En estos tiempos, tan futboleros, tan televisivos, tan publicitarios, de tanta efervescencia, de tanta ansia, me desconecto y sobrevuelo otras realidades.
Escucho la canción «Libertario» de Aerstame, que incluye un fragmento de unas palabras dichas por Ernesto Guevara en la selva del Perú, en la celebración de su cumpleaños 24 «… creemos y después de este viaje más firme que antes, que la división de América y nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia, constituimos una sola raza mestiza desde México hasta el Estrecho de Magallanes…». Esto habla de mí, habla de nuestros países, estas palabras tienen tanta vigencia hoy como hace 60 años.
Nos encontramos en el año nuevo, el solsticio de invierno, el cambio de ciclo natural de la tierra con respecto al sol. A partir de ahora los días comienzan a ser más largos, la luz empieza a vencer a la oscuridad, comienzan los tiempos de siembra y nuestras culturas entienden esto como la renovación, el cambio, el comienzo.
Los Aymara realizan una ceremonia denominada Wilkakuti (Año Nuevo) donde celebran la llegada de los primeros rayos del Tata Inti (padre sol), al que le imploran beneficios para sus siembras y cosechas. Dentro del mundo andino, los Quechuas celebran el Inti Raymi, originalmente celebrado por los Incas como el festival del sol donde honran al dios del sol Wiracocha y mucho más al sur los Mapuce celebran el Wiñoy Xipantv (en Argentina) o We Xipantv (en Chile).
En este contexto fui invitado con el grupo Illapu al sur de Argentina, a la provincia de Río Negro, como siempre entusiasmado con la idea de aprender más de mi cultura. Emprendimos un viaje en bus hacia el sur del sur, hacia el Puel mapu (territorio mapuce del este), el lugar donde nace el sol. La intención era cruzar a la altura de Temuco hacia Pino Hachado y de ahí hacia Neuquén. Al pasar la frontera nos encontramos con un gran bosque de pewen (araucarias), un paisaje místico, silencioso, frío, mágico y lleno de sabiduría ancestral. Mi sangre pareció fluir diferente ante algo que yo no imaginaba, ante algo que solo cuentan las historias de la gente de la tierra.
Nos recibieron cálidos, orgullosamente ataviados con vestimenta tradicional, xarilogko y xapelakuca los adornaban dándole solemnidad a la bienvenida. Nosotros veníamos cansados después del largo viaje transcordillerano, aun así nos llenamos de ilusión y newen (fuerza).
A la mañana siguiente Illapu dio una charla abierta y gratuita en el auditorio de la Escuela Superior de Música de Neuquén, allí dictaron cátedra sobre el uso y combinaciones de los instrumentos altiplánicos. Quenas y quenachos mostraron su lado más íntimo. Tarkas, zampoñas de distintos tamaños, sicuras y moxeño revelaron sus secretos, así como también xompe, xuxuka y saxos nos enseñaron que la música y el arte no tienen fronteras. Allí se dieron cita alumnos, profesores, músicos profesionales y público en general. Algo que los organizadores habían planteado como un intercambio de conocimiento sobre los instrumentos aerófonos andinos y sus características, se convirtió en un intercambio cercano con los asistentes, donde se compartieron historias y experiencias, resaltando la gran importancia de la oralidad, como algo tradicional de nuestras culturas, tanto andina, como mapuche, Argentina o Chilena.
Promediando el día, fuimos invitados a la ruka de la comunidad Newen Mapu (fuerza de la tierra) donde el logko Jorge Nawel realizó un afafán o saludo de bienvenida. Un momento muy emotivo donde toda la comunidad nos brindó su newen, después de eso disfrutamos un increíble almuerzo que incluía parrillada, ensaladas y sopaipillas, momento en el cual compartimos relajadamente con todos los miembros del lof newen mapu y Puel pvjv (espíritu del este) y algunos invitados.
Luego presenciamos un Coyke Purun (danza del avestruz) realizado por los Pici Kona (niños, jóvenes) de la comunidad.
Más tarde, entrada la noche, nos trasladamos al estadio Ruca Che de Neuquén, un estadio que normalmente alberga a artistas internacionales o exponentes del pop, el cual fue abarrotado por un público receptivo, ávido de música andina, latinoamericana, de canción protesta, de crítica social.
Junto con más de 4.000 personas, se dieron cita importantes actores sociales de la región. Entre ellos dos dirigentes sindicales de la FaSinPat (fábrica sin patrones) que desde comienzos del año 2002 se encuentra bajo el control de sus trabajadores luego del cierre de Cerámica Zanón que quebró a finales de 2001. Una de las fábricas más destacadas del movimiento de empresas recuperadas de Argentina, lo que tristemente en Chile ni siquiera es un sueño lejano. Ellos agradecieron a Illapu por su labor en la reivindicación de las luchas sociales de nuestros pueblos.
También importante fueron las actuaciones de los artistas locales siendo aclamados y coreados por la multitud. Puel Kona (mapuche fusión) rompió el silencio y rápidamente entusiasmaron al publico, Andino Sur (saya) y La Porfiada Postalita (murga uruguaya) le siguieron logrando una fiesta de proporciones.
