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Para el caso de los productores de papa el escenario es particularmente adverso. Pues, a pesar del alza en el precio de los insumos y de la inflación acumulada de 6,1% en lo que va del año, el precio de venta de la papa no sube, sino que, por el contrario, desde noviembre del 2021 se encuentra sostenidamente a la baja.
Durante el mes de agosto debieran comenzar las plantaciones tempranas de papa en Chiloé. Lamentablemente, bajo las condiciones actuales, es probable que los agricultores sólo cultiven para el autoconsumo. Esto debido al alza en el precio de los insumos, la inflación desenfrenada y a un precio de venta de la papa que parece ser lo único que va a la baja en estos tiempos.
Compartimos columna escrita por Pedro Valenzuela, asistente de investigación de Rimisp – Centro Latinoamericano sobre el Desarrollo Rural que aborda la alerta sobre la producción de papa en Chiloé.
Chiloé: Productores de papa en alerta
Por Pedro Valenzuela, asistente de investigación
Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural
Durante el mes de agosto debieran comenzar las plantaciones tempranas de papa en Chiloé. Lamentablemente, bajo las condiciones actuales, es probable que los agricultores sólo cultiven para el autoconsumo. Esto debido al alza en el precio de los insumos, la inflación desenfrenada y a un precio de venta de la papa que parece ser lo único que va a la baja en estos tiempos.
Durante abril de 2022 realizamos el trabajo de campo del proyecto Siembra Desarrollo, investigación impulsada por Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural que comenzó en 2020 y tiene como objetivo contribuir al desarrollo de la agricultura familiar en el marco de la pandemia del COVID-19 como una oportunidad clave para promover sistemas agroalimentarios sostenibles, inclusivos y sensibles a las consideraciones de género. Los resultados dan cuenta de un contexto complejo para la agricultura familiar campesina, donde los problemas ya no tienen que ver directamente con el COVID-19. Los agricultores se encuentran frente a un panorama de incertidumbre ligado a la alta dependencia de insumos internacionales y un entorno nacional difícil para la comercialización de sus productos, lo que se suma al fin de las principales políticas de protección social universales como los retiros de fondos previsionales e IFE, que fueron mecanismos fundamentales para mitigar los efectos de la pandemia en la vida de los agricultores.
Los problemas actuales, referidos a las condiciones para la siembra, afectan a todos los agricultores que utilizan fertilizantes químicos. Pequeños, medianos o grandes, del norte, de la zona central, o del sur. Es que, en cualquier negocio, independiente de lo bien que te pueda ir, uno se enfrentaría a una situación compleja si el precio de un insumo fundamental para la producción aumenta en 200%. Según datos de ODEPA, la Urea pasó de costar 367 a 1.117 pesos por kilo, en tan solo un año. Por otro lado, el Superfosfato triple subió en 104,5%, el Muriato de Potasio en 208,4%, la mezcla 7278 en 120,7% y el Cal, que tuvo un alza menor el último año, subió en 30,2%.
Para el caso de los productores de papa el escenario es particularmente adverso. Pues, a pesar del alza en el precio de los insumos y de la inflación acumulada de 6,1% en lo que va del año, el precio de venta de la papa no sube, sino que, por el contrario, desde noviembre del 2021 se encuentra sostenidamente a la baja. Se podría señalar que eso se explica por la época del año y que en este tiempo ya están las cosechas y por tanto hay más oferta. Pero si analizamos detenidamente los datos entregados por ODEPA, en abril del 2020 y 2021 el saco de papa de 25 kilos costaba cerca de 7.000 pesos en mercados mayoristas, mientras que, este año, ese mismo saco, cuesta 8.000 pesos. O sea, en un año, mientras el insumo para la producción aumentó en 200%, su precio de venta solo aumentó 40 pesos por kilo.
Figura 1: Precio mensual de la Papa en los mercados mayoristas
Elaboración propia con datos de ODEPA.
Los datos presentados anteriormente se corresponden con la información levantada en el trabajo de campo señalado, los grupos focales con los productores y las entrevistas con otros actores clave del sistema alimentario, dando cuenta de la compleja situación actual. Un intermediario de papa mencionaba: “La papa no sube, uno la sigue vendiendo al mismo precio y aun así no se vende. Todo ha subido en Chiloé, pero la papa nada”. En la misma línea, un proveedor de insumos agrega un aspecto clave para comprender lo difícil de la situación y el porqué del peligro que enfrenta el cultivo de papa chilota: “Apenas se abren vacantes en las pesqueras la gente se va, porque esto de la agricultura cada vez está más complicado, está todo más caro, la gente busca la forma más fácil. Y creo que ahora para la gente es más fácil trabajar en la pesquera que en el campo”.
Entonces la pregunta es ¿Cómo asegurar el cultivo de papa en Chiloé? En junio de este año el director de INDAP señaló la inclusión del rubro de la papa al Plan “Siembra por Chile”, que significa un subsidio de 200.000 pesos por hectárea con un tope de cinco hectáreas. No hay duda de que la medida intenta abordar el problema, pero la situación actual es tan compleja que ya no depende solo de entregar subsidios para que los agricultores cuenten con el dinero suficiente para sembrar sus campos, también hay que asegurarse de que dicha inversión sea rentable. De lo contrario, si el subsidio no va en la dirección correcta, puede terminar beneficiando a productores y/o importadores de fertilizantes en vez de motivar la producción y la seguridad alimentaria. En esa línea, la planificación en políticas de producción de alimentos, encadenamientos productivos de los alimentos y la coordinación intersectorial, pueden ser elementos a considerar.