¿Se desinfla Golborne?

Todo indica que el oficialismo definirá su abanderado presidencial por medio de una primaria “participativa y abierta”

¿Se desinfla Golborne?

Autor: LLaguno

Todo indica que el oficialismo definirá su abanderado presidencial por medio de una primaria “participativa y abierta”. Sin embargo, las encuestas han y siguen jugando un papel central en todo el proceso de definición presidencial. Incluso, muchas de sus figuras no ven con malos ojos usar este mecanismo –es decir, la “voz de la calle”- para definir su candidato. No obstante, esta fórmula ha ido perdiendo fuerza.

Sin embargo, no son las encuestas en sí mismas las que finalmente definen una opción presidencial. Lo que estas hacen, es captar la subjetividad política de la Opinión Pública. Luego, a partir de sus resultados y del “uso político” que se hace de las cifras se generan las condiciones políticas para el posicionamiento presidencial.  De ese modo, tanto Golborne como Bachelet se han posicionado como presidenciables. El primero hace dos años; y la segunda hace nueve.

En términos presidenciales las encuestas hacen dos tipos de preguntas; las directas e indirectas. Las primeras se relacionan con la intención de voto; las segundas, son preguntas cuyas respuestas se proyectan y traducen en términos presidenciales; es decir, entregan pistas sobre el rendimiento y las potencialidades que podría tener un determinado candidato. Son indicadores que fortalecen o debilitan una opción. En esa dirección las preguntas acerca de los políticos con más futuro, sobre el grado de conocimiento público de un determinado postulante y/o la evaluación de la gestión de un ministro son ejemplos de este tipo de preguntas.

Justamente, es esta última -“Independientemente de su posición política, ¿Usted aprueba o desaprueba la forma en que los siguientes ministros están desarrollando su labor?”- la que ha posicionado a Golborne como presidenciable. Fue esta pregunta, la que hizo posible que el Ministro comenzara a ser medido en “intención de voto”. ¿Qué dicen las cifras de Golborne en esta pregunta?

El rescate de los mineros determina no sólo que de ser el ministro más desconocido se convierta en uno de los más populares, sino también que alcance el primer lugar entre los mejor evaluados en gestión ministerial. No obstante, las cifras también tienen historia. No olvidemos que todo lo que sube cae.

En abril de 2010 aparece en el sexto lugar de los mejor evaluados con una aprobación del 67%. Su promedio entre abril y julio es del 66%. Sin embargo, en agosto pasa a ocupar el primer lugar del ranking  con una aprobación del 78%. Desde esa fecha –y en un corto tiempo- su alza es significativa y explosiva; de hecho, su promedio entre agosto y diciembre es del 87% con un peak del 91% en octubre y noviembre. En diciembre llega al 86%. Finalmente, su promedio anual llega al 76%.

Con ese primer lugar y con esas cifras de aprobación se posicionó como presidenciable. Sus pares del oficialismo no sólo vieron con buenos ojos el “fenómeno Golborne”, sino también se asombraron con su estilo “cercano a la gente”. Sin embargo, desde 2011 su alto apoyo comenzó a debilitarse a) por efecto de la crisis política en la que entra el Gobierno, b) por el ingreso al gabinete de figuras de tonelaje político como Allamand y Matthei en enero y c) el posicionamiento al alza que comienza a registrar la ministra Schmidt.

Como ministro mejor evaluado se mantiene entre enero y julio del 2011 con un promedio del 81%. En agosto pasa al segundo lugar con el 70% de aprobación y pierde el primer lugar que tuvo consecutivamente por doce meses. No obstante, logra seguir entre los cinco mejor evaluados. Entre agosto y diciembre baja al 73%. En términos anuales su aprobación llega al 77%; cifra similar a la del año anterior.

Su promedio de aprobación durante los tres primeros meses de 2012 es del 76%. Son cifras que no sólo le permiten seguir entre los mejor posicionados, sino también recuperar en marzo el primer lugar. Sin embargo, su promedio de aprobación en el segundo trimestre baja al 74% al obtener en mayo un 71%; cifra similar a la de agosto del año anterior cuando estaba la movilización estudiantil-ciudadana en su momento peak. Es más, es un resultado inferior en 20 puntos porcentuales a los obtenidos en octubre-noviembre de 2010 cuando marcó un 91% de aprobación. En este contexto nos encontramos con que durante los primeros seis meses de este año su promedio llega al 75%; inferior a lo que obtiene en 2010 y 2011. Entonces, es un ¿ministro estabilizado o estancado en las encuestas?

Estas cifras nos llevan a algunas consideraciones sobre su potencial presidencial. En primer lugar, vemos que se trata de un ministro que rápidamente se posiciona como uno de los mejor evaluados del Gabinete hasta convertirse en presidenciable. Luego, esa alza comienza lentamente a disminuir desde mayo de 2011 y a estabilizarse en torno al 75% de aprobación. En tercer lugar, no podemos dejar de mencionar que sus pares del Gabinete como Schmidt, Cruz-Coke y Allamand también muestran altas cifras de aprobación; y que, por tanto, también se convierten en presidenciables. En cuarto lugar, es probable que su nivel de aprobación en gestión ministerial oscile entre el 72% y 77% hasta que salga del gabinete.

De los mejor evaluados, Allamand es el que está en la carrera presidencial. En esta medición su fuerza está intacta al obtener una aprobación promedio en este primer semestre del 72% -tres puntos menos que Golborne-. Lo que suma el segundo en puntos, los pierde en política; y lo que pierde en números el ministro de Defensa los gana en política.

Sin embargo, la fuerza de Golborne en las encuestas se encuentra en las preguntas de intención de voto. En ellas, es el que mejor rinde frente a Bachelet y otras alternativas opositoras. Sin embargo, cuando la derecha defina su abanderado las cosas serán, sin duda, mucho mejores –en esta pregunta- para Allamand; incluso, podrían serlo para Longueira.

Después de todo, el fenómeno Golborne se ha ido desinflando; no sólo en relación a lo que marcó en un momento, sino también en el sentido de que las primarias se imponen en la derecha y no serán las encuestas las que definirán el abanderado del oficialismo. En ese escenario puede pasar cualquier cosa. No olvidemos que la UDI ya le ganó a Allamand y que este último no tiene buenos rendimientos electorales. Si Longueira quiere, puede.

Por González Llaguno


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