-«… en una noche cálida, hecha de canto, baile y melodías de la tierra, el “gigante del Oeste” se transformó en una verdadera fiesta cuando el grupo chileno Illapu subió a escena. La velada se transformó en un lugar de confluencias donde los espíritus guerreros y danzarines se apoderaron del estadio. Fue así que, entre banderas argentinas y chilenas, toda una comunidad hizo causa común para propiciar un encuentro en el que, a través de la música, fue posible transitar distintas geografías y, por qué no, distintas luchas. Sucede que estos portavoces del sentir latinoamericano han llevado adelante, a lo largo de casi cuatro décadas de carrera, la bandera de las luchas populares a través de sus canciones. Fue en ese marco que una serie de homenajes se hicieron presentes en la voz de los Illapu, que a cada momento se potenciaron en el eco de las casi cuatro mil voces presentes. Así, de la mano de “Vivir es mucho más”, se recordó al maestro asesinado Carlos Fuentealba. Mercedes Sosa también se hizo presente a través de “Juana Azurduy”, tema que interpretara la querida Negra y que fuera escrito por Ariel Ramírez y Félix Luna. Infaltables fueron las referencias a los chilenos Víctor Jara con su “Plegaria a un labrador” y Violeta Parra con su tema “Paloma ausente”. –
Promediando espectáculo, los integrantes de las comunidades mapuches, Newen Mapu (fuerza de la tierra) y Puel Pvjv (espíritu del este), organizadoras del evento, invitaron al escenario a Inés Ragni y a Lolín Rigoni, dos de las Madres de Plaza de Mayo, quienes agradecieron la convocatoria y el trabajo de este importante grupo chileno. Destacando su labor en la unión de los pueblos hermanos, latinoamericanos y siempre de la mano de las organizaciones de derechos humanos. Luego ellos les dedicaron al canción «Caracola madre tierra» un honor a las grandes mujeres de América latina. Rigoberta Menchú, Gladys Marin, Joan Jara, Frida Khalo, Violeta Parra, las asesinadas de Ciudad Juárez y las mismas Madres de la Plaza de Mayo bailaron juntas al ritmo de kulxug y pifijkas , al llamado de la xuxuka se unieron las kaskawijas, en un trance digno de esta fiesta pluricultural.
Ailín Pirén de la comunidad Puel Pvjv cuenta que «Esperando el Wiñoy xipantv» es una gran oportunidad de acercar a la comunidad entera a la concepción del mundo y la vida regida por el respeto a la naturaleza, con esto rescatar y dar a conocer las tradiciones y las raíces de nuestros Pueblos originarios. “El 24 de junio es el año nuevo. Nos anticipamos con la intención de poder hacer un regalo a toda la sociedad, y a todos aquellos que nos han acompañado. Es una forma de agradecer y esperar el año nuevo con alegría”.
El logko Jorge Nawel nos emociona con sus palabras: «nuestros corazones están cargados de energía y con mucho newen. El recital de Illapu en Neuquén todavía sigue en el boca a boca de la gente y todavía nos siguen llegando mensajes de lo grato que fue el evento. Las fuerzas naturales nos dieron camino para lograr nuestro objetivo, ya que toda la semana fue de lluvia y ese viernes el sol se expresó radiante de alegría y aguardando la fiesta en el Ruca Che.»
Al día siguiente retomamos la ruta y después de un viaje de más de 10 horas, a través de una región llena de lagos, llegamos a Esquel, con el tiempo en contra y cansados de la noche anterior. Eduardo Paillacan músico y organizador del evento lo relata con estas palabras…- «teníamos pensado media hora antes haber empezado el espectáculo, pero por problemas del clima, que los chicos tardaron 2 horas más de lo previsto para llegar a Esquel, por una cuestión de hielo en la calzada…- -…llegaron directamente al gimnasio, se comió ahí, no hubo cena, nada, ni merienda, nada. Se llegó, arriba del escenario a probar directamente. Son muchas cuestiones técnicas que hay que ver dentro de lo que es sonido y demás, así que lleva su tiempo…»
Antes de comenzar el concierto, y para enmarcar la convocatoria, se proyectó un fragmento del documental «La Voz Mapuche» (Chi Mapuche Nütram) el cual es un importante documental que clama por la unión de Chile y Argentina como pueblos hermanos, por el reconocimiento de la autonomía y el respeto de la identidad. Una coproducción argentino-chilena premiada en el festival de cine de D.D.H.H. así como en otros festivales.
Y nuevamente, pero esta vez en la provincia de Chubut, llegó el rayo, con los espíritus guerreros y danzarines, para adueñarse de un estadio lleno de un público, que coreó y disfrutó cada una de las canciones. Numerosos fueron quienes concurrieron desde El Bolsón, de Futaleufú, Bariloche, Comodoro Rivadavia, Trelew, Puerto Madryn y otras cercanías.
Como muestra de agradecimiento, Illapu fue regalado con un cuadro en madera del reconocido artista neuquino Manuel Guillard.
Tuve la oportunidad de compartir con él después del concierto, junto a su madre y su familia, me hicieron sentir lo importante de la labor realizada, me contaron como se acercaron a Illapu a través de la historia de su hermano y lo significativo que fue verlos en vivo y cantar sus canciones, eso los llena de nostalgia y para mí es una historia que se vuelve propia. Así como el recuerdo de toda la gente de buena mente que conocí durante este mágico viaje, que me enamoraron con sus ojos brillantes, con su sonrisa honesta.
Volvemos de este encuentro con la gente de la tierra, con energía renovada por el nuevo sol, convencido una vez más de que la cordillera es solo un accidente geográfico, que no divide ni pueblos ni culturas, que a través del gran macizo nos queremos y nos damos la mano, a espaldas de los gobiernos de turno que quieren separarnos y oponer los intereses de nuestros pueblos ancestrales, dignos, valientes y hermanos.
Por Hijo del Salitre
Fuentes:
La mañana de Neuquén
Diario Rio Negro
Confederación Mapuce de Neuquén
www.8300.com.ar
Fotos:
María Eugenia Cofre
Emiliano Ortiz
Texto subido a esta web por (no es el autor):