Te presentamos una bebida, un queso, un snack y dos platos fuertes, todos muy conocidos, que aparecieron gracias a afortunadas casualidades. Esperamos que disfrutes este corto viaje culinario en donde conocerás 5 delicias que disfrutamos por casualidad.
5. El champán
Se cree que el método de fabricación de este famoso vino espumante fue creado durante la segunda mitad del siglo XVII por un monje benedictino francés de nombre Pierre Perignon. Aunque era un buen vinatero, no existen evidencias de que tuviera la menor idea de la delicia que estaba creando.
Esta historia parece confirmarse por el asombro que tuvo cuando la probó por primera vez. Al parecer, alteró la paz de la abadía cuando gritó: «venid pronto, estoy bebiendo estrellas». El champán tiene otras historias de leyenda. Una dice que uno de los senos de María Antonieta, la reina francesa guillotina en 1793, sirvió de molde para fabricar la primera copa de champán de la historia.
4. La langosta Thermidor
La palabra «Thermidor» en principio nada tuvo que ver con la conocida receta de langosta. El mundo occidental comenzó a regirse desde 1582 por el calendario gregoriano, que es el que seguimos usando. Se llama así porque fue decretado por el Papa Gregorio XIII. A los revolucionarios que realizaron la Revolución Francesa no les gustó para nada que sus gloriosas fechas se rigieran por un almanaque impuesto por la Iglesia y ya puestos a cambiarlo todo, revolucionaron también el calendario. El mes número 11 recibió el nombre de Thermidor y era en pleno verano. Fue un mes muy importante ya que durante el mismo terminó la Época del Terror.
En 1891, un polémico dramaturgo francés llamado Victorien Sardou estrenó en laComédie-Francaise, el teatro nacional francés, una obra sobre la Revolución Francesa a la que tituló Thermidor. La obra produjo un escándalo tan grande que no se hablaba de otra cosa. Un avispado cocinero de un restaurante cercano al teatro tomó una langosta, la cortó en dos mitades y la preparó con una novedosa salsa, creando una receta que nada tiene que ver con el terror. Finalmente, llamó a su plato Langosta Thermidor.
3. Las patatas chips
Esta forma de comer patatas se la debemos a un cliente algo pesado del restaurante de George Crum, un cocinero estadounidense del siglo XIX. Un día de 1857, el cliente rechazó varias veces una orden de patatas fritas por no encontrarlas suficientemente crocantes. Ya entre colérico y desesperado, Crum cortó las patatas tan finas como una hoja de papel, las frió a fuego alto y les puso mucha sal, no se sabe si para fastidiar al hombre… ¡Deliciosas! Parece que dijo el cliente. Es de suponer que un cliente tan quisquilloso, tras tanto molestar, debe haber dejado una excelente propina.
2. El carpaccio
Esta receta se la debemos a una anemia padecida por la condesa Amalia Nani Mocenigo y a que por los años 1950 todavía se creía que la mejor manera de aumentar la cantidad de glóbulos rojos en la sangre era comiendo carne cruda. La anémica condesa fue a comer al famoso Harry´s Bar de Venecia y le pidió a su amigo, el chef Giuseppe Cipriani, que le preparara una carne cruda pero deliciosa.
Cipriani cortó tan finamente como pudo una pieza de solomillo e improvisó una salsa a base de mayonesa y mostaza. La condesa comió con apetito, pero puso en un aprieto al cocinero cuando le preguntó el nombre del plato. Por esos días, se presentaba en Venecia una muestra del pintor Vittore Carpaccio, uno de los hijos más ilustres de la ciudad. El veloz Cipriani respondió: «¡Carpaccio!». El aderezo ha cambiado, pero tanto el plato como la anécdota siguen siendo muy sabrosos.
1. El queso roquefort
Cuenta la leyenda que un pastor francés estaba apacentando sus ovejas cerca de Roquefort-sur-Soulzon. El muchacho comió en un lugar fresco y protegido y se fue por sus animales, olvidando en el lugar un poco de pan y de su cuajada de leche de oveja. Otro día, tras sentir el gusanillo del hambre, el joven volvió al lugar y se encontró con un queso enmohecido. ¡La primera ración del ahora famoso queso roquefort!