El Estado chileno suscribió un tratado con el Pueblo Mapuche en el año 1825 que se denominó “Tapihue”, acto oficial del Estado, asumido por el gobierno de Ramón Freire y el Congreso de la República.
Acceder aquí a documento histórico Tratado de Tapihue suscrito el 7 de enero de 1825
El tratado de Tapihue reconocía la jurisdicción y soberanía Mapuche del río Bio Bio al Sur, el que fue violado a partir de la llamada “pacificación de la Araucanía” que consistió en una invasión y masacre bélica al territorio y su población en el sur.
Considerado un instrumento para la paz, el diálogo, la justicia y la reparación, el Tratado de Tapihue es conmemorado en diversos territorios Mapuche, como es Loncoche convocado por diversas autoridades tradicionales o en la comunidad Juan Canuleo, carretera Victoria Traiguén, entre diversos otros lugares.
Desde la comunidad señalan: “Se extiende invitación a la Nación Mapuche los días 6 y 7 de enero del 2023, para conmemorar una vez más, el acto diplomático entre la Nación Mapuche y la República de Chile, que fue el Parlamento General de Tapihue del 7 de enero de 1825, donde se firmó la paz y establecieron acuerdos de comercio, entre otros (…) Nos autoconvocamos en comunidad Juan Canuleo 2 a 5 kilómetros carretera de Victoria – Traiguén”.
El lugar Tapihue
El lugar escogido para tal encuentro era uno conocido. Fue en el sector de Tapihue, en comuna de Yumbel. Más específicamente, en la confluencia del estero Tapihue con el rio Claro, no muy lejos de la comuna. Ese lugar ya había sido escenario de parlamentos similares el 1 de enero de 1716, 8 de diciembre de 1738, 20 de diciembre de 1746 y 21 de diciembre de 1774.
En efecto, el 7 de enero de 1825, durante el gobierno del General Ramón Freire, se inició el Parlamento General, nuevamente en Tapihue. Hubo un representante y militar chileno enviado por el Congreso de la República con plenos poderes (el capitán Pedro) mientras que su contraparte fueron las máximas autoridades de las confederaciones guerreras (butalmapus) mapuches, encabezadas por el lonco Francisco Mariluán.
En lo sustantivo, se fijaron las condiciones para regular las relaciones entre los chilenos y los indígenas, reconociendo la soberanía política de ese pueblo desde el río Biobío hacia el sur.
Hoy en esta comuna, la Municipalidad a través de su alcalde, José Sáez, promueve un evento para conmemorar su celebración, sin embargo, la actividad cuenta con el apoyo de CMPC, el holding de la empresa forestal Mininco, una de las principales empresas que mantiene conflictos territoriales con el pueblo mapuche a causa de la ocupación de tierras ancestrales y de los impactos de esta industria.
Del encuentro de paz a la masacre estatal
El breve periodo de respeto y reconocimiento del primer periodo de independencia de la república de Chile cambia abruptamente, señalándose como uno de los motivos el intervencionismo y financiamiento del imperio británico a través de varios agentes en Chile y Argentina, desde donde se impulsan las denominadas campañas militares “pacificación de la Araucanía” que encabezó Cornelio Saavedra en Chile y “Campañas al desierto” que encabezó Julio Argentino Roca.
la llamada “pacificación de la araucanía”, que fue la invasión a los territorios Mapuche para anexar estas tierras a los intereses de las explotaciones salitreras, la que se materializa finalmente en 1881. Simultáneamente en argentina se realiza la llamada “Conquista del desierto”, que fue el acto de genocidio cometido por el estado argentino en territorio Mapuche y que se concreta en 1883.
En el lado de Ngulumapu que se conoce hoy como centro sur de Chile, buena parte de los territorios usurpados fueron destinados a los denominados graneros, con la introducción masiva a partir de 1884 de colonos europeos y la interconexión del ferrocarril, cuyo objetivo principal era proveer de trigo y cebada a la población que participaba en la explotación del salitre en el norte, que fueron parte de los botines de la llamada “guerra del pacífico”.
Para generar este escenario de invasión y masacres en territorio Mapuche, prevaleció la opinión transversal de diversos actores de influencia del aparato estatal para gatillar un genocidio a nombre de “progresos, soberanías, civilidad y evangelios”. A modo de ejemplo, en el año 1859, el Diario El Mercurio de Valparaiso, publicaba: “Los hombres no nacieron para vivir inútilmente y como los animales selváticos, sin provecho del género humano; y una asociación de bárbaros, tan bárbaros como los pampas o como los araucanos, no es más que una horda de fieras, que es urgente encadenar o destruir en el interés de la humanidad y en el bien de la civilización (….) raza soberbia y sanguinaria, cuya sola presencia en esas campañas es una amenaza palpitante, una angustia para las riquezas de las ricas provincias del sur…”
Al año 1868 “Benjamín Vicuña Mackenna”, intelectual chileno y post candidato a la presidencia, señaló: “El indio, no es sino un bruto indomable, enemigo de la civilización porque sólo adora los vicios en que vive sumergido, la ociosidad, la embriaguez, la mentira, la traición y todo ese conjunto de abominaciones que constituyen la vida salvaje” (“Primer discurso sobre la pacificación de la Araucanía”)
En el año 1882 el periódico “El Precursor”, Nº 8, publicaba: “No es claro como la luz que la repartición de los extensos territorios de la Araucanía a nuestros 30.000 soldados (por la guerra del pacífico) sería, a la vez el premio sagrado a que son acreedores los abnegados servidores de la patria, el camino más expedito para dominar la barbarie (por la zona mapuche) y agregar a la república una provincia virgen y, por lo mismo, rica e inagotable”.
