Sintrac: Convocatoria por un nuevo sindicalismo

El próximo 10 de noviembre de 2012, un grupo de dirigentes sindicales efectuaremos en Santiago un Congreso por el Nuevo Sindicalismo tras el propósito de analizar la crisis que afecta a la organización de las trabajadoras y trabajadores chilenos y acordar medidas que nos permitan resolver tal situación

Sintrac: Convocatoria por un nuevo sindicalismo

Autor: Wari

El próximo 10 de noviembre de 2012, un grupo de dirigentes sindicales efectuaremos en Santiago un Congreso por el Nuevo Sindicalismo tras el propósito de analizar la crisis que afecta a la organización de las trabajadoras y trabajadores chilenos y acordar medidas que nos permitan resolver tal situación.

El evento se realizará en momentos en que la mayoría de los habitantes del país nos vemos afectados por las secuelas que genera el modelo político-económico que nos rige, en el que la concentración de la riqueza, la desigualdad, exclusión y el lucro son los principales instrumentos mediante los cuales la clase empresarial desarrolla su proyecto de dominación. Sin embargo, hoy se desarrolla una mayor resistencia al neoliberalismo, después que la dictadura y cinco gobiernos supuestamente democráticos lo implementaran como la verdad absoluta, cuyo principal resultado es que hoy los empresarios son más poderosos y el pueblo trabajador más débil. Pero las insuficiencias estructurales del modelo y la resistencia de la ciudadanía conforman una situación de crisis que aún no se manifiesta en toda su magnitud, pero que se mantiene latente presionando a los grupos en el poder.

Sin duda alguna, es el movimiento estudiantil y los jóvenes en general, quienes se alzan como los más decididos opositores al modelo. Ya han pasado veintidós años y cinco gobiernos post dictatoriales y no se ha revertido la contrarrevolución derechista. Principal responsable es la Concertación que sólo se dedicó a usufructuar del poder y profundizó el neoliberalismo. El capital financiero y las corporaciones transnacionales se adueñaron del país, avaladas por un régimen político que concentra el poder en dos coaliciones que se intercambian el gobierno en un consenso que sólo fortalece el modelo de dominación.

En dicho sentido, las leyes laborales que nutren el proceso de acumulación capitalista, aceptadas por la Concertación como parte del acuerdo con la Derecha en 1989, son la camisa de fuerza que impide a los trabajadores avanzar en sus reivindicaciones, esto significa que el problema es político y para resolverlo, ineludiblemente, deberemos transformarnos en actores políticos más allá del corporativismo y el economicismo. Coherentemente, la lucha reivindicativa debe incluirse en una iniciativa mayor que es la construcción de una alternativa de sociedad de acuerdo a nuestros intereses y los del pueblo en general, y no dejar que la política la monopolicen quienes hoy se intercambian el poder cada cierto tiempo aprovechando la institucionalidad pinochetista. Las vías, medios, formas y programas deberemos discutirlo con las bases y en el seno del pueblo, en especial con quienes hoy se movilizan, pero la decisión principal es definir que los sindicatos sean actores políticos. Ello obviamente nos clarificará frente a quienes sólo desean el corporativismo o apoyan a los que quieren volver al poder y revivir gobiernos que solamente favorecieron al empresariado. Alejar al trabajo de su extensión en la sociedad es constituir una abstracción que siempre resulta autodestructiva.

En segundo término, para constituirnos en alternativa junto al resto de los sectores populares, es necesario que construyamos un nuevo sindicalismo, ya que el existente se sustenta en relaciones sociales y económicas que obedecen a otro patrón de acumulación, específicamente bajo parámetros heredados del Estado de Bienestar y del modelo de sustitución de importaciones. Ello determina el fracaso estrepitoso de la CUT, por lo que seguir por dicho camino no tiene sentido. Hay un problema conceptual que no hemos podido resolver y, a diferencia de los dirigentes fundadores y quienes los sucedieron, dejamos que otros piensen por nosotros negándonos a elaborar teoría crítica, aceptando ideas de falsa renovación que en realidad son una rendición frente a la clase dominante.

Los cambios en el capitalismo, especialmente sus sistemas de producción de bienes y servicios, establecen una relación capital-trabajo nueva que impone la sobreexplotación de la fuerza productiva más allá de lo muscular, flexibilizando las relaciones laborales, pero sobre todo, cooptando al trabajador para que se comprometa con la misión de su empresa. Asimismo, incorpora su cerebro para resolver problemas y fortalecer la sacrosanta productividad, incrementada además por la inteligencia artificial, factores que junto al consumo desenfrenado y a la industria del ocio, establecen un trabajador de nuevo tipo sobre el que ni siquiera hemos reflexionado pero que constituye el sujeto del nuevo sindicalismo. Por lo tanto, es evidente que los sindicatos deben ser diferentes bajo la actual fase del capitalismo ya que sus transformaciones no sólo permanecerán sino que se profundizarán. En Chile, la diferenciación de la estructura productiva genera trabajadores de primera, segunda y tercera clase, dispersándolos, lo que sumado a la actual legislación laboral, genera la vasta atomización existente, por lo tanto, es en ambas dimensiones en la que debemos concentrar nuestros análisis y propuestas políticas y reivindicativas, así como la organización y planes de lucha. Por ello, tenemos que diseñar estrategias afines que apunten, entre otras cosas a reorganizarnos y, conjuntamente, sindicalizar a la mayoría de las trabajadoras y trabajadores que aún no lo hacen, base esencial para ser una alternativa.

En tercer lugar, es indiscutible que no lograremos cambio alguno si no lo hacemos al calor de amplias y sólidas luchas que vayan más allá de lo reivindicativo que, por lo expuesto anteriormente, tiende a dividirnos. Es urgente aglutinarnos para desarrollar jornadas de movilización unitarias en el ámbito nacional tras una plataforma única, e implementadas en una estrategia planteada desde lo menor a lo mayor y de lo sencillo a lo complejo. Si bien es cierto debemos contar con la perspectiva de la materialidad compensatoria manifestada especialmente en el salario justo, que nadie piense que mendigando unos pesos más variaremos la situación en que nos encontramos. No existe un antecedente histórico de las luchas del movimiento obrero en que se haya logrado un avance sin combatir, no hay posibilidad alguna de triunfar sin grandes sacrificios.

Por último, es necesario reagruparnos a partir de quienes hoy coincidamos con lo anteriormente expuesto y, vinculado con ello, lo realista indica que seremos pocos quienes nos convoquemos a discutir estos temas, ya que sólo será la expresión de cómo nos encontramos. Pero es necesario comenzar, de lo contrario el retroceso será mayor. Coincidente con los acuerdos, debemos mantener una mínima articulación orgánica para construir un punto de referencia a miles de asalariados que esperan iniciativas de unidad basadas en ideas claras y con decisión de luchar.

De esta manera, analizar la situación política y el papel que deben asumir la clase trabajadora, construir una plataforma reivindicativa unitaria, avanzar en un plan de movilización conjunto y mantener una articulación orgánica mínima en el plano nacional de todos quienes coincidimos, debe ser el resultado óptimo del congreso al que te invitamos.

SINTRAC CHILE

SINDICATO MINERA COLLAGUASY

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10 de noviembre 2012, Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile F.A.U.– Santiago – 9:00 horas.

Contacto : [email protected], General Jofré 382, tel: 2225901


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