El Hemisferio Sur se prepara para recibir un nuevo ciclo: El milenario vínculo con la naturaleza de los Pueblos Originarios
En el hemisferio sur, la llegada del solsticio de invierno marca un momento de profunda renovación y purificación. Este ciclo, celebrado ancestralmente con diferentes nombres y culturas milenarias como We Tripantu, Inti Raymi, Machaq Mara y Huata Mosoj, refleja el milenario vínculo de estas comunidades con la naturaleza. «El We Tripantu es la renovación de la vida, un momento para agradecer a la Madre Tierra y a los espíritus ancestrales,» señala el oralitor mapuche Elicura Chihuailaf en una publicación de Minga Ancestral en la revista Territorio Ancestral, bajo el titular “Agradecer en We Tripantu”.
Para los pueblos quechua, aymara, kolla y mapuche, entre otros del hemisferio sur, el solsticio de invierno, que ocurre entre el 20 y el 25 de junio, simboliza el renacimiento. «Es el momento en que el sol, Chau Antu y Tata Inti, empieza a acercarse de nuevo a la tierra, iniciando un nuevo ciclo de siembra», explica Claudia Serrano en una antigua publicación del portal SerIndigena . Este fenómeno natural marca la transición de la recolección a la preparación para un nuevo periodo agrícola.
En la cosmovisión mapuche, el We Tripantu es un tiempo de gratitud y esperanza. «Con el solsticio, el sol da ‘un paso de gallo’ y comienza a alargar los días,» describe el Premio de Laiteratura, Elicura Chihuailaf. «Fluyen las aguas de las vertientes para purificar nuestros cuerpos y aliviar nuestra sed, y la nueva salida del sol nos llena de espíritu y renovación» . Las ceremonias incluyen rogativas, música, danza y la transmisión de sabiduría ancestral a través de cuentos y consejos de los mayores.
El Inti Raymi, celebrado por los quechua, destaca por su centralidad en Cuzco, Perú, pero también tiene lugar en localidades como Ollagüe en la frontera de Chile y Bolivia. «Esperamos el amanecer durante la fría noche altiplánica del 23 de junio, momento en que llega el Tata Inti,» comparte un líder quechua . Esta festividad es una manifestación de la conexión intrínseca entre la comunidad y el cosmos, resalta la publicación de Serrano.
El Machaq Mara, celebrado por los aymara en Tiwanaku, Bolivia, es otra expresión de este ciclo renovador. «La celebración del Machaq Mara es una reivindicación del mundo andino contemporáneo», comenta un investigador . En este ritual, se agradece al sol y a la Pachamama por las cosechas y se inicia una nueva siembra, manteniendo una filosofía de reciprocidad y armonía con la naturaleza, destacó en su momento Ser Indígena.
La publicación de Serrano, destaca asimismo al pueblo kolla quien celebra «Wayra Manta Tujsi», ceremonia que subraya la importancia de pedir con el corazón para que la tierra responda favorablemente.
El Qoyllor Rit’i o «Lucero de Nieve Resplandeciente,» es una ceremonia de purificación llevada a cabo en el nevado de Apu Ausangati, Perú. «Es una de las ceremonias indígenas más importantes en el ámbito latinoamericano,» destaca la cronista Claudia Serrano. Esta ceremonia es un preludio al Inti Raymi y representa la pureza y renovación en la altura andina.
En los textos de la autoridad mapuche lafkenche, Ngenpin, Armando Marileo Lefio, en una publicación de Radio Aukinko, se describe cómo el We Tripantu ancestral se determinaba por la posición del sol y las constelaciones. «El fogón, la puerta principal y un tronco o palo situado frente a la puerta, definirá o marcará el movimiento del día, las constelaciones, el sol, la luna y el tiempo, es decir, éstos símbolos marcarán los días e indicarán el recorrido o movimiento del sol y los ciclos naturales pukemngen (tiempo de lluvias), pewüngen (tiempo o época de brotes), walüng (tiempo de abundancia) rimü (tiempo de descanso o zambullidas) y con ello se determinará el día exacto del we-tripantu. explica el ngenpin . Este conocimiento ancestral permitió a los mapuche sincronizar su vida con los ritmos de la naturaleza.
A pesar de las influencias externas, las comunidades originarias han trabajado para recuperar y revitalizar estas prácticas. «Hemos pasado de celebrar el año nuevo del 1 de enero con bombo y platillo a rescatar la celebración del We Tripantu,» afirma Marileo Lefio . Este esfuerzo es vital para mantener vivas las tradiciones y la conexión con la tierra y el cosmos.
Finalmente, estas celebraciones no solo son un testimonio del pasado, sino una afirmación de la identidad cultural. «Somos el Sueño Azul del infinito, porque somos el Sueño / los Brotes de la Tierra y del Agua que contemplan nuestros Sueños. En lo visible e invisible / lo positivo y negativo, somos hermanos / hermanas de las estrellas. El Pvllv / Espíritu que habita en nuestro cuerpo, nos dicen, vino de Wenulewfv / la Vía Láctea / el Río del Cielo. Retornará para rielar en sus caudales. Kom pu Che ka pu kamollfvñ wenvy: ¡Kvme We Tripantu! » dice Chihuailaf, resumiendo el espíritu en este ciclo.
La llegada de un nuevo ciclo en el hemisferio sur es una oportunidad para recordar, agradecer y continuar el legado de los pueblos originarios en armonía con la naturaleza.
Mira también el video: We Tripantu en Castellano (Kimeltuwe, Materiales de Mapudungun)