¿Y los responsables?…

Supimos la notica: dos adultos, José Adolfo Paredes Márquez (54) y Francisco Quiroz Quiroz (54), están detenidos desde el viernes pasado por ser los presuntos asesinos de Víctor Jara hace 36 años… Matemáticas simples nos permiten darnos cuenta que dos jóvenes de tan sólo 18 años de edad; llegados a Santiago la madrugada del 11 de […]


Autor: manusandoval

Supimos la notica: dos adultos, José Adolfo Paredes Márquez (54) y Francisco Quiroz Quiroz (54), están detenidos desde el viernes pasado por ser los presuntos asesinos de Víctor Jara hace 36 años… Matemáticas simples nos permiten darnos cuenta que dos jóvenes de tan sólo 18 años de edad; llegados a Santiago la madrugada del 11 de septiembre a “participar en la toma del territorio capitalino” (según Ciper Chile); son hasta hoy los únicos responsables de la irracional muerte del padre, esposo, cantautor, director de teatro y profesor universitario (entre tantas otras hermosas facetas de su vida) en septiembre de 1973.

Cuarenta y cuatro balazos, manos fracturadas, cara deformada por los golpes, arrojado una madrugada en una calle del sur de Santiago. Reconocido de entre casi 300 cadáveres (de hombres, mujeres y niños) apilados en el patio de la morgue, gracias el esfuerzo (hasta ahora anónimo) de un ex funcionario del registro civil. Enterrado sólo por 3 personas (entre ellas Joan, su viuda; sus hijas no pudieron despedirse de él) en un nicho perdido al norte del Cementerio General. Así acabó la triste historia de un gran hombre que fue detenido, torturado, acribillado y arrojado su cadáver en la calle sólo porque manifestaba con valentía insolente (para algunos) sus opciones políticas y sociales.

¡¿Y el sistema jurídico y político, y la sociedad entera, sólo encuentra que 2 jóvenes son hasta ahora los únicos responsables de tanta atrocidad?!

Hoy Cristian Warken, desde El Mercurio, se atreve a responder, y se acusa como responsable. “Lo maté yo y lo mataste tú, lector, porque preferiste no oír sus desgarradores gritos en el Estadio Chile, que segaron su voz cantora para siempre.” Emociona leer a alguien del mismo bando (en sus propias palabras) de quienes cometieron el asesinato de Víctor y referirse a él como lo hace. Warken se pregunta “¿cómo alguien pudo matar de la manera que lo mataron al hombre cuyas manos sacaron milagrosamente poesía de una guitarra panfletaria, pero dulce y profunda a la vez?”, ó “¿cómo pudo pensar alguien de «arriba» que acribillando a un trovador iba a volver a reinar el orden en un país que se encaminaba al «caos»?“. Defina a Víctor Jara como “un ruiseñor urbano que supo sacar música de la periferia, y escribir uno de los más bellos poemas de amor de nuestro idioma: «Te recuerdo, Amanda…¿Quién puede ordenar matar a alguien que es capaz de crear una canción de amor así?”.

Comparte además con el Abogado de la familia Jara, Nelson Caucoto, al dejar en claro que “la justicia debe encontrar a los jefes de los ex uniformados, es decir, a quienes mandaron a matar al cantautor popular….los conscriptos son una parte dentro de todo, pero la parte más débil, más vulnerable y a quienes no podemos hacer responsables». Warken hace un claro llamado a “que nadie se sienta feliz porque el conscripto Paredes va a ser sometido a proceso por el vil asesinato de Víctor Jara. Que nadie se lave las manos tan fácilmente. Que la oficialidad de turno de entonces salga a dar la cara por ese conscripto que tenía 18 años en 1973. Que muestre más valentía que la que sus jefes y líderes han demostrado hasta ahora para asumir ante el país la responsabilidad por crímenes innecesarios y abyectos como éste. Y que la izquierda -con grandeza, como la demostrada por la viuda de Jara en estos días-deje de hacerse la víctima eterna y no manipule para fines mezquinos la memoria de Víctor Jara”.

Lamentablemente en su columna se puede leer todavía letras escritas desde sus trabas ideológicas, ya que aún trata de atreverse a empatar “la tragedia que vivimos”: comparando entre los horrendos crímenes (o aunque sea sólo uno) cometidos por manos militares acompañados por “una derecha que practicó un silencio cómplice ante los excesos”, con los “incendiarios discursos” de una “izquierda vociferante y muchas veces irresponsable”….metralletas contra palabras…

El corazón duele al leer tanto detalle y reconocer el horror que se vivió en esas épocas. Pero callar o mirar para el lado, nada ayuda a que él nunca más sea definitivo y verdadero. Chile se merece mirar con valentía su pasado, algo que será imposible sin conocer la verdad y cuando los responsables (en la lógica de algunos: por disparar y por discursear) asuman sus errores… Para que podamos de una vez por todas, cantar a viva voz:

“…nuestra canción
es fuego de puro amor
es palomo, palomar
olivo del olivar
es el canto universal
cadena que hará triunfar
el derecho de vivir en paz…”

MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
una constante búsqueda….


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