Un fake, arma principal del Occidente

No obstante, la verdad sale a la luz. Cada vez más Estados se dan cuenta de lo que está pasando. Cada vez más gente desconfía en las “noticias” inventadas por Kiev junto con sus mentores occidentales y abiertamente cuestiona las absurdidades sobre “los malvados rusos”.

Un fake, arma principal del Occidente

Autor: Wari

Por Sergei Koshkin

La historia se repite. Lean esto. “Casi logran convertir a Rusia en un espantapájaros para la mayoría de los representantes de la generación actual quienes desde la infancia no han dejado de escuchar el estribillo que se repite constantemente. Y muchas personas maduras e inteligentes de nuestros tiempos sin titubeos se degradaron a la ingenuidad infantil para darse el placer de ver en Rusia una especie de caníbal…” Los estimados lectores podrían pensar que es una frase reciente. En realidad su autor es el destacado poeta y diplomático ruso Fiódor Tiútchev, quien la pronunció con dolor e indignación en el lejano año 1844.

Transcurridos casi dos siglos, prácticamente nada ha cambiado. No es una excepción el conflicto actual en Ucrania: el espacio mediático occidental (y, en parte, chileno) dedicado a la cobertura de la Operación Militar Especial está plagado de noticias falsas – fake news.

Entre los más notorios fakes se destacan las “violaciones de las mujeres y niñas ucranianas”, los “ataques aéreos rusos” contra un hospital de maternidad y un teatro en Mariúpol, el “bombardeo” de la estación ferroviaria civil en Kramatorsk. En el último, lo sorprendente, siguen insistiendo algunos medios occidentales, a pesar de que el mismo día de la tragedia se descubrieron los restos del misil con el número de serie perteneciente a las FF.AA. de Ucrania.

Actualmente, de manera perversa, están intentando presentar como “deportación forzosa de niños ucranianos” la voluntaria y con estricto apego al Derecho Internacional Humanitario evacuación de las zonas de alto riesgo de menores con sus familiares o, en caso de huérfanos, acompañados de representantes legales, para su posterior acomodación en albergues debidamente habilitados y atendidos por personal médico y pedagógico.

Pero lo que provocó el mayor eco en el mundo es el fake sobre “la masacre en Bucha”. En su oportunidad las autoridades rusas refutaron enérgicamente todas las acusaciones desenmascarando su carácter ficticio, malévolo y provocativo. El 31 de marzo de 2022, el alcalde de Bucha confirmó públicamente que los militares rusos habían abandonado el poblado y en ningún momento mencionó que hubiera cadáveres de civiles tirados en las calles. Todas las “pruebas” de “las atrocidades de los rusos” no aparecieron sino cuatro días después de la retirada rusa y coincidieron en el tiempo con la anunciada “operación de limpieza” del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) contra supuestos “colaboradores prorrusos” en Bucha. A pesar de nuestras numerosas solicitudes, presentadas también en la ONU, hasta hoy, pasado un año, no se ha presentado ni un documento oficial sobre lo sucedido que incluiría la identificación de cadáveres, el tiempo y las causas de su muerte, los nombres de las víctimas. Lo que sí se hizo fueron los “tours guiados” y las sesiones fotográficas de numerosos políticos occidentales en Bucha, quienes desde 2014 nunca se habían tomado la molestia de visitar el sufrido Donbás. Todo ello nos da razones para calificar los sucesos en Bucha como una escenificación propagandística. En aquel entonces ella tenía por objetivo frustrar las conversaciones ruso-ucranianas que empezaban a tomar rumbo constructivo, así como crear pretexto para lanzar un nuevo paquete de ayuda militar y de sanciones occidentales contra Rusia.

Constato que se sigue inflando esta enorme “burbuja de mentiras”. El 4 de abril, Vladímir Zelenski, dirigiéndose al Congreso Nacional de Chile habló de manera patética sobre un “campo de concentración” que, según su versión, “organizaron los rusos” en el poblado de Yágodnoe (provincia de Chernígov) un año atrás.

Esa fábula de Zelenski simplemente no resiste ninguna crítica. La prioridad absoluta de las Fuerzas Armadas de Rusia es asegurar en lo posible la integridad física de la población civil –tanto rusa como ucraniana– en zonas de combate. En el marco de la Operación Militar Especial, Rusia realizó 2.470 operaciones humanitarias en las nuevas regiones rusas (Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, provincias de Zaporozhie y Jersón), así como en las provincias de Kiev, Nikoláev, Sumy, Járkov y Chernígov. En total, envió 128.581,1 toneladas de alimentos y artículos de primera necesidad. Facilitó la evacuación y proporcionó albergue para 4.568.032 personas, de las cuales 689.842 son niños. Inspeccionó 34.424,78 hectáreas del terreno bajo su control, desminando 1.021.382 objetos explosivos.

Los fakes –el arma principal del Occidente en esta guerra– basados en mentiras, tergiversaciones y “evidencias” inventadas, alimentan la campaña global antirrusa, orquestada y ejecutada por el régimen de Kiev y sus patrocinadores occidentales. Lo más llamativo es que los promotores de estas repugnantes acusaciones no solamente fallan en presentar pruebas de las supuestas “atrocidades rusas”, sino que tampoco se animan a rectificarse y desmentirlas públicamente.

Mientras tanto en el Occidente pretenden ignorar las acciones reprobables de las autoridades ucranianas que de hecho son del dominio público en redes sociales. Me refiero a la intimidación y maltrato de los civiles, uso de la población como «escudo humano», instalación de puntos de fuego en la infraestructura civil (jardines infantiles, escuelas, hospitales, casas residenciales, templos), torturas, mutilación y ejecución salvaje de los prisioneros de guerra, dominación de grupos neonazis radicales en el cuerpo castrense y policial, represión a la canónica Iglesia Ortodoxa Ucraniana y sus feligreses, expropiación de sus bienes y santuarios. Sin mencionar los cobardes atentados terroristas contra los periodistas rusos. Ya es obvio que los mentores occidentales y su avasallado régimen de Zelenski han cruzado todos los límites de lo imaginable e inimaginable, siguiendo el curso de su política de satanizar a Rusia y a sus Fuerzas Armadas, “eliminar todo lo ruso”.

Sergei Koshkin

No obstante, la verdad sale a la luz. Cada vez más Estados se dan cuenta de lo que está pasando. Cada vez más gente desconfía en las “noticias” inventadas por Kiev junto con sus mentores occidentales y abiertamente cuestiona las absurdidades sobre “los malvados rusos”.

Por Sergei Koshkin

Embajador de la Federación de Rusia en Chile

Columna publicada originalmente el 18 de abril de 2023 en Crónica Digital.

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