Por Margarita Labarca Goddard
Claudia Sheinbaum ganó la presidencia de México, con un 60 por ciento de los votos, 30 puntos por encima de su más cercana competidora. Aquí, un país que tiene fama de machista, se enfrentaron dos mujeres muy diferentes, por cierto: una de izquierda y otra de derecha, para decirlo claramente.
Ustedes pueden buscar a Claudia en Internet, pero como yo vivo hace años en México, puedo explicar algunas pequeñas cosas que no están en la red.
Claudia tiene 62 años pero aparenta 40. Alta, delgada, siempre muy bien peinada con el cabello recogido, jamás suelto, como corresponde a una dama. Elegante sin excesos, en los debates con sus contrincantes siempre mantuvo un tono mesurado y respetoso, propio de la dignidad del cargo que pronto va a ostentar.
Claudia es una científica, académica y política mexicana de izquierda de toda la vida. Estudió Física en la Unam, igual que uno de mis hijos.
Sus padres provienen de una familia judía de origen lituano y búlgaro, pero ambos nacieron en México, por lo cual Claudia no es mexicana de primera generación, lo es de segunda o tercera generación. Tanto el padre como la madre de Claudia eran personas de izquierda que participaron en el conocido y trágico movimiento estudiantil del 68.
¿Y quién no va a ser de izquierda con esos padres?, pensarán ustedes. Pero no crean, en Chile se ha dado muchas veces el caso contrario; no necesito dar nombres porque todos los conocemos.
Su padre, ya fallecido, fue un reconocido ingeniero químico y, su madre, Annie Pardo, activa militante comunista y una de las más importantes y destacadas investigadoras de la Unam, que, a sus 83 o más años, ha recibido el premio nacional de ciencias en la categoría de ciencias físico-matemáticas y naturales.
Actualmente Annie Pardo está casada con un chileno proveniente del exilio, Moisés Selman Lama, poco conocido entre los exiliados chilenos en este país, que fue militante del MIR en Concepción y que ha dicho una frase extraordinaria, digna de tallarse en mármol: “México me salvó la vida y yo estoy dando la vida por México, así que creo que ya no tenemos deudas pendientes.”
Don Moises Selman Lama obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México en 2008, en materias de Neumología y Cirugía de Tórax.
Claudia lo describe así: “Moisés siempre tiene tiempo para cuando se le necesita, pero en la familia también sabemos que tiene tiempos sagrados, como la lectura de sus novelas policíacas o para el fútbol de los domingos. Moisés Selman, un gran científico y una gran persona. Y –permítanme hacer una referencia familiar: gracias, Moisés, por ser un padre para nosotros y un abuelo ejemplar.”
Claudia estudió danza en su niñez y juventud y eso le ha servido para conservar ese cuerpo de bailarina que le vemos a los 60 y tantos años.
Ella se casó en 1987 con Carlos Imaz Gispert, miembro fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y jefe delegacional de Tlalpan (2003-2004). Tuvieron dos hijos, Mariana Imaz Sheinbaum y Rodrigo Imaz Alarcón, proveniente de una relación anterior de Carlos, pero que fue criado por Claudia como hijo propio y como un querido hermano para Mariana.
Carlos Imaz y Claudia se divorciaron en 2016 y en noviembre de 2023 ella contrajo nuevo matrimonio con Jesús María Tarriba, doctor en ciencia física por la UNAM y su ex compañero y novio en la Universidad. Para que vean que las sesentonas todavía pueden pegar ¿Cuándo se sabe que van a ser presidentas del país? No, no sean malpensados, no es así.
No les voy a detallar los puestos públicos y académicos que ha tenido esta compañera, como Jefa de la Alcaldía de Tlalpan, donde vive hace 30 años en una casa arrendada.
Doña Xochitl Gálvez, la otra candidata, manifestó al respecto que “Si a los 60 años no tienes un patrimonio, es porque eres bien guey”. Ahí pueden ver ustedes la diferencia de estilos -Claudia ha desempeñado también otros puestos públicos, como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y otros cargos, como ministra, además de su actividad académica. Todo eso lo pueden encontrar en Internet si les interesa.
¿Y qué piensan de ella sus subordinados? Ay, ay, ay, en eso es terrible porque se lo ha aprendido a Andrés Manuel López Obrador: trabaja hasta las 10 de la noche y comenzar a las cinco de la mañana. Y ya supondrán ustedes que una mujer para llegar a la oficina con un aspecto adecuado y presentable tiene que levantarse como a las tres de la mañana.
Sobre todo si vive en Tlalpan, al extremo sur de la ciudad y tiene su oficina en el Zócalo, por lo menos una hora o una hora y media de viaje. ¿Cómo lo hace? No lo sé, pero veo que es como Andrés Manuel: esa gente ha aprendido a dormir muy poco, a lo más cuatro o cinco horas diarias. ¿Eso se aprende? Pues parece que sí.
Y sus subordinados tienen que seguirle el ritmo. Si los cita a las cinco, cuando ellos llegan puntualmente, ella ya está allí. Esto puede ser odioso, pero es que la Cuarta Transformación se ha propuesto sacar a México del subdesarrollo, eliminar la enorme desigualdad que ensombrece la vida de la mayoría de la población, erradicar la corrupción que campeaba en todos lados.
¿Y qué podemos esperar de ella? Quizás cosas muy buenas y cosas no tan buenas, porque no hay gobiernos perfectos. Pero sabemos que seguirá las aguas de Andrés Manuel López Obrador, cuyas principales consignas han sido “Primero los pobres”, y la frase de Benito Juárez “Con el pueblo todo, sin el pueblo, nada”.
Por Margarita Labarca Goddard
Chilena radicada en México
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