Holly una osa bezuda (una especie amenazada), como muchos otros osos, fue capturada cuando pequeña luego de que los cazadores mataran a su madre. Desde aquella traumática experiencia han pasado más de 25 años, pero estos no estuvieron exentos de sufrimiento. Una vez que la separaron de su madre fue vendida en el mercado negro y terminó en las manos de un hombre que a costa de torturas y golpes la convertiría en una especie de esclava obligada a hacer espectáculos de baile para entretener al público.
15 años pasó Holly junto a ese hombre; 15 años en los que fue víctima de los peores abusos imaginables.
Quizás el más doloroso de ellos fue el momento en el que, sin asistencia médica veterinaria, perforaron su hocico con una barra de metal caliente para poder hacerle un orificio donde amarrar una cuerda. Gracias a esta cuerda su dueño podía controlar sus movimientos y obligarla a bailar. En el proceso, rompieron varios de sus dientes con un martillo oxidado y dejaron graves heridas en su boca, nuevamente sin ser atendidas. Por lo mismo su boca se llenó de gusanos.
“Cada día golpeaban y desnutrían a Holly para que se sometiera y aprendiera rápidamente a obedecer a su entrenador solamente para evitar el dolor. El dolor debe haber sido agudísimo”
Todos esos años Holly, indefensa, tuvo que trabajar para ese hombre en las calles de India a pleno sol. Eso hasta el año 2003 cuando finalmente fue rescatada y transferida al santuario de Wildlife SOS.
Desde entonces, Holly ha conocido otro lado del ser humano a través de Suvidha Bhatnagar, su cuidador. Y ambos han entablado una gran amistad. Debido a su pésima calidad de vida y avanzada edad (Holly ya tiene 27 años y es la más anciana del refugio), la osa tiene problemas en las articulaciones y a la vista. Así que Bhatnagar muchas veces la guía hasta su comida y espera a su lado, acariciándola, a que acabe de comer.
Ahora Holly no tiene que preocuparse nunca más de que alguien vaya a hacerle daño, pero lamentablemente este problema está lejos de acabarse.
Se estima que en 1996 existían alrededor de 1.200 “osos danzantes” en India y aún hoy se siguen raptando oseznos para ser vendidos a entrenadores y vivir la misma tortura que Holly, o de lo contrario para ser explotados en las granjas de bilis de osos. Mientras tanto, organizaciones como Wildlife SOS e IAR están haciendo todo lo posible por rescatarlos y darles una mejor vida. Junto con Holly, ya han rescatado a alrededor de 600 osos bezudos pero aún queda mucho trabajo por hacer para acabar con estos terribles negocios.
Esperamos que más pronto que tarde, los osos nunca más tengan que vivir este infierno.