La vida en los sombríos arrecifes de los océanos profundos está debajo del alcance de los equipos de buceo y gran parte de ella ha permanecido en sin ser estudiada por los científicos marinos.
Ahora, después de seis años de descubrimientos hechos en expediciones en el sur del Mar Caribe, un equipo de investigadores del Instituto Smithsoniano ha logrado el primer registro detallado de un ecosistema tan diverso y único que motivó la definición de una nueva zona oceánica.
A esa nueva zona oceánica la han llamado rafíptica .
Haciendo un recorrido por la profundidad del océano desde abajo hacia la superficie, por sobre la zona afótica abisal está la zona rafíptica (150 a 309 metros) seguida por la mesofótica (40 a 150 metros).
La rafíptica es demasiado oscura para permitir corales fotosintéticos que constituyan arrecifes, pero al contrario de la expectativa de un paisaje submarino estéril, el equipo documentó 4.436 peces individuales durante 80 inmersiones tripuladas alrededor de la isla de Curaçao.
Al principio las exploraciones se emprendieron para determinar si los peces de arrecifes de poca profundidad se refugian en aguas más profundas, debido a la disminución generalizada de sus hábitats, lo que llevó al descubrimiento y la identificación de esta zona desconocida.
Los hallazgos, publicados en Scientific Reports, incluyen las descripciones de unas 30 nuevas especies y seis nuevos géneros. Según el autor, Dr. Ross Robertson, estos números seguirán creciendo a medida que se analicen los datos, dado que aproximadamente una quinta parte de los peces detectados son especies totalmente nuevas para los investigadores.
«Los ecosistemas de arrecifes justo debajo de la mesofótica están globalmente infraexplorados y la visión convencional, basada en los pocos estudios que los mencionan, es que los ecosistemas mesofóticos se transforman directamente en los de las profundidades del mar», dijo Carole Baldwin, autora principal y directora del Deep Reef Observation Project (DROP) del Instituto Smithsoniano. «Nuestro estudio revela una zona no reconocida previamente, que une ecosistemas mesofóticos y de aguas profundas», explicó.
A pesar de carecer de las algas que forman el fondo de las cadenas alimenticias en los arrecifes tradicionalmente definidos, la mayoría de las especies de la zona rafíptica son peces que también se encuentran en zonas poco profundas y mesofóticas, lo que demuestra que estas pueden sobrevivir en un rango de profundidades que es el doble de lo que se había estimado antes.
Curiosamente y a pesar de ser una zona de poca luz, se observaron muy pocas especies propias de aguas profundas (más acostumbradas a condiciones de oscuridad).
El análisis genético y físico de varios especímenes escamosos reveló que algunas de las especies endémicas de la zona rafíptica evolucionaron no hace mucho tiempo, a partir de parientes de aguas más superficiales, aunque se desconoce qué presión selectiva causó la transición.
En estudios sucesivos, los investigadores de DROP investigarán si la extinción de los corales y el aumento de la temperatura oceánica, provocados por el cambio climático, están afectando a la vida en la zona mesofótica y la rafíptica.
Los autores predicen que recién se están acercando tímidamente a una asombrosa biodiversidad de arrecifes profundos y desconocidos.
El Ciudadano, vía IFLScience