En muchos países – por no decir todos – existen tradiciones que van en contra del sustento del medio ambiente y de las especies que lo habitan. Algunos animales se encuentran en peligro de extinción porque el ser humano ha decidido edificar en su hábitat o que sean parte del menú degustación de cada día.
Sin embargo, la caza y venta furtiva de especies raras y la todavía legalización de la venta de especies en peligro de extinción en muchos países, se han convertido en un verdadero peligro.
Una de las mayores sufridoras de esta situación es la tortuga marina, cuya venta está legalizada en muchos lugares pese a su peligro de extinción. No obstante, siempre hay personas que intentan cambiar el mundo a mejor, como los que hoy queremos presentarte.
Arron Culling y su compañero de trabajo Mark se encontraron dos grandes tortugas marinas en venta en el mercado local en Papúa, Nueva Guinea
Los compañeros no se lo pensaron dos veces y pagaron 50 dólares por los dos animales
A cinco kilómetros en coche hay una playa perfecta para su adaptación, las estaban dejando en libertad
No son las primeras tortugas que los dos amigos liberan, siempre que se encuentran un ejemplar así en el mercado local la compran y la devuelven a donde no debió salir
Aunque es una iniciativa muy bonita y ejemplar, evidentemente no es la solución a un problema mundial, ya que poner fin a esto sólo está en manos de los gobiernos. Aún así, Arron y Mark dan una lección de humanidad, si todos hiciéramos lo mismo el mundo sería un lugar muy diferente.