¿Te has planteado alguna vez dejar de beber por unos días? Si últimamente has tomado unos tragos de más, el otoño puede ser un buen momento para plantearse dejarlo por un tiempo y disfrutar estos beneficios:
Pierdes esos gramos extra con más facilidad
Las bebidas alcohólicas contienen, al igual que todos los alimentos, un aporte calórico. En el caso de las bebidas, la mayoría de alcoholes suponen entre 200 y 700 kilocalorías por vaso.
Tu piel lo agradece y luce mejor
La resaca causa estragos a corto plazo en la salud de la piel. Del mismo modo, su aspecto sufre las consecuencias del consumo regular de alcohol. La textura, el color y la dilatación de los poros están íntimamente ligados con el consumo de alcohol y sus efectos en el hígado. Pero, ¡atención! Si dejas de beber por unos días, comenzarás a notar los efectos positivos.
Encuentras el equilibro con mucha más facilidad
Puede parecer un cuento moral, pero un estudio de la Universidad de Binghamton (Nueva York) ha demostrado que entre las jóvenes estudiantes las muy bebedoras tenían más tendencia a la depresión que las que bebían poco o nada. Además, el alcohol perjudica nuestra habilidad para lidiar con el estrés.
Duermes mejor y rindes más
Dormir bajo los efectos del alcohol perjudica nuestros patrones de sueño tanto a corto plazo (cuando hemos bebido) como a largo plazo (cuando el cuerpo se acostumbra a ingestas de alcohol habituales). Esto perjudica enormemente nuestro descanso y la capacidad de rendir durante el día.
Sales ganando económicamente
Se calcula que en Estados Unidos cada persona gasta un 1% de sus ingresos en alcohol. Si las cifras aquí son más o menos similares y los jóvenes gastan más porcentualmente que los mayores, comienza a hacer tus cálculos.
Visto lo visto, ¿qué tal unos días sin consumir?