Un equipo de científicos descubrió que el funcionamiento del sistema digestivo de un crustáceo podría abrir la puerta a la transformación de madera en biocombustibles, según un estudio publicado por la revista Nature.
La investigación, liderada por la Universidad de York (Reino Unido), revela algunos secretos del «gribble«, un pequeño invertebrado también conocido como la «termita marina».
Estas criaturas, explican los autores, cumplen con una importante misión ecológica, pues «comen» grandes cantidades de la madera que acaban en el mar procedente de los estuarios.
Al mismo tiempo, recuerdan, pueden ser una molestia porque dañan también la madera de las embarcaciones y las estructuras de los muelles construidos con este material.
Hasta ahora, no obstante, se desconocía cómo el gribble era capaz de digerir la lignina, un polímero orgánico altamente resistente que se encuentra en las paredes de las células de las plantas y nanofibras de celulosa.
Los expertos constataron que el intestino de la «termita marina» contiene hemocianinas, una proteína presente en algunos crustáceos que, además de transportar oxígeno y darles su característica sangre azul, son clave a la hora de extraer azúcares de la madera.
Por ello, confían en que este hallazgo sirva para desarrollar herramientas sostenibles con las que se pueda transformar la madera en combustibles bajos en carbono, como alternativa a los combustibles fósiles.
«El gribble es el único animal pequeño, que se sepa, que tiene un aparato digestivo estéril. Esto facilita el estudio de su proceso de digestión de la madera, frente a otras criaturas similares, como las termitas, que necesitan miles de microbios intestinales para realizar esa función», señala el principal autor del estudio, Simon McQueen-Mason, de la Universidad de York.
De esa manera, destaca, el gribble «mastica madera» para convertirla en «pedazos muy pequeños», tras lo cual recurre a las hemocianinas para alterar la estructura de la lignina.
«Las enzimas GH7, del mismo grupo con las que los hongos descomponen la madera, son después capaces de penetrar el material leñoso y liberar los azúcares«, agrega McQueen-Mason.
Los expertos recuerdan que la biomasa de las plantas leñosas es la fuente de carbono renovable más abundante en el planeta y, a diferencia de los cultivos alimentarios usados para generar biocombustibles, no presenta riesgos para la seguridad alimenticia.
«A largo plazo, este hallazgo podría ser útil para reducir la cantidad de energía que se necesita para efectuar el tratamiento previo de la madera para transformarla en biocombustible», señala Neil Bruce, también coautor del estudio.
La hemocianina tiene un efecto potenciador sobre la celulosa equivalente a los tratamientos previos desarrollados con energía termoquímica para facilitar la hidrólisis de la biomasa, concluye el experto.
https://www.elciudadano.cl/tendencias/crean-biocombustible-para-aviones-a-base-de-heces-animales/07/02/
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