Las mariposas monarca son famosas por su llamativa belleza y por la migración masiva que cada invierno lleva a millones de ejemplares a California y México. De algún modo, las nuevas generaciones de esta especie conocen las rutas migratorias de sus ancestros, aunque estén separadas de ellos por varias generaciones, y en ocasiones incluso vuelven al mismo árbol en el que se originaron sus antepasados.
Pero las mariposas monarcas norteamericanas criadas en cautiverio, pueden estar perdiendo su capacidad de emigrar hacia el sur, según un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Las poblaciones de monarcas de América del Norte han disminuido en más del 90% en las últimas dos décadas y las preocupaciones sobre sus números reducidos han impulsado una serie de esfuerzos de recuperación, incluidos los programas de cría en cautiverio, que eventualmente llevan a la liberación de mariposas durante los meses de verano y otoño. Sin embargo, los nuevos hallazgos sugieren que tales esfuerzos podrían no funcionar, com informa IFLScience.
«Esperamos que esto sea una vía para comprender cómo las monarcas están perdiendo la migración», dijo el autor principal del estudio, Marcus Kronforst. «Estas monarcas han sido llevadas a cautiverio, se les ha impedido migrar durante muchas generaciones y han perdido genéticamente la habilidad. Es un microcosmos de lo que ocurre naturalmente».
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores de la Universidad de Chicago compraron mariposas monarcas adultas a un proveedor comercial y las colocaron en jaulas cerradas en lo alto de un tejado que permitía que las mariposas estuvieran expuestas a la luz natural, la temperatura y otras condiciones ambientales. Los investigadores recolectaron huevos de estos ejemplares y se los llevaron a mariposas adultas, para que pudieran probar sus instintos internos de navegación colocándolos en un «simulador de vuelo» (imagen abajo) que usaba una computadora para rastrear sus movimientos.
Las mariposas deben volar hacia el sur como lo indican sus patrones de migración, pero las mariposas criadas a partir de monarcas comerciales no lo hicieron. Además, los investigadores probaron genéticamente las mariposas compradas comercialmente para asegurarse de que no fueran especies genéticamente diferentes. Encontraron que si bien las mariposas se habían originado en América del Norte, todavía eran lo suficientemente diferentes genéticamente como para ser consideradas como una población distinta. Esta pérdida de migración puede ser en parte causada por estas diferencias genéticas.
«No podemos identificar un cambio genético que haya sido responsable, porque hay muchos», dijo la autora principal, Ayse Tenger-Trolander, estudiante de doctorado en el laboratorio de Kronforst. «Pero creemos que en algún lugar de su genoma hay cambios que ha hecho una diferencia».
En una segunda prueba, los investigadores capturaron monarcas salvajes y criaron a sus descendientes completamente en el interior, en un sistema que imitaba las condiciones del exterior. Aunque algunos individuos de las monarcas criadas en cautiverio volaron en dirección sur, todo el grupo carecía de instintos migratorios en su conjunto. Los instintos migratorios de las mariposas son tan vulnerables, que simplemente llevar la crisálida de una mariposa al interior fue suficiente para interrumpir su comportamiento.
«Pensé que no había manera de que esto fuera importante, pero lo fue», dijo Tenger-Trolander. «Sabemos que hay muchos aficionados y criadores entusiastas tratando de hacer su mejor manejo y evitando comprar a los criadores comerciales. Pero también podría haber un problema con la crianza en el interior».
Los científicos están preocupados por la población de mariposas monarca que pasan el verano al este de las Montañas Rocosas. Este grupo sigue reduciéndose y se ve amenazado por diversos desastres naturales en los hábitats invernales mexicanos, así como por la menor superficie de plantas de algodoncillo en su hogar estival, informa National Geographic. A este problema, ahora se suman los nuevos efectos observados de la crianza en cautiverio, que si bien tiene las mejores intenciones, podría estar cambiando la naturaleza fundamental de esta especie radicalmente.