Los fragmentos del plástico que creamos y consumimos se encuentran en todo el mundo, cubriendo casi todos los continentes y casi todos los cuerpos de agua.
Ahora, los investigadores han encontrado que el 73% de los peces de aguas profundas del Atlántico noroeste también se lo están comiendo. De los reportes existentes hasta ahora, esto representa la frecuencia más alta en el mundo.
La contaminación plástica es profunda y es importante que estos informes sean conocidos por todos.
Utilizando redes de arrastre a 600 metros de profundidad, investigadores de la Universidad Nacional de Irlanda (NUI) en Galway, examinaron más de 230 peces muertos en aguas profundas, desde el pez linterna glaciar más pequeño, que mide 3,5 centímetros, hasta los más grandes Anguilliformes que llegan a los 59 centímetros. El estudio está publicado en Frontiers in Marine Science.
Los peces fueron inspeccionados en busca de microplásticos en sus estómagos y un ejemplo es el hallazgo de un pequeño pez linterna manchado que tenía 13 microplásticos extraídos en su interior.
Los microplásticos son fragmentos desprendidos de artículos más grandes de la más amplia variedad de objetos que usamos todos los días. No se trata solo de las botellas o las bolsas, sino también de cosas como el plástico que sale en el lavado de la ropa de fibra sintética o las microesferas del exfoliante facial.
Muchos de estos plásticos llegan al mar a través de sistemas de drenaje, donde una vez en el mar flotan a lo largo de la superficie.
Estos peces mesopelágicos, cuya migración vertical a través de la columna de agua transporta carbono y nutrientes a las profundidades del mar, ascienden a la superficie donde confunden el plástico con comida.
«Los peces de aguas profundas migran a la superficie por la noche para alimentarse de plancton y se exponen a los microplásticos», dijo la autora principal, Alina Wieczorek, en un comunicado.
El plástico no se puede digerir, simplemente se queda en el estómago de un animal, finalmente bloqueando el tracto digestivo.
Los peces estudiados tenían mucho plástico en el estómago: una especie tenía una tasa de ingestión del 100%. Las muestras fueron extraídas de un remolino de núcleo cálido, un tipo de corriente circular similar a los giros oceánicos que se considera un gran acumulador de microplásticos. Se cree que los peces vienen de un área especialmente contaminada en el Océano Atlántico; de ahí que la tasa sea tan alta.
«Esto explicaría por qué registramos una de las mayores abundancias de microplásticos en peces hasta el momento y planeamos investigar más a fondo los impactos de los microplásticos en los organismos en el océano abierto», dijo Wieczorek.
Los plásticos provienen principalmente de microfibras azules y negras que se encuentran en materiales sintéticos como el rayón, poliéster y nylon.
Estudios previos muestran que los microplásticos pueden ser ingeridos por todo tipo de animales marinos, desde zooplancton hasta lombrices y peces. Además de obstruir el sistema digestivo, la ingestión de plástico provoca daños físicos internos, inflamación de los intestinos y dificultades para comer. Lo más preocupante son los aditivos (como colorantes o retardantes de llama) que traen, que son transferibles a los animales.
El estudio fue parte de una investigación más amplia sobre cómo los microplásticos impactan las especies y ecosistemas marinos europeos clave.
El Ciudadano, vía IFLScience