Un equipo internacional de científicos desarrolló un estudio que afirma que las partículas finas del aire contaminado —que penetran en el cerebro con el torrente sanguíneo después de haber sido inhaladas por la nariz o a través del intestino— están relacionadas con el desarrollo de las enfermedades de Alzheimer y Parkinson.
Los investigadores encontraron abundantes nanopartículas ricas en metales contaminantes en los tallos cerebrales de 186 jóvenes de la Ciudad de México que habían muerto repentinamente entre los 11 meses y los 27 años. Estas coincidían con la forma y la composición química de las partículas producidas por el tráfico, a través de la combustión y la fricción de las pastillas y los discos de freno, y que abundan en el aire de la Ciudad de México y muchas otras ciudades a nivel mundial.
La investigación encontró las nanopartículas en la sustancia negra, un área clave del cerebro en la enfermedad de Parkinson. Además, los científicos asociaron dichas nanopartículas con las proteínas anormales que son características del Alzheimer y el Parkinson en los cerebros analizados, procedentes de la capital mexicana. Estas proteínas aberrantes no se encontraron en los cerebros de personas de la misma edad de áreas menos contaminadas, indican los científicos en su estudio que va a publicarse en la revista Environmental Research en diciembre, pero del que ya hay un extracto disponible en línea.
Una de los autores de la investigación, la profesora Barbara Maher, de la Universidad de Lancaster (Reino Unido), en sus comentarios para The Guardian admitió que el resultado de su estudio «es aterrador porque incluso en los bebés hay neuropatología en el tronco cerebral».
Asimismo, Maher explicó que su investigación es un primer paso y proporciona hipótesis que ahora podrían probarse por otros estudios.
«No podemos probar la causalidad hasta ahora, pero ¿cómo se puede esperar que estas nanopartículas que contienen esas especies de metales, se asienten inertes e inofensivas dentro de las células críticas del cerebro? Esa es la prueba definitiva: en serio, parece que esas nanopartículas están disparando las balas que están causando el daño neurodegenerativo observado», señaló.
La profesora explicó que era importante estudiar los cerebros de los niños, ya que no han experimentado otros factores asociados con la demencia, como el consumo de alcohol. «Definitivamente habrá factores genéticos y es muy probable que haya otros neurotóxicos. Pero lo que tiene de especial la contaminación del aire es la frecuencia con la que la gente está expuesta. No creo que los sistemas humanos hayan desarrollado ningún mecanismo de defensa para protegerse de las nanopartículas», observó.
El medio indica que si los descubrimientos de este estudio pionero se confirman en las investigaciones futuras, «tendría implicaciones mundiales porque el 90 % de la población mundial vive respirando aire sucio».
Fuente: Actualidad RT.