No es nada nuevo escuchar que demasiada sal es mala para nuestra salud, pero nuevas investigaciones han demostrado que una dieta rica en sal puede tener un efecto inesperado, más allá de los problemas cardíacos y la presión arterial alta.
El nuevo estudio, publicado en la revista Nature Neuroscience, ha encontrado que los ratones alimentados con una dieta súper salada muestran signos de disminución del rendimiento mental y deterioro cognitivo, debido a que sus cerebros carecen de sangre. Después de ser alimentados con una dieta alta en sal, los ratones habían perdido la mayor parte de sus habilidades de resolución de laberintos.
Este cambio en la función cerebral se produjo incluso si la dieta alta en sal no había elevado su presión arterial. Esto sugiere que aparte de los conocidos efectos de la sal en la salud vascular, algo más estaba sucediendo.
«El cerebro es un objetivo principal de los efectos nocivos de la sal», dice el estudio. «Informamos que los ratones alimentados con una dieta alta en sal desarrollan hipoperfusión cerebral marcada y una profunda alteración en la regulación endotelial de la microcirculación cerebral, lo que lleva a un deterioro cognitivo posterior».
Para descubrir esto, los científicos alimentaron a un grupo de ratones con una ingesta de sal de 8 a 16 veces lo normal, una cantidad que según los investigadores es «comparable al extremo superior del espectro del consumo humano de sal». Esto marcó una reducción del flujo sanguíneo en la corteza y el hipocampo, dos regiones cerebrales importantes que están asociadas con la memoria y el aprendizaje.
«Después de unos tres meses los ratones se volvieron locos», dijo a ABC Australian News el Dr. Costantino Iadecola, director del Instituto de Investigación Cerebral y Mental Feil Family de Weill Cornell Medicine en Nueva York, EEUU.
«Los ratones son muy curiosos y les gusta buscar cosas nuevas y con el tiempo perdieron la capacidad de identificar un objeto normal», explicó Iadecola.
Esta reacción fue particularmente extraña porque también se observó en ausencia de presión arterial alta. Aquí, la investigación adicional mostró que las altas dosis de sal estaban causando una respuesta inmune en el intestino delgado de los ratones, lo que resulta en un aumento de la circulación de interleucina-17, una sustancia inflamatoria que cambia los disparos químicos dentro de los vasos sanguíneos del cerebro.
Hasta el momento este estudio solo se ha llevado a cabo en ratones, pero los investigadores creen que es probable que lo mismo se aplique a los humanos. Investigaciones previas han demostrado que las dietas saladas están asociadas con la pérdida de la función cerebral, sin embargo siempre se pensó que esto se relacionaba estrechamente con los problemas de la presión arterial. Ahora, esta investigación ha demostrado un mecanismo más claro de cómo la sal puede afectar al cerebro directamente.
Mientras tanto, es importante saber que el consumo de sodio debe limitarse a menos de 2.300 miligramos al día: aproximadamente una cucharadita de sal.
El Ciudadano, vía IFLScience