El mundo andino es diverso, y esa diversidad se expresa también en las distintas formas de conmemorar a sus muertos, pero al mismo tiempo es unidad, todas/os preparamos mesas ceremoniales esperando la visita de nuestros difuntos.
Hace cuatro años que como Colectivo Quillahuaira colocamos una fecha fundamental a conmemorar, lo que llamamos Wiñay Pacha, día de difuntos para otros. Surgió por la necesidad urgente de desplazar Halloween, y patentar otras formas de vivenciar la muerte, a través de la danza, la música, y por sobre todo, con un gran altar, donde reuníamos comida, alcohol, hoja de coca, flores, fotos de familiares y amigos muertos, mapuche, detenidos desaparecidos, asesinados en dictadura y en lo que llamamos hoy democracia. Fue nuestra forma de releer el wiñay pacha como sujetos urbanos.
Como colectivo tomamos la decisión que esta festividad fuese rotativa, que año a año un nuevo grupo, colectivo o ayllu/marka fuese alférez. Es así que al año siguiente Tinkus Legua se hiciera cargo de este espacio, y luego Alwe Kusi, y este año Kuyukusi. Cada colectividad le otorgó un propio carácter, un propio sino, dibujándose una expresión singular cada año, que da cuenta de nuestra propia diversidad y unicidad.
He vivido Día de muertos en Tarapacá, al son de bandas de bronces y flores de papel cubriendo el cementerio, en Santiago, danzando en las calles, en La Paz con mesas ceremoniales en casa de mis amigos. En unos espacios participan de las ceremonias toda la familia, en otros los niños y mujeres embarazadas no. En algunos lugares sólo tocan instrumentos tradicionales, en otros bronces. En comunidades se visitan a los difuntos en el cementerio, en otras no. De esa manera se refleja la multiplicidad en Los Andes.
Mi vivencia con la muerte parte con la dictadura militar, con los ejecutados y detenidos desaparecidos, con el fallecimiento de mi abuelo, luego de amigos, amores, animales, con jóvenes como Matías Katrileo, ellos son mis ajayus, mis seres queridos, parte de mi ayllu, y a ellos conmemoro este Wiñay Pacha.
En especial este año se lo dedico a Kenay, hijo de Rula y Mariano, hermano de Eluney, parte de la comunidad Alwe Kusi. Cumpliré con visitarlo los tres años seguidos (costumbre de los Andes), acompañarlo en pensamiento y acción. Construiré junto a mis queridos/as algunos altares, visitaré a sus muertos, a nuestros muertos, los de hoy y los de ayer. No faltará en la mesa coca, pan (tantawawa/tantachachis), dulce (para Kenay), velas, flores, incienso, comida, bebida, serpentina. Danzaré moseñada junto a mis ayllus.
Todo se inicia este 31 de octubre, hasta el 2 de noviembre. Días de compartir, danzar, hablar, cantar, días de ayni (reciprocidad).
JALLALLA WIÑAY MARKA !
Somos pueblo eterno, no lo olvidemos !
En buena hora ajayus !
Por Pancha Fernández Droguett
24 de octubre de 2012
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