Rusia lucha contra la expansión del neonazismo

Discurso pronunciado por el Embajador de Rusia en Chile, Sergei N. Koshkin, en la recepción diplomática con motivo del Día de Rusia (14 de junio de 2024).

Rusia lucha contra la expansión del neonazismo

Autor: El Ciudadano

Por Sergei N. Koshkin

Distinguidos invitados, legisladores, colegas embajadores y miembros del cuerpo diplomático, representantes de la Cancillería chilena, de círculos políticos y empresariales, organizaciones sociales, autoridades universitarias.

Señoras y Señores, amigos.

¡Muy bienvenidos todos!

Así que mi misión como embajador en este país está próxima a terminar. Considero oportuno hacer un breve resumen de estos últimos tres y medio años que me tocó estar entre Ustedes, una especie de la “Cuenta Pública”.

En estos años hemos sido testigos de los cambios tectónicos en la vida internacional, que de una u otra forma incluyen a ambos países nuestros y sus relaciones bilaterales. Estamos presenciando el nacimiento difícil de un nuevo mundo multipolar en el cual esta postura, este deseo –de determinar su propio destino de manera libre e independiente, de no someterse a dictados de quienes se creen todopoderosos– es compartido por un número creciente de los Estados de la mayoría mundial.

Estos desplazamientos tectónicos conducen a cambios positivos en la palestra mundial, como es el caso de la creciente importancia del grupo BRICS. Del grupo cuyo Producto Interno Bruto en suma sobrepasó el del Grupo de los 7. Rusia lleva este año la presidencia rotatoria del BRICS, cosa que hemos discutido a fondo hace poco con los embajadores-amigos de los países del BRICS aquí presentes.

Pero la polarización del mundo actual también provoca focos de tensión en diferentes lugares del mundo. La crisis en Ucrania es sin duda una de estas manifestaciones más agudas.

Con el paso del tiempo -y a pesar de la propaganda occidental- quedan cada vez más claras para la gente del mundo las verdades de este conflicto.

Primero. La situación entorno a Ucrania se debe exclusivamente a la agresiva expansión geopolítica y geoeconómica de la OTAN y la Unión Europea, en detrimento de los intereses de mi país.

Rusia no hace frente a Ucrania como tal, sino al poderío combinado de toda la OTAN. Está luchando por su propia seguridad político-militar, contra las amenazas emanadas del territorio ucraniano que son cada vez más reales. El último ejemplo –los países de la OTAN empiezan a suministrar a Ucrania sus armas de precisión y de largo alcance y dieron visto bueno para emplearlas contra el territorio ruso. Dicen los líderes europeos que “no es factor de la escalada militar del conflicto”. ¿Qué van a decir cuando los instructores y equipos bélicos extranjeros en Ucrania se conviertan en blancos legítimos del Ejército Ruso?

Y sí, los hay en Ucrania. Los militares aquí presentes van a confirmar que tales armamentos pueden ser manejados solo y únicamente por especialistas altamente calificados occidentales -y con el apoyo de la inteligencia satelital.

Segundo. Rusia está luchando por poner fin a la expansión del neonazismo, a persecuciones étnicas y religiosas en Ucrania, por salvar del genocidio a la gente de habla rusa de Donetsk y Lugansk, oprimidos desde 2014 por el régimen de Kiev. Son ni más ni menos que 3,5 millones de hombres, mujeres y niños, 14 mil de los cuales fueron exterminados en estos ocho años antes de la llegada de sus hermanos desde Rusia. Los fervientes luchadores por los derechos humanos en el Occidente, como también aquí en Chile, hacen vista gorda ante esta matanza atroz.

Tercero. Rusia superó ya los múltiples intentos de ser sofocada política y económicamente. Como siempre en su historia, la Madre Patria contestó a los retos desde afuera cerrando sus filas. A pesar de 16 mil sanciones ilegítimas, se mostró como sociedad política y socialmente unida. El apoyo al Presidente es del 87% en las últimas elecciones (no voy a entrar en comparaciones incómodas). El país sigue con economía estable, autosuficiente y próspera. Una verdadera Gran Potencia, la cuarta economía del mundo con el 3,6% de crecimiento el año pasado y el 5,4% en el primer trimestre de este año (otra vez me abstengo de hacer comparaciones).

Y cuarto. Nunca hemos negado la posibilidad de una solución negociada. La solución debe basarse en el principio de la seguridad compartida y la situación real “en el terreno”. Y hay iniciativas viables, como la de Brasil y China, las cuales, según nuestro Presidente, pueden servir de base para negociaciones.

