en la anterior administración los partidos tenían poco peso».
De esta forma se estima que el equipo político desde el 11 de marzo tendrá, de seguro, a Andrés Chadwick en Interior y Cecilia Pérez, en Segegob (vocería). Aparecen como posibles en Segpres, que es el puente de La Moneda con el Congreso, Cristián Monckeberg, diputado y presidente de RN, y el senador UDI, Hernán Larrán, ambos por su vasta experiencia parlamentaria. Aquí también aparece tímidamente el ex jefe programático de la campaña Gonzalo Blumel, quien hace pocas semanas ingresó a militar por Evópoli.
En Hacienda, se repetiría el plato Felipe Larraín, aunque no se descarta la opción del ex presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara. En Economía, en tanto, son los nombres de José Miguel Valente (UDI) e Ignacio Briones (Evópoli) los que postulan. En Trabajo se barajan los nombres del diputado Nicolás Monckeberg, quién no repostuló al Congreso, y Jorge Saint Jean, quien no fue electo en el distrito 13.
Mientras tanto, cerrando los ministerios más políticos, en Cancillería se sondea la opción de repetir el plato de Alfredo Moreno, hasta ayer presidente de la CPC, y del senador Larraín (UDI). En Justicia, es donde suena más fuerte el histórico parlamentario gremialista y, junto con él, Alberto Espina (RN). Este último aparece en solitario en los sondeos para la cartera de Defensa.
De concretarse, se evidencia un claro peso específico del equipo político-económico en el gabinete, lo que no se veía en la vez anterior. Al respecto, el académico de la Universidad Academia Humanismo Cristiano, Rodrigo Gangas, sostiene que «hoy no se va a dar la lógica del gobierno de excelencia, ya que la discusión será más política», recalcando que «este gabinete debe tener experiencia para lidiar con el Congreso, la discusión debe ser llevada a buscar acuerdos y para ello se debe tener un gabinete muy político».
«Hay otro dato respecto a la incorporación de caras nuevas. Éstas deben tener cierto recorrido político para que no le suceda lo mismo que en el anterior gobierno, cuando en la primera etapa los movimientos sociales los tuvieron contra las cuerdas», destaca Gangas.
Esta misma situación se da con el «fierro caliente» de los últimos dos gobiernos: educación. Aquí suenan el senador Andrés Allamand (RN); la vicerrectora de la UAI Soledad Arellano, quien fuera subsecretaría de Planificación en 2010; Sylvia Eyzaguirre quien es investigadora del CEP. Por los palos, puede meterse la ex militante UDI y ex diputada Marcela Cubillos.
Y considerando la discusión de la llamada «agenda valórica», en específico del caso del Aborto en Tres Causales, ley que se encuentra en la mira de los sectores más conservadores de la derecha. A los ministerios involucrados aparecen aspirando Lily Pérez en SernaMEG y la actual diputada Karla Rubilar y el ex presidente del Colegio Médico, Enrique Paris.
Hombre mirando a 2023
Una de las consignas más repetidas, tanto por el entonces candidato presidencial como por su equipo de campaña, es que el actual gobierno inicio de un ciclo de al menos dos períodos en el poder. Por ello, la actual conformación del equipo ministerial.
«Piñera entendió que cada ministro tratando de lucir personalmente vendrá a sumar el beneficio colectivo del gobierno», señala a El Ciudadano Bellolio, el que además agrega que el presidente electo «considera que el éxito del gobierno se juega en la sucesión, sobre todo después de la paliza que dio en segunda vuelta».
«Piñera debio quedar muy picado la vez anterior, no fue un destacado y quiere la revancha», recalca Belollio.
Mientras, Rodrigo Gangas cree que será trabajo permanente de Piñera tener que mantener los equilibrios internos tanto en el gobierno y en la coalición ya que hoy «la UDI no tiene la fuerza de hace 8 años y RN tiene mayoría, por lo que buscará llevar al gobierno más al centro».
Para ello, el académico ve fundamental la labor del posible ministro del Interior, Andrés Chadwick, y de Hernán Larraín si el objetivo del gobierno es tener un «legado de largo plazo, volver a la lógica de los consensos, una segunda transición», lo que obligará a tener una discusión más política.
«En el caso de Chadwick y Larraín podemos decir que vienen de la derecha dura pero claramente le dan un peso político al gobierno El posible ministro del Interior salvó al gobierno anterior y que hoy será clave», explica Gangas la importancia de estos dos dirigentes de la UDI en el entramado del futuro gobierno.