La gran cantidad de alimentos que se importa en esta isla, bajo dominio colonial de Estados Unidos desde 1898, hace que la población sea más vulnerable a tener inseguridad alimentaria
El 33 por ciento de la población adulta de 18 años o más en Puerto Rico padece de inseguridad alimentaria y el 25,8 por ciento deja de comer por falta de dinero, según se desprende de un estudio del Departamento de Salud del país caribeño.
La gran cantidad de alimentos que se importa en esta isla, bajo dominio colonial de Estados Unidos desde 1898, hace que la población sea más vulnerable a tener inseguridad alimentaria, expresó el director en funciones del Instituto de Estadística, Orville Disdier, que presentó la investigación, destacó Prensa Latina.
Disdier señaló que “por esta razón es imprescindible conocer las estadísticas relacionadas a este aspecto, así como de las conductas de riesgo, morbilidades y prácticas de salud de las poblaciones vulnerables”.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la inseguridad alimentaria es un factor clave que complementa al indicador de subalimentación y permite mejorar la caracterización del hambre.
De los datos más relevantes de este estudio se estima que el 33 por ciento de la población de 18 años o más en Puerto Rico presentó inseguridad alimentaria.
De igual forma, el 21,7 por ciento de las personas entrevistadas indicaron que, en los 12 meses previos al estudio, hubo ocasiones en las cuales tuvieron que servirse menos cantidad de alimentos o dejar de tener una de sus comidas diarias por carecer de dinero.
Arecibo, mayor inseguridad alimentaria
El estudio también reveló, entre otros factores, que la norteña región de Arecibo fue la que mayor inseguridad alimentaria tuvo, al presentar un 40,6 por ciento, mientras que el área metropolitana de San Juan y en Ponce (sur) presentaron menor inseguridad alimentaria con 31,8 por ciento y 31,4 por ciento, respectivamente.
El 44,3 por ciento de las personas con inseguridad alimentaria percibieron su salud como regular o pobre, con un porcentaje mayor en mujeres (47,6), en comparación con los hombres (38,7).
Las personas diagnosticadas con algún trastorno depresivo presentaron 2,7 veces mayor probabilidad de pertenecer al grupo con inseguridad alimentaria que aquellas que no habían sido diagnosticadas con algún trastorno depresivo.
“Uno de los resultados más reveladores es el relacionado a la pobreza y su impacto en la inseguridad alimentaria”, estableció Myribel Santiago, gerente de Proyectos del Instituto de Estadísticas del país caribeño.
Santiago, autora principal del estudio, indicó que las personas con un ingreso menor de 25 mil dólares anuales tienen 3,3 veces mayor probabilidad de pertenecer al grupo con inseguridad alimentaria, que las personas con ese ingreso o mayor.