En las calles de Santiago se ven cada vez más. Cualquiera que se pasee por avenida La Paz, la calle donde se encuentran las bodegas de La Vega, los observará haciendo maniobras para esquivar a los autos. Pero nadie los podrá escuchar. Son los famosos toritos, triciclos con letras ilegibles impresas en sus carrocerías. Se alimentan de electricidad, algo fundamental para entender ese andar silencioso por la ciudad.
Lo de las letras inentendibles no tiene mucha explicación: un barco atraviesa 45 días el Océano Pacífico y los trae desde China. Este vehículo es primo del típico tuc-tuc, esa moto a bencina de tres ruedas que se usa en toda Asia, hasta en Sri Lanka. La diferencia, como está a la vista, es la fuente de alimentación que usan, detalle que puede ser determinante a la hora de pensar en la autonomía y la potencia del motor.
Los toritos, que varían su valor entre 800 mil y un millón y medio de pesos, pueden alcanzar, dependiendo la batería, los 90 kilómetros de rendimiento. Además, no es necesario tener licencia de conducir para usarlos. «Esta maquinaria se importa como triciclo eléctrico, no están homologadas como motos, porque no son motos. No califica en la ley de vehículos motorizados. Por el hecho de tener motor eléctrico no tiene cilindrada. La ley nuestra está hecha para vehículos con cilindrada», dice Luis Pérez, de E-torito, importadora de este vehículo.
La popularidad de estos triciclos –que se cargan con $150 pesos aproximadamente– nos hace mirar con optimismo la forma de movilizarse no solo en Santiago, sino que en Chile, y si somos más optimistas, en el mundo. La electricidad, en ese sentido, siempre ha sido apuntada como la alternativa más ecológica para solucionar las emisiones de los combustibles fósiles. Chilectra dijo el año pasado que se espera que el 10% de los automóviles a nivel internacional sea de este tipo para 2020.
Hace dos fines de semana me pasaron a buscar, en algo que no pasa nada de seguido, en un auto que a primeras me pareció raro. Luego de subirme reparé en que no sonaba. Su dueña, tras contarme que la marca era BMW y el modelo era I3, me dijo que el vehículo funcionaba con electricidad. A veces no se da cuenta si está encendido o está apagado. El problema, claro está, es que para acceder a un vehículo como este se necesitan por lo menos 50 mil dólares.
Quizás el medio de transporte más efectivo que usa energía eléctrica es el metro.
Aunque a veces resulta imposible entrar a un vagón, estos trenes le ahorran una cuota alta de contaminación a Santiago.
Otro medio de transporte que se acaba de reabrir es el teleférico, ubicado en el Parque Metropolitano, en las faldas del cerro San Cristóbal.
Esto demuestra que es factible atacar distintas necesidades de transportes desde las energías renovables. Los pequeños comerciantes trasladan sus mercaderías en los toritos; los trabajadores se trasladan en el metro y los turistas andan en teleférico. Una cadena sin contaminación.