Los cuervos, verdaderos protectores

El término cerebro de pájaro, usado de forma despectiva, resulta anticuado después de descubrir la asombrosa inteligencia que poseen los cuervos. Estos ovíparos han sido protagonistas de incontables leyendas, obras literarias e incluso estudios científicos; han acompañado al ser humano desde tiempo inmemoriales, casi igual que los caballos o los perros. Y aunque su reputación, en algunas ocasiones, sea catalogada como de mal agüero, la verdad es que son sumamente fascinantes y enigmáticos. Desmitificando esta fama despreciable, por medio de los mitos, nos daremos cuenta que esta ave es una de las más significativas de nuestra cultura.

Para los griegos, el cuervo representaba a uno de los servidores de Apolo, el que hiere de lejos. Según el mito, en un principio el ave era blanca, simulando los rayos solares. Sin embargo, después de que el dios solar malinterpretara de alta traición una negligencia informativa a cerca de una de sus amantes, hija de Coronis, el ave fue teñida de negro y expulsada del Olimpo.

Servidores, es correcto llamarlos así. Los cuervos tienen la facultad de servir al ser humano y a los dioses al mismo tiempo. Tal es el caso de Odín, el padre de los dioses nórdicos, quien posee dos cuervos y siempre lo acompañan, pues representan sus ojos. Uno de ellos: Huginn, simboliza el pensamiento, y el otro: Munnin, la memoria; ambos son apreciados como los sirvientes más cercanos al dios, además de los lobos.

Los navegantes lanzaban cuervos al mar con fines exploratorios; si estos regresaban pronto, significaba que aún estaban lejos de tierra, si estos no volvían a la embarcación, los vikingos seguían navegando hasta encontrarse con sus mensajeros en tierra firme.

Los nahuas, habitantes del antiguo valle de México, referían al cuervo como un ave de poder, relacionado con las fuerzas solares, pero también con las energías ocultas: Cacalotl o cuervo. En el códice Borgia aparece representado como uno de los trece regentes de Tonatiuh (el sol [¿coincidencia con la tradición griega?]), son aves que trabajan para sostener el equilibro del gran astro y los trece simbolizan sus nahuales. El cuervo ocupa el quinto horario de la tabla y es un viajero que puede introducirse al inframundo y emerger a la luz con gran facilidad. También para los nahuas, al igual que para los vikingos, son mensajeros, sirvientes de las esencias cósmicas y terrenales.

En la biblia, a través del pasaje del arca de Noé, sabemos que el cuervo es el ave mensajera que este profeta envía a buscar tierra, después del largo viaje sobre las aguas salobres del cataclismo. El cuervo jamás regresa a darle noticias sobre su destino, por lo que su reputación representa un mal agüero en la visión judio-cristiana.

Sea como fuere, el cuervo es una de las aves más inteligentes; es sumamente agradecido y muy servicial. El vínculo que el cuervo guarda con el ser humano es muy significativo, inclusive en la actualidad. Por medio de la mitología podemos darnos cuenta de su importancia para el desarrollo de las civilizaciones antiguas. No sorprende entonces que algunos cuervos tengan gran fijación en servir todavía a los seres humanos. Tal es el caso de la niña Gabi Mann, oriunda de Seattle, Estados Unidos, quien se ha convertido en amiga devota de estas aves. Lo que más sorprende de la experiencia de Gabi es la parte del relato cuando pierde la tapa de su lente de cámara, y éste es recuperado por un cuervo. Quiere decir que más allá de servirnos como compañía, los cuervos pueden llegar a ser verdaderos protectores o incluso sirvientes de tiempo completo.

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