Los del Occidente no quieren ni escucharlos. Mañana empieza la así llamada “conferencia de paz” en Suiza, a la que Rusia – un país involucrado – ni siquiera fue invitada. Allí van a aprobar la tan promovida “fórmula de paz de Zelenski” –la única posible para ellos. La que no tiene nada que ver ni con la paz ni con la realidad. Se trata de un compendio de exigencias y ultimátums a nuestro país. Fíjense, ultimátums que provienen de la parte que está perdiendo la batalla. Su único objetivo es “castigar” a Rusia propagandísticamente y seguir la lucha “hasta el último ucraniano”.

Hablando de las relaciones ruso-chilenas y mi trabajo aquí. Este lapso se dividió en dos períodos completamente distintos.

El primer año y medio con el anterior Gobierno de Sebastián Piñera, a pesar de las limitaciones pandémicas, logramos dar un significativo impulso a las relaciones bilaterales. De lo que viene a la memoria: se celebraron dos reuniones de los copresidentes de la Comisión Mixta Intergubernamental. Fue organizada la visita a Rusia del Subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, quien participó en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo. La Presidenta del Senado efectuó una visita a Rusia para participar también en el Tercer Foro Euroasiático de las Mujeres. Se celebraron dos rondas de consultas políticas a nivel de vicecancilleres. Fueron llevadas a cabo muchas otras actividades tanto en formato virtual, como en presencia.

Los contactos con la administración anterior continuaron también después del inicio de nuestra Operación Militar Especial. En las dos semanas que quedaban de su permanencia en el poder, yo tuve tres reuniones con los dirigentes de la Cancillería. Es decir, siguió el trabajo diplomático normal que permitía a las partes exponer sus razones y ser escuchadas.

Sin embargo, desde el 11 de marzo de 2022 Chile congeló sus contactos oficiales con Rusia en todas las áreas. La Embajada y el embajador fueron puestos en cuarentena. Fueron dejados sin respuesta la totalidad de las invitaciones (eran más de 40 desde aquel entonces) a los eventos internacionales en Rusia. Al mismo tiempo, Santiago apoyaba todas y cada una de las iniciativas y resoluciones antirrusas del Occidente. Todas sin excepción.

Bien, al fin y al cabo, esto es la decisión soberana del Gobierno chileno. Tenemos paciencia. Nos hemos concentrado en buscar puntos, focos de interés donde la cooperación bilateral aun así pueda ser mutuamente beneficiosa, y en volúmenes aceptables para la parte chilena.

Una de estas áreas, sin duda alguna, son los vínculos económico-comerciales. Aplaudimos la postura de los empresarios chilenos, muchos de los cuales han tomado la decisión acertada –a pesar de los obstáculos ilegítimos que generan los países occidentales para continuar una cooperación con Rusia por el bien de los dos países. El intercambio comercial bilateral se está recuperando gradualmente y en 2023 ascendió aproximadamente a 600 millones de dólares –un nivel bien respetable.

Otro ámbito en el cual tenemos los avances notables son los intercambios culturales y humanitarios. Los intentos de “cancelar” la cultura rusa fracasaron tanto en el mundo en general, como en Chile en particular. Gracias a la incansable labor de la Casa de Rusia en Chile, se llevan a cabo visitas de conjuntos artísticos, conciertos, exposiciones, veladas temáticas, las cuales atraen verdadero interés del público chileno. Estamos intensificando vínculos culturales a nivel municipal con varias comunas de la capital chilena y otras ciudades. Crece la cooperación directa entre las universidades. Hay muchos proyectos e iniciativas para el futuro.

Aplaudimos la posición de aquellos legisladores chilenos que siguen manteniendo intercambios parlamentarios con mi país. Destacamos la actitud de varias fuerzas políticas en Chile, pertenecientes tanto a la izquierda como a la derecha, que dan señales de su interés en seguir cooperando con Rusia. Y Rusia, les aseguro, sigue viendo en Chile un socio prometedor “con vistas al futuro”. El futuro que evidentemente llegará. Y, claro está, vamos a recordar a todos nuestros amigos que estuvieron con nosotros en estos momentos difíciles, que no se dejaron llevar por consideraciones coyunturales y apostaron por seguir cooperando con Rusia.

Finalizando, quisiera agradecer a todos los aquí presentes por estar este día con nosotros, por introducir así su grano de arena al fortalecimiento de la cooperación con mi país.

Gracias por su amistad y apoyo, que yo y mi familia sentíamos en cada momento de nuestra estadía en esta lejana tierra chilena. La que vamos a recordar siempre.

¡Muchas gracias y futuros éxitos en todos sus empeños!

Por Sergei N. Koshkin

Discurso publicado originalmente el 14 de junio de 2024 por la Embajada de Rusia en Chile.

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