Raquel Olea: “Aparentemente, la mujer lesbiana que elige como compañera de vida a otra mujer, está renunciando a la maternidad”

Abrimos el espacio de Lecturas Ciudadanas con una entrevista a la académica chilena Raquel Olea, quien realizó un agudo análisis respecto a la presencia de las mujeres en la sociedad

Raquel Olea: “Aparentemente, la mujer lesbiana que elige como compañera de vida a otra mujer, está renunciando a la maternidad”

Autor: Pia
Pia

Raquel Olea

Abrimos el espacio de Lecturas Ciudadanas con una entrevista a la académica chilena Raquel Olea, quien realizó un agudo análisis respecto a la presencia de las mujeres en la sociedad. La Doctora en literatura, escritora y crítica literaria conversó sobre importantes temas que gravitan en torno al debate del discurso público ejercido por mujeres. Entre los textos publicados por Olea destacan: Lengua víbora: producciones de lo femenino en la escritura de mujeres chilenas (1998), El género en apuros: discursos públicos: Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, compilado junto a Olga Grau y Francisca Pérez (2000) y Como traje de fiesta (2009).

Leticia Contreras: Las mujeres han sido históricamente sojuzgadas a través de dispositivos de control social, sin embargo, frente a la cultura patriarcal se han organizado para reivindicar sus derechos en la sociedad. En relación a lo anterior, ¿Cuál es su análisis sobre los movimientos feministas actuales chilenos?

Raquel Olea: Bueno, cuando tú hablas de discurso contrahegemónico me imagino que no estás poniendo al feminismo en ninguna hegemonía. Al contrario, es un discurso disidente, pero que en algún punto tienen una crítica al feminismo, al que califican de un cierto esencialismo, porque pasa por la cuestión del cuerpo. El cuerpo/mujer es la cuestión del feminismo histórico. Es decir, toda la crítica del feminismo a la sociedad patriarcal pasa por la sumisión, la alteridad, la supresión y la minoridad del cuerpo femenino. Y estos nuevos discursos, a los que tú te refieres, me imagino yo, que son los discursos transgéneros, la teoría queer, entre otros, que justamente des-esencializan la noción de identidad y la movilizan. Entonces el cuerpo de la mujer ya no es necesariamente el cuerpo del feminismo como aparato crítico, como aparato teórico o como reivindicación social, porque todos los cuerpos también son objeto de instrumentalización. Con esto me refiero a todos los cuerpos minoritarios: entre ellos tenemos al cuerpo homosexual, al cuerpo transgénero, además de toda la potencialidad de los cuerpos que pueden transformarse y asumir otras identidades.

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Pero creo, que ahí una tendría que hacer una distinción en un tipo de feminismo, que puede llegar a ser un feminismo más tradicional desde la perspectiva de los movimientos queer de la manera en que siguen situados como en una “identidad” femenina y allí, yo me sitúo como en los dos lugares, porque creo que los nuevos movimientos o las nuevas perspectivas críticas frente al cuerpo, no necesariamente han resuelto los problemas. Las mujeres siguen siendo violentadas, golpeadas, ganando menos salarios, siendo objetos del deseo masculino, en definitiva siendo un cuerpo minorizado e instrumentalizado, por toda la ideología capitalista liberal. En ese sentido, a mí me parece que un feminismo que siga situándose en ese lugar para defender o para luchar por la “emancipación”, que ya es una palabra demasiado usada, es completamente legítimo. Hace poco en una reunión de jóvenes feministas, les dije: ¿cuáles son las propuestas de ustedes, o sea, el feminismo jóven de Chile qué está haciendo hoy día? y la gran discusión que tienen es ¡si se aceptan hombres o no!.

L.C: Para el imaginario heterosexual, la homosexualidad altera las lógicas dominantes establecidas en el plano del deseo y los placeres. Ésta situación alcanza ribetes de peligrosidad cuando dos mujeres se declaran abiertamente lesbianas. Me gustaría saber ¿Qué opina sobre las uniones civiles homosexuales, específicamente entre lesbianas? ¿Cómo observa usted los agenciamientos políticos sobre la maternidad lésbica?

R.O: Yo creo que en las luchas de la homosexualidad, en sus discursos pero en su visibilidad se reproduce algo que sucede también en la sociedad heterosexual: que las mujeres son minoritarias. Y cuando digo “minoritarias” no me refiero a una cantidad, sino que a un sujeto que tiene un poder menor al interior del grupo, o sea, en el núcleo del grupo sexual siempre imperará la homosexualidad masculina, pues ellos son los que poseen el discurso, son el sujeto público visible, mucho más que las lesbianas. Entonces, ahí hay que preguntarse por qué en esos espacios se reproduce la verticalidad pese a que la enunciación sea efectuada por un varón homosexual, otorgándole más poder que a una mujer, en ese caso, una mujer lesbiana.

Miremos lo que ocurre en Chile, ¿quiénes son los dirigentes homosexuales más visibilizados? Son hombres y ahora, algunas transgéneros. Me parece a mí que el lesbianismo es más castigado o más estigmatizado, porque las mujeres lesbianas están ejerciendo una cultura en un campo simbólico eminentemente patriarcal donde se las vincula directamente con una maternidad clausurada. Vale decir, aparentemente, la mujer lesbiana que elige como compañera de vida a otra mujer, está renunciando a la maternidad. Sin embargo, esta situación hoy en día está sometida a interrogantes pues hay muchas mujeres lesbianas que actualmente tienen hijos por inseminación artificial o deciden tener hijos con un varón e inclusive tuvieron hijos anteriormente. Además, sucede que se conoce mucho menos del lesbianismo, porque hubo en la cultura o en la historia figuras masculinas muy relevantes que se han declarado abiertamente homosexuales y en el caso del lesbianismo, es mucho menor el registro en ese sentido.

Revisa la entrevista completa en http://lecturasciudadanas.cl

Por Leticia Contreras


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