Cómo los mexicanos recuerdan a sus mascotas en el Día de Muertos

Los animales son homenajeados por sus dueños

Cómo los mexicanos recuerdan a sus mascotas en el Día de Muertos

Autor: Nelytza Lara

Cada Día de Muertos las mascotas o animales de compañía también son recordados en altares que sus dueños les colocan, acompañadas de la ropa o correas que usaron en vida, e incluso les ponen recipientes con alimentos


No sólo es el mejor amigo del hombre en la vida, también en el plano no terrenal, el perro después de la muerte ayuda a las personas a cruzar al Mictlán o al menos eso es parte de la cosmovisión náhuatl.

Por estar enraizado este vínculo, cada Día de Muertos las mascotas o animales de compañía también son recordados en altares que sus dueños les colocan, acompañadas de la ropa o correas que usaron en vida, e incluso les ponen recipientes con alimentos.

En especial agrupaciones protectoras de animales, como Mundo Patitas, ponen ofrendas que están dedicadas en memoria de todos aquellos perros que alguna vez tuvieron casa o que nunca tuvieron la oportunidad de tener un hogar, o sea que murieron en el olvido.

En entrevista con Notimex, la directora de Mundo Patitas, Norma Huerta, indicó que está científicamente comprobado que la muerte de un animal de compañía puede ser igual de dolorosa que el fallecimiento de un miembro humano de la familia.

«Hay un duelo por supuesto y a veces las personas necesitan tiempo para reponerse y a veces hay una negación de no querer volver a tener un animal a un lado, porque pues es muy doloroso», señaló.

Añadió que a estos animales se les recuerda con cariño y dijo que hay una frase que gusta mucho: «Un animal muere verdaderamente sólo hasta olvidarlo». Es lo mismo que pasa con los seres vivos, ya que «mueren solamente hasta olvidarlos».

Comentó que crece cada año el número de personas que participan en las ofrendas en el Parque México, ubicado en la colonia Hipódromo Condesa, que este año serán instaladas el 2 y el 3 de noviembre.

«Cada vez tenemos más participación y no solamente vecinos de la colonia Hipódromo Condesa. Vienen personas de muchos otros lados a traer las ofrendas para poderlas colocar ahí y cada vez hay más ofrendas en las casas, ofrendas particulares dentro de las casas donde también, pues ahí en un pedacito ponen a sus seres queridos y también a los animales que han partido», dijo.

Norma Huerta mencionó que los altares que ponen están llenos de flor de cempasúchil, agua, azúcar, croquetas, algunos juguetes, golosinas, veladoras; «es la mezcla de la ofrenda normal o tradicional, pero con un toque de lo que a ellos les gustaba y por supuesto las fotografías de estos animales de compañía», aseguró.

Sobre los casos de maltrato animal, señaló cada vez indignan más y ahora es más fácil que la ciudadanía se entere de los mismos.

«Ahora nos enteramos, por ejemplo, lo que pasa en Oaxaca, lo que pasa en Baja California y antes pues era muy local lo que nosotros veíamos o alrededor de nuestra comunidad y ahora nos enteramos de lo que pasa incluso en otros países», dijo.

La importancia del perro para los mexicanos

El perro era de suma importancia en concepción de la muerte para los ancestros en México, pues creían que estos animales eran capaces de ayudarlos a cruzar el río llamado Chiconahuapan para llegar al Mictlán, el cual tenía muchos obstáculos para dificultar su llegada.

Tal viaje duraba cuatro días para poder arribar ante Mictlantecuhtli, conocido como El Señor de los Muertos, y su esposa la diosa y Señora de la Muerte, Mictecacíhuatl, que derivó en la hoy conocida como Catrina.

A estos dioses les ofrecían obsequios al llegar, como algodón y caña de perfume, que representaban el pase a ese mundo después de la vida.

Después los dioses los enviaban a una de las nueve regiones donde tenían que cumplir una estancia de cuatro años como prueba, antes de ir al lugar del eterno descanso, conocida como «Obsidiana de los muertos».

La raza de perros más común o de la que se tiene registro era la del Xoloitzcuintle, que representa al dios de la mitología tolteca del ocaso, Xólotl.

Cuando los ancestros prehispánicos morían, enterraban a su perro a un lado del difunto para que este fuera su compañero, el cual le brindaría la ayuda para cruzar el río y no ser un alma en pena por toda la eternidad.

Pero hay una condición para que el perro los ayudara a cruzar, si en vida lo trataron bien, alimentaron y dieron de beber a los canes, estos los ayudarían a cruzar; si el trato fue malo, los abandonarían para que sus almas estuvieran perdidas.

Después de la conquista española en México, se fueron erradicando poco a poco esos rituales, por lo que posteriormente sólo ponían en las ofrendas fotos de sus perros para recordarlos.

Actualmente esta tradición continúa puesto que no son vistos como una mascota, sino en muchos casos como un miembro más de la familia.

Además, hay organizaciones que buscan que el día 3 de noviembre se haga oficial para conmemorar a los perros difuntos, principalmente en memoria de los animales que han muerto atropellados, maltratados o asesinados de forma cruel.

Estos seres fieles y leales están con sus amigos humanos incluso después de la vida.

Fuente:Sputnik

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