Gianco Raglianti, entre diversas otras actividades, fue uno de los fundadores y un pilar fundamental de Prensa OPAL, medio independiente de comunicación popular.
Londres 38, espacio de memorias, publicaba el sábado 25 de febrero: “Con profunda pena, nos sumamos a la despedida física de Gianco Raglianti, incansable comunicador popular, fundador de OPAL Prensa y colaborador de Londres 38 (…) Un compañero cuya ternura, moral y dignidad eran altas, hondas e inquebrantables”
También indicaron: “Nuestro amor a su familia y amigxs en este duro momento. Y a ti, querido Gianco, un abrazo apretado como los que solías darnos. Venceremos”
«Y en tanto me quede amor que entregar,
Y en tanto me quede una gota de sangre,
Yo defenderé mi derecho a soñar».
Tus compañeras y compañeros de Londres 38, espacio de memorias.
También, desde Prensa OPAL, realizaron una publicación en homenaje.
“Hay que morir con las botas puestas”
Prensa Opal
Quedaríamos cortos en esta publicación para definir a un ser humano, que a pesar de las limitaciones físicas en estos últimos tiempos, fue capaz de estar en la calle una y otra vez, así como también en distintos momentos históricos, haciéndole honor a su discurso de vida. Sabemos que lo recordarán los que estuvieron en la lucha contra la dictadura en las organizaciones estudiantiles, en las que Gianco Raglianti aportó desde la autodefensa. Sabemos que lo recordarán aquellos que compartieron la lucha partidaria en las Juventudes comunistas, como también a quienes lo acompañaron en la fundación de la “Juventud Patriótica”, coincidiendo y a propósito del quiebre de los combatientes rodriguistas (FPMR) con la dirigencia del Partido Comunista. Sabemos que te recordarán, los que, disciplinadamente y con una conciencia política de categoría, empuñaron las armas en defensa del pueblo. Sabemos que te recordarán aquellos que, valientemente, asumieron la tarea internacionalista en solidaridad armada con los pueblos oprimidos de América latina.
Sabemos que te recordarán, los que en las calles te vieron encarando sin miedo a la represión, los que recibieron el gesto solidario, la palabra precisa, la sonrisa perfecta, la caricia necesaria, el amor desinteresado, la crítica constructiva, la sencillez, la humildad, la generosidad infinita de tus saberes como profe, y de tu apetito por el saber como alumno, y por sobre todo, tu inquieta y desbordante creatividad, que puede reconocerse en todos los ámbitos y relaciones.
Los que tuvimos el inmenso honor de compartir ideas y trabajar en esta porfiada e indefectible tarea de hacer resistencia desde las comunicaciones, nos queda seguir adelante con el camino trazado y que dio vida a OPAL, recordando con orgullo lo que tú decías “hay que morir con las botas puestas”.
Hasta siempre hermano…