Secretos culinarios e historias de vida en Chépica y Chimbarongo: Saberes y sabores Colchagüinos

Desde los yuyos, quinua hasta las pencas donde la cultura criolla chilena aún guarda raíces tradicionales

Secretos culinarios e historias de vida en Chépica y Chimbarongo: Saberes y sabores Colchagüinos

Autor: Seguel Alfredo

Publicación que es parte de  “Saberes y sabores Colchagüinos”

«Una vez más las historias de vida aquí presentes también evidencian los intercambios de tierra y mar. Y es que desde épocas precolombinas, Chile se ha caracterizado por estos tránsitos de mar a cordillera y ambas comunas están en medio de estos pasos»

Chimbarongo y Chépica: secretos culinarios e historias de superación

Texto de Macarena de Lapeyra (*)

Chimbarongo y Chépica son comunas que destacan por contar con un patrimonio valioso para Chile como lo es la producción artesanal del mimbre en el caso de la primera. No obstante ello, queremos destacar la existencia de otros elementos patrimoniales materiales e inmateriales, es decir, usos, representaciones, expresiones conocimientos y técnicas ligado a un conjunto de bienes materiales (UNESCO 2003)  como lo son los factores culinarios transversales a la provincia y que guardan sus secretos en las historias más humildes, como los relatos de Rosa Aliaga, Ximena Célis y Luis Cáceres de Chimbarongo, y de Miriam Gálvez, Eliana Oteíza y René Donoso, de Chépica, que nos transportan a historias de esfuerzo y superación; infancias de mucho sacrificio, familias numerosas y una alimentación en la que destaca el consumo de legumbres,  ulpo y cocinas de fogón con “pollos”.

Desde los yuyos hasta la penca

Varias intimidades salen a relucir cuando se habla de alimentación. Es que no es obvio señalar que cuando exploramos en los platos de la comida chilena, examinamos también la intimidad de lo doméstico. Por ello es que afloran en nuestras entrevistados sentimientos,  recuerdos familiares y conciencia de clase. Sí, conciencia de clase, porque la cocina chilena en relatos de adultos mayores no trata sobre chefs de alta gastronomía, sino de una identidad de pueblo que tuvo que sobrevivir a los embates de la historia del olvido. Es el caso de don René Donoso, quien dejó a muy temprana edad la escuela, producto de un trabajo infantil apatronado que durante su infancia y juventud lo mantuvo entre vacas y chanchos.

En tanto, doña Rosa Aliaga comienza su relato contando cómo desde niña – junto a sus hermanos – debía trabajar en las labores del campo para obtener por ejemplo un par de zapatos, y que dado su condición familiar, el yuyo (Brassica Campestris o Brassica Rappa) les daba el alimento, que se transformaban en preparaciones similares a las de la acelga. Hay que destacar que el yuyo  es una “maleza” forrajera de flor amarilla, presente de manera muy abundante en toda la zona centro sur de nuestro país. Queda claro que personas mayores – tal como la señora Rosa – debían recurrir a ciertas plantas que les permitieran alimentarse cuando no existían los recursos para adquirir otros alimentos.

También aparece la famosa cazuela de ave, plato al que sí tenían acceso las familias humildes que lograban tener una buena crianza de gallinas. En tanto, la penca era y sigue siendo una ensalada chilena de la zona central apetecida por algunos conocedores, y que en la juventud tanto de la señora Rosa, como la de Luis Cáceres y Miriam Gálvez era bastante cotizada.  Es que al igual que el yuyo, la Cynara Carduncurus es una especie muy abundante en los campos chilenos y que para muchos se convertía en una suerte de paseo cuando se procedía a su recolección. Esta especie – si se deja crecer – entrega una flor similar a la alcachofa, que en algunos lugares la llaman alcachofa chilena, que es mucho más espinosa que la europea.

De pencas y yuyos

Una vez más las historias de vida aquí presentes también evidencian los intercambios de tierra y mar. Y es que desde épocas precolombinas, Chile se ha caracterizado por estos tránsitos de mar a cordillera y ambas comunas están en medio de estos pasos. A ello se suma otro alimento ancestral presente en la zona: la quinua.

Este grano precolombino de una riqueza nutritiva – destacada incluso por científicos de la NASA – estuvo y está presente en la alimentación, por ejemplo,  de doña Miriam. En Pumanque, lugar donde ella nació y de donde provenía su madre, era habitual las preparaciones con esta semilla  como por ejemplo un plato que preparaban sus tías:  quinua con chicharrones.

Tanto Chimbarongo como Chépica evidencian cómo la cultura criolla chilena aún guarda raíces milenarias que siguen presentes en el territorio.

(*) Macarena de Lapeyra, antropóloga UACH y Magíster Instituto de Estudios Avanzados USACH. Coordinación de Patrimonio y Medio Ambiente de San Vicente.
Fotos de Saberes y Sabores Colchagüinos. 

Más información en: Saberes y Sabores Colchagüinos

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