La activista anti-derechos Marcela Aranda se encuentra envuelta una vez más en una polémica. Esta vez por sus dichos homofóbicos en contra el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila.
La directora del Observatorio Legislativo Cristiano fue invitada a la comisión revisora de la acusación constitucional contra Ávila en la Cámara de Diputados, donde cargó contra el secretario de Estado por su orientación sexual.
En la sesión cuestionó si «es un lobbista LGBTQIA+, y o un ministro de Educación de la República de Chile“.
La ultraderechista, que es recordada por haber liderado el “Bus de Libertad” hace un par de años, también criticó la labor de Ávila como ministro, aunque nuevamente con el argumento de su homosexualidad de por medio: “No es algo directamente que tiene que ver con cuestionamientos de su orientación. Sino que lo que yo quiero decir (…) es que él, hoy, y su activismo LGBTQIA+, y su condición, ha superado el límite de lo privado”.
Según Aranda, Ávila «ha cruzado el límite de vulnerar el derecho de los padres, de los niños, de las comunidades educativas. Tomando esa posición para ejercer ese activismo”.
“El ministro debe dar explicaciones si es que su condición, cualquiera sea, impide o afecta de alguna manera la ejecución de su cargo y vulnera los derechos de otros, o incumple las leyes o la Constitución”, agregó.
Sus dichos homofóbicos generaron polémica y una ola de críticas por parte de la ciudadanía, actores políticos, organizaciones defensoras de DDHH, e incluso el Presidente Gabriel Boric.
«Las acusaciones constitucionales son legítimas herramientas de fiscalización de los diputados. Desgraciadamente la acusación al Ministro Ávila está marcada por la homofobia, que aquí queda claramente en evidencia. Y esto no debiera ser aceptable en nuestra sociedad», escribió el Mandatario en su cuenta en Twitter.
Marcela Aranda tiene 8 años sin ver a su hija transgénero
En las redes, varios usuarios y usuarias, además de lanzar críticas en contra de Aranda, han recordado que la activista anti identidad de género y diversidad sexual, tiene 8 años sin ver o estar en contacto con su hija trans, Carla González Aranda.
El 17 de noviembre de 2017, Carla, de entonces 19 años, decidió hacer pública su condición de transgénero y su decisión de cambiar su sexo y nombre de manera legal. En ese momento llevaba cuatro meses recibiendo la asesoría del Movilh para llevar a cabo el proceso.
En su primer encuentro con la prensa la joven informó que había iniciado su proceso legal para solicitar su cambio de nombre y sexo registral. Asimismo, se refirió a la nula relación con su madre. «Con ella no tengo contacto desde hace unos tres años. No recuerdo cuándo fue la última vez que hablamos», contó.
El alejamiento entre ambas, según Carla, se dio después de que ella le contara a su madre sobre su condición. «Su reacción fue muy peculiar», dijo, sin profundizar en ese capítulo. Y añadió que no tiene contacto con nadie de su familia.
«Conozco su postura, pero es su opinión, yo no puedo negar su derecho a expresarse, pero a mi me hace sentir mal es cómo ella se refiere a mí», afirmó.
En ese encuentro con la prensa, Carla relató que tuvo las dificultades que «cualquier persona tendría con ella (su madre)». Y también añadió que el apoyo para afrontar la situación lo había tenido de su pareja, de la familia de esta y su mejor amiga. «Mi mamá es mi progenitora, pero no la considero mi familia», sentenció.
Sobre el entonces rol protagónico de Marcela Aranda como vocera del llamado “Bus de Libertad” , aseguró desconocer sus motivaciones, pero reconoció que «me sentí discriminada cuando el bus salió a las calles».
Desde 2017, Carla se ha destacado como defensora de los derechos de la comunidad LGBTQ+, y ha formado parte del «Bus de la Diversidad», como respuesta al «Bus del Odio» (Bus de la Libertad).
Lluvia de críticas contra Marcela Aranda
En Twitter, varias ciudadanas y ciudadanos coinciden en cuestionar a Marcela Aranda por negarles estudios y cariño a su hija por ser trans.
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