Beatriz Zimmerman, madre de las niñas secuestradas de Tenerife, ha escrito una carta en la que expresa sus sentimientos tras la pérdida de sus hijas. Además, exige un marco legislativo más contundente con todas aquellas personas que siegan la vida a un niño.
El 10 de junio fue el día más duro para Beatriz Zimmerman. La mujer recibió la noticia de que los agentes de la Guardia Civil habían hallado el cuerpo sin vida de Olivia en las profundidades del océano, dentro de una bolsa. Las esperanzas que albergaba por encontrar a sus hijas, secuestradas el 27 de abril por su padre, se disiparon.
En todo momento discreta, Zimmerman se ha dirigido a la sociedad a través de escritos. El último es una emotiva carta en la que comparte sus sentimientos tras la pérdida de Olivia y Anna. Reconoce que cuando le comunicaron que habían encontrado el cuerpo de su hija mayor, «el mundo se le vino encima». «Los niños son nuestra responsabilidad y a mí como madre me duele en el alma no poderles haber salvado la vida. Ojalá hubiera estado en ese momento junto a ellas de la mano y morir juntas…», llora.
Zimmerman se enfrenta al mayor castigo que se puede aplicar a una madre: arrebatarle a sus hijos. Una tortura que vino de la mano de su exmarido, Tomás Gimeno. «Tomás quería que sufriera buscándolas sin descanso y de por vida. Esa fue la razón por la que dejarme a mí con vida. Y por supuesto, no quedar como el mayor asesino de la historia. Aquí la justicia salió a la luz», continúa. Mínimo consuelo tras la tragedia que azotó la isla de Tenerife y todo el país. «Por muy duro que sea, por lo menos ahora puedo llorar su pérdida y sentirlas a mi lado a cada momento; sentirlas cuando me despierto, cuando desayuno, todo el día, hasta que me acuesto…», escribe.
Además, en la carta, la madre de las niñas asesinadas pide un endurecimiento de la ley para los casos de violencia vicaria. «Espero que las leyes se pongan más duras protegiendo a los niños. Ellos no tienen por qué cargar con esa mochila, y si el amor se acaba lo más importante es el bienestar de los hijos. Si hay maltrato en los progenitores, hay que ser muy tajantes porque los niños no pueden estar creciendo viendo violencia. Los niños son el futuro y es muy importante que crezcan observando un ambiente de respeto, paz, amor y tranquilidad…», resalta Zimmerman.
«Ellas son ahora dos ángeles que han venido al mundo enseñando una gran lección a costa de su vida… Y yo… siendo su madre, voy a luchar en contra de estas injusticias y el bienestar de los niños. Por ellas y por todos los niños».Beatriz ZimmermanMadre de Olivia y Anna
En el escrito, la «mamá de Olivia y Anna. Los angelitos», pseudónimo que utiliza Zimmerman para firmar, espera que la muerte de sus hijas «no haya sido en vano».
«Olivia y Anna, ahora los angelitos de los niños, piden que les den todo el amor a sus hijos, dedicación, respeto, y que se les inculquen valores para un mundo mejor. Ellas habrán muerto en cuerpo, pero su alma está con todos nosotros para siempre, ayudando a tener más conciencia, amor y respeto por nosotros», concluye.
El buque oceanográfico Ángeles Alvariño vuelve a zarpar tras una avería. Es el encargado de la búsqueda de la hermana menor, Anna, y su progenitor, Tomás Gimeno. El último informe revela que Olivia murió a causa de un edema pulmonar agudo, provocado por la inhalación de alguna sustancia tóxica. Supuestamente, la niña perdió la vida antes de ser arrojada al Atlántico. Océano al que Gimeno se adentró con la intención de no volver a tierra nunca más.
Cortesía de Sputnik