En el mundo existen 695 especies vivas de salamandras que se distribuyen en los continentes del hemisferio norte, con la excepción de unas pocas especies en el norte de Sudamérica. Algunas de estos pequeños animalitos sorprenden a los científicos por sus peculiares características y comportamiento en su entorno.
A diferencia de las ranas, poseen una cola bien desarrollada y carecen de oído medio. Y aunque los registros más antiguos de salamandras datan de mediados del período Jurásico, siendo la especie Chunerpeton tianyiensis la representante más antigua de las salamandras modernas, los últimos estudios moleculares datan la divergencia con respecto a las ranas en el período Pérmico.
Recientemente, los científicos reportaron que una salamandra fantasmagórica descubierta hace siete años en Europa del Este que se ha mantenido totalmente inmóvil en el mismo lugar.
Precisamente, el anfibio fue descubierto en una cueva submarina en Bosnia y Herzegovina, y ha permanecido inmóvil durante 2.569 días seguidos.
Una características de los olmos ( Proteus anguinus ) es que son las únicas especies de su género, esencialmente ciegos, conservando una capacidad limitada para percibir la luz. Sus otros sentidos (tacto, gusto, audición y magnetismo) están más desarrollados.
Esta rara especie encontrada hace casi una década atrás colonizó las cuevas submarinas de Bosnia y Herzegovina, Croacia, Italia y Eslovenia en algún momento hace entre 8,8 millones y 20 millones de años, según estimaciones científicas.
Longevidad a toda prueba
Las salamandras son criaturas extraordinariamente longevas, con vidas que pueden durar más de un siglo. Sus ciclos reproductivos tardan alrededor de 12.5 años en completarse. También son increíblemente lentos.
Un estudio publicado en el Journal of Zoology, demostró cuán lentos pueden ser los de esta especie.
Para ello, los estudiosos etiquetaron olms adultos usando un método que significaba que no había necesidad de que fueran trasladados de su entorno. El equipo rastreó los movimientos de 19 olms individuales en el transcurso del estudio.
Los individuos fueron etiquetados en etapas, por lo que algunos fueron monitoreados durante 28 meses, mientras que otros fueron seguidos durante ocho años.
En los resultados de este estudio, el individuo más activo del grupo viajó apenas 125 pies en 230 días, mientras la mayoría se movió alrededor de 16 pies por año.
Extrañamente, un individuo en particular mostró niveles extremos de quietud, sin moverse una pulgada durante un período de siete años.
Todo en un mismo lugar
De acuerdo con los resultados, los científicos afirman que las olms no necesitan moverse, a pesar de que existen en un mundo de oscuridad, escasez de alimentos y mínima variación estacional.
De hecho, las salamandras de este tipo estudiado requieren poco oxígeno y parecen ser resistentes al hambre, y pueden pasar varios años sin comida.
Al parecer, este comportamiento se debe a que las olmas de larga vida y reproducción lenta son «muy cautelosas con la energía y limitan sus movimientos al mínimo», especulan los expertos.
Explican que el efecto combinado de ser lento y tener largos ciclos reproductivos significa que son muy vulnerables a las amenazas y los cambios en el medio ambiente.
Los autores del estudio describen la especie como indicadores sensibles para «actividades humanas que cambian el hábitat».
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