El término «suicidio infantil» designa el acto por el cual un niño provoca su propia muerte de manera voluntaria. En la mayoría de los casos, esto no significa simplemente un deseo de morir, sino que aparece como el último recurso para escapar de un gran sufrimiento o de una situación para la cual el niño no encuentra salida. Muchos son considerados como un intento desesperado de llamar la atención hacia los problemas o sentimientos de maltrato que el pequeño experimenta.
En la Argentina, en la provincia de La Pampa, se suicidó un Milton Amaya, un niño de 9 años, tras haber sufrido abusos y ser víctima de bullying. Tenía seis hermanos, había sido abandonado por su madre a los seis meses, había pasado por un internado. Aparentemente, su padre era humilde y, durante el último mes de vida del niño, había estado fuera de su casa, en la provincia de Buenos Aires, junto a su última pareja, quien padecía complicaciones con su embarazo.
En una nota de publicación reciente, nos preguntamos quiénes son los responsables del suicidio de Milton Amaya. «¿Cuánta culpa le cabe a la escuela, cuánta a nosotros como sociedad e, incluso, cuánta al padre (en caso de que él también no sea una víctima) y a la familia? […] ¿Quiénes, entre los mayores, fueron cómplices del acoso que padeció el niño? Nunca nadie nada, pero un niño no se suicida, se lo asesina».
Datos mundiales sobre el suicidio infantil
El suicidio infantil es un tema tabú en la mayoría de los países. Aunque entre adolescentes está siendo crecientemente investigado, hay pocos estudios científicos acerca del suicidio de niños más pequeños (menores de 13 años de edad). Sin embargo, se sabe que las razones que llevan a los niños a suicidarse son muy diferentes de aquellas que motivan a los adultos.
El suicidio infantil, a veces, es difícil de diagnosticar, ya que los niños tienen mayor dificultad que los adultos para expresar sus conflictos o su infelicidad. El suicidio de los niños más pequeños es, además, confundido con o pensado como un accidente: muchas veces atribuido a apoyarse en las ventanas o cruzar la calle en el momento equivocado, por ejemplo. Asimismo, la muerte de niños huérfanos y / o los que viven en la calle no suele ser investigada o siquiera registrada por las autoridades de algunos países, lo cual dificulta poseer estadísticas o realizar estudios.
Según algunos de los pocos estudios que existen al respecto —gran parte llevada a cabo en naciones industrializadas—, por lo general, los niños que logran suicidarse son varones, mientras que la mayoría de los intentos de suicidio son realizados por niñas.
Un estudio llevado a cabo en los Estados Unidos reveló que el suicidio es la cuarta causa de mortalidad entre niños de 10 a 14 años, y la tercera en niños mayores de 15. Incluso ha llegado a reportarse el suicidio de un niño de 7 años. Según dos estudios suizos hechos en el 2004 sobre niños de entre 11 y 15 años, y de entre 16 y 20 años, aproximadamente, el 8% de las niñas y el 3% de los niños admitieron haber realizado un intento de suicidio, al menos una vez en su vida.
La mayoría de estos estudios observa una tendencia creciente del suicidio infantil y un incremento en los comportamientos de riesgo que antes solo era atribuido a los adolescentes.
Causas de suicidio en niños y adolescentes
El fin de la infancia y el comienzo de la adolescencia suelen ser períodos difíciles que presentan múltiples desafíos, tales como cambios hormonales, mayores responsabilidades escolares o laborales o relaciones personales turbulentas, entre otros, lo cual puede llevar a tener pensamientos negativos. Sin embargo, hablar de un único factor precipitante sería incorrecto. Aunque un hecho significativo, tal como la pérdida de un ser querido, divorcio de los padres, mudanzas, agresiones, etc., puedan empujar a un niño a suicidarse, estos suelen ser la gota que colma el vaso. Es entonces preferible hablar de múltiples causas y de circunstancias agravantes.
El entorno familiar y social es fundamental para que el niño pueda recibir el soporte emocional que necesita. En la mayoría de los casos estudiados, los entornos de los niños suicidas suelen ser el escenario perjudicial en el que el pequeño no recibe el respaldo afectivo requerido, ante cuya situación, recurre a la medida extrema del suicidio, como forma de llamar la atención. Se trata, como dijimos al principio, de un último recurso y no de la decisión irreversible de morir.