No hay dudas de que el plástico es un gran contaminante, pero, ¿podemos vivir sin él? ¿Sería posible reciclarlo por completo? ¿Cuál es el principal problema con los microplásticos? Sobre la visión científica y las posibles soluciones al problema habló el profesor del Instituto ruso Skólkovo (Skoltech) Keith Stevens.
Vivimos en el mundo del plástico, un importante componente de la vida cotidiana, recuerda Stevens. «Cuando pides algo en línea o vas a una tienda, tu compra requiere un empaque protector y, por lo general, es de plástico. Se producen anualmente alrededor de 160 millones de toneladas de etileno, el volumen de este mercado es de 160.000 millones de dólares al año».
Y todo eso, de un material que es casi eterno. Stevens explica que la densidad del plástico determina la rapidez con la que se descompone después de su uso, pero en cualquier caso, se trata de miles de años. «El plástico no es degradable. Pero incluso cuando se trata de otras formas de plástico, todavía terminas con plástico resistente a la degradación».
Por otro lado, los científicos desde hace décadas comenzaron a pensar en cómo podrían reducir las emisiones de CO2 en el proceso de producción de plástico, como parte de los esfuerzos de la humanidad para eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero, que están involucrados en el cambio climático. Por tanto, se busca una forma de capturar CO2 de la atmósfera o utilizarlo para la producción de productos.
«Se ha propuesto producir monóxido de carbono (CO) a partir de CO2 en el proceso de fabricación de plásticos, que no tiene un efecto tan perjudicial en la atmósfera. Pero sigue siendo caro si se convierte CO2 en monóxido de carbono utilizando electricidad», refiere el profesor.
En la actualidad, científicos de diferentes países «están trabajando en métodos nuevos y más respetuosos con el medio ambiente para producir etileno a partir de diversas materias primas, principalmente gas natural. Si esto tiene éxito, la contaminación se reducirá significativamente», vaticina.
Los científicos también han descubierto que los catalizadores especiales que se encuentran en una celda electroquímica de pH alto pueden crear compuestos más selectivos como el etanol y el etileno. El desarrollo de este enfoque ha llevado a la conclusión de que el 87% de las emisiones de CO2 se pueden convertir en etanol y etileno. «Pero, lamentablemente, incluso esos éxitos no se pueden traducir en un uso comercial, no es rentable», dice Stevens. «Todo esto todavía está disponible a muy pequeña escala. Una vez más, es necesario construir una planta piloto para ver cómo funcionará. Las tecnologías que se ofrecen ahora tienen muchas desventajas que no se pueden resolver a gran escala.»
¿Tal vez entonces la humanidad debería abandonar el plástico?
«Creo que la humanidad nunca podrá renunciar al plástico. El plástico tiene tantos beneficios que abandonarlo sería un retroceso a la Edad de Piedra. No creo que mucha gente se sacrifique por el bien de la vida en la naturaleza, como nuestros antepasados. Si hablamos de una sociedad industrial, hasta ahora, las alternativas al plástico son más caras que el plástico. Además, cuando hablemos de reemplazar el plástico por madera o biomateriales, aún tendremos que liberar CO2 adicional a la atmósfera», considera.
Otro asunto que requiere atención es el de los microplásticos, que se agregan a productos de belleza como mascarillas, exfoliantes o cremas, algunas de uso diario, como las pastas dentales. «El problema con los microplásticos es el tamaño de partícula muy pequeño. La producción en masa de productos de microplásticos ha dado lugar a que estas partículas se encuentren donde no podrían haberlo imaginado. Incluso en el Ártico, incluso en el hielo, se encontraron microplásticos», asevera Stevens.
«Agregaré que la mayoría de los microplásticos casi no están sujetos a degradación; puede perdurar durante más de mil años. Nuevamente, debido a su pequeño tamaño, estas partículas penetran en organismos vivos, por ejemplo, en humanos, animales, peces. Surge la pregunta: ¿qué nivel de microplásticos puede considerarse potencialmente mortal?», se pregunta y agrega que ya existen evidencias de microplásticos que han penetrado en los órganos de aves o animales y tienen un efecto negativo sobre ellos.
De cualquier modo, no cree que la industria vaya a negarse a usar los microplásticos, en todo caso se intentará buscar opciones más degradables y solucionar el problema de la recogida de microplásticos, pero se hace difícil separarlo de otras sustancias.
Otro problema es el reciclaje. «Solo podemos reciclar el 20% de los plásticos, porque reciclar el 80% restante cuesta mucho más que el plástico en sí. Por lo tanto, nos encontramos en un círculo vicioso que necesita ser resuelto»Mientras tanto, se hace necesario introducir más reglas para lo que usamos como empaque, considera. «Cuando vas a grandes tiendas necesitas un cuchillo bastante afilado para abrir el paquete de muchos productos. Personalmente, siempre me arrepiento de tener que abrir el embalaje y así hacerlo inutilizable. Creo que esta puede ser un área en la que la gente puede renunciar a esta forma de usar plástico, pueden decir ¡basta!»
A la humanidad le queda un largo camino por delante en este sentido.En Rusia concretamente, el gobierno ha propuesto prohibir las pajitas desechables, por ejemplo, pero se recicla aún muy poco.
«Por lo que puedo ver, el reciclaje aún no se usa de manera tan activa en Rusia, la gente no intenta clasificar los desechos, mientras que la clasificación permite aumentar el volumen de reciclaje. Si las tiendas se rehúsan al uso de bolsas de plástico, se evitaría plástico adicional en nuestras vidas», concluye.
Cortesía de Sputnik