Las consecuencias de las masacres estatales
Un Informe trabajo de investigación de ejecutados Mapuches, cuyo autor investigador es Hernán Curiñir Lincoqueo, de la Asociación de Investigación y Desarrollo Mapuche (AIDMapuche), da cuenta de diversos antecedentes sobre las acciones bélicas y coloniales del estado chileno, desprendiendo que las campañas bélicas del estado chileno entre 1860 a 1881 habrían causado el asesinato directo de 50 mil a 70 mil Mapuche.
Consecutivamente, estuvo la facilitación estatal para el genocidio de pueblos indígenas australes como Seknam y Kawaskar. Siguiendo una seguidilla de actos atroces ahora contra sectores de trabajadores obreros, con amplia presencia indígena, como la matanza de la Escuela Santa María de Iquique que incluyó a familias completas a causa de la explotación salitreras (1907). Asimismo, la Masacre al levantamento de Ránquil que se produjo en junio y julio de 1934, contra grupos de campesinos mapuches en el sector Pewenche de Lonquimay y Alto Bio Bio quienes se habían levantado contra los abusos estatales y de los patrones. Sigue, la matanza del seguro obrero (1938). El mismo golpe de 1973 arrojando una serie de detenidos, desaparecidos, ejecutados, violentados por poderes fácticos, entre varios otros actos de violencia estructural.
Hoy, algunos sectores conservadores hablan de reconocer tierras de acuerdo a los denominados Títulos de Merced que eran parte de poco más del 5 % del territorio Mapuche que el estado dejó. Otras visiones apuntan a establecer reparaciones proporcionales de acuerdo a la economía y control efectivo de las tierras a través de la ganadería que había en la época donde una buena parte fue a parar a intereses de colonos europeos.
Las tierras Mapuche que quedan en el presente, además, están en grave riesgo a causa de los impactos de la industria forestal, agroindustria, hidroeléctricas, acuícolas, entre otras, que han venido generando diversos nuevos estragos a la vida de las comunidades y la devastación de numerosos territorios.
A modo de ejemplo, se estima que en el centro sur de Chile hay tres millones de hectáreas de especies exóticas de pinos y eucaliptus, donde cerca dos millones son concentrados por dos grupos económicos: Matte, con CMPC – Forestal Mininco y más de 750.000 hectáreas; y, Angelini, con Celco – Forestal Arauco, con más de 1.200.000 hectáreas. Se estima que el Pueblo Mapuche, incluyendo las tierras que han sido entregadas vía subsidio, no superarían las 650.000 hectáreas para una población que se estima en un millón quinientas mil personas.
Uno de los tantos descendientes de los colonos europeos que han usufructuado del territorio mapuche usurpado por el Estado, es Jorge Luschinger, desde donde se han originado una serie de conflictos a causa de la tenencia de tierras, quien, en una entrevista publicada en la Revista Qué Pasa N° 1784, de 18 de junio de 2005 (págs. 16 a 20), señalaba: «El indio no ha trabajado nunca. El mapuche es un depredador, vive de lo que aporta la naturaleza, no tiene capacidad intelectual, ni tiene voluntad, no tiene medios económicos, no tiene insumos. No tiene nada»… Dos páginas más adelante, el periodista le inquiere «Pero Ud. Tuvo trabajadores mapuche que le sirvieron por más de 30 años ¿No confía en ellos?», Luchsinger responde: «Yo confío mientras los veo, pero creo que ellos dicen lo que a mi me gustaría escuchar y hacen lo que ellos quieren. El mapuche es ladino, torcido, desleal y abusador», esto, como de discursos odiosos, intolerantes y xenófobos que ciertos sectores han venido promoviendo.
El 3 de septiembre del 2010, Sergio Villalobos, cuyos textos de historia son obligatorios en las mallas curriculares de la educación chilena, quien niega la existencia Mapuche, señalaba en carta publicada en el Mercurio: ”La cultura dominante debe ayudar e inducir aquel desarrollo que, naturalmente, debe basarse en la voluntad y el entusiasmo de los favorecidos. Pero de contado, ni Estado ni leyes propias, autonomía ni bandera diferente. Tampoco compensaciones pecuniarias por fallos adversos de la justicia”.
El racismo ha sido transversal en diversos sectores, han sido punto de unidad por ejemplo entre diversos sectores políticos. En el año 1989, el dictador Augusto Pinochet Ugarte” en entrevista realizada por revista análisis, Nº 30, señalaba:”¿Que cree usted, que nosotros somos un País de indios?”. En el año 1990, el ex presidente Ricardo Lagos escobar”, publicado en el Diario Austral, octubre 1991, señalaba: “Afortunadamente este es un País racialmente homogéneo”. En el año 1991, Sergio Diez, ex senador de Renovación Nacional, en una publicación de El Diario Austral del 10/24/91, indicaba: “El único Pueblo es el Pueblo chileno, conformado por historia y tradición, del cual forman parte, lógicamente los chilenos de origen mapuche, con chilenos de origen español, como los chilenos de origen alemán”. En el año 1992, nuevamente Ricardo Lagos Escobar, indicaba en publicación Diario El Mercurio con fecha 11 de junio de dicho año: “En Chile somos 13 millones de chilenos”.
Un País enfermo, es un País que es controlado por un estado racista, excluyente y genocida, que no es capaz de reconocer la diversidad, que no es capaz de valorar al otro, de respetarlo ni reparar los abusos y atropellos. Es esta la realidad que debe ser transformada de una vez.
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Ver también
La presencia del “koyang” o “parlamentos” con la Corona Española, son instrumentos de derecho como parte de negociaciones e interacciones.
Por Alfredo Seguel
La carta de Bernardo O”Higgins a los pueblos libres del Bio bío al sur.
Ver Aquí carta de O”Higgins de 13 de marzo de 1819 – Hacer Click /