En Italia los conejos ocupan parques que se encuentran solitarios por la pandemia

La fotógrafa romana Sabrina Baronio no podía creer lo que observaba en una plaza de Milán, Italia.

Contó docenas de liebres que están tomando los parques de la famosa ciudad, considerada una de las cunas de la moda en el mundo, ante la ausencia casi total de seres humanos motivado por la pandemia del Coronavirus.

Baronio fotografió a los animales a plena luz del día cerca de Via Stephenson, no lejos del Cementerio Mayor. «Conté docenas, independientemente de las sirenas de la ambulancia».

Milán, como el resto de Italia, está vacía. Los ciudadanos deben quedarse en casa: las medidas restrictivas impuestas por el gobierno para contener la emergencia del coronavirus así lo requiere, reseñó el portal milano.corriente.it/.

Es por ello que los animales con demasiada frecuencia maltratados por los humanos, intentan recuperan la naturaleza, los espacios que han perdido. Pero lo que en otro contexto podría parecer imágenes idílicas, en la situación actual es angustiante. 

Este es el caso de las fotos que muestran docenas de liebres con la intención de saltar en un espacio verde en los suburbios del noroeste de la capital lombarda.

Para ser precisos, se trata de liebres cola de algodón, una especie nativa de América del Norte. La autora de las tomas, Sabrina Baronio, una romana trasplantada a Milán durante 18 años que se ocupa de la mejora inmobiliaria, lo explica de la siguiente manera: “Vivo en un área, entre los distritos de Quarto Oggiaro y Gallaratese. Aquí ahora solo hay oficinas y hoteles vacíos y los cines Uci, con carteles de un mes de antigüedad afuera”.

Baronio dice que en el pasado ya había sucedido ver liebres en los parques. Sucedió por la noche, cuando llegaba a su casa del trabajo o una tarde con amigos. Ahora, sin embargo, los animales aparecen a plena luz del día y ocupan no solo la hierba sino también el asfalto. Parecen serenos, independientemente de las sirenas de las ambulancias que en estos días se escuchan continuamente.

“Por supuesto, existe la belleza de la naturaleza que regresa, que recupera el mundo. Pero para mí es sobre todo inquietante. Cuando tomé esas fotos (viernes, 20 de marzo) conté 25 animales. En una zona industrial. A plena luz del día. Y el espacio que fotografié es bastante pequeño. 

A estas alturas las liebres siempre están presentes, si te acercas no se asustan. La vida cotidiana es ahora eso. Es una escena apocalíptica, que chilla: antes había niños en bicicleta… la gente desaparece de las calles en tiempos de guerra, de hambre… ».

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