La caza de ballenas minke en Islandia ha llegado a un final confuso. Los comentarios hechos a la agencia APF sugieren que después de años de ganancias decrecientes, la industria local cerrará sus puertas.
«Esta es una muy buena noticia para las ballenas minke y para Islandia», dijo en un comunicado Sigursteinn Masson, Representante de Islandia para el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW). «Poner fin a la caza de ballenas minke tendrá un impacto muy positivo en la industria mucho más viable de la observación comercial de ballenas», agregó.
Un portavoz de IP Fisheries, la principal empresa ballenera de minke en Islandia, dijo que su decisión fue influida por varios factores. La ampliación del santuario de ballenas en la bahía de Faxafloi, cerca de Reykjavik, en diciembre pasado, significó que el 85% de las ballenas minke capturadas -que históricamente fueron arponeadas- ahora se encuentran en aguas protegidas.
Para continuar capturando ballenas minke, los pescadores han tenido que ir cada vez más lejos de la costa, pero no se ha demostrado que sea particularmente exitoso. La industria tenía una cuota autoasignada de 262 ballenas, de las cuales 6 fueron capturadas en el mes de junio -el mes más productivo para la industria. Es la cantidad más baja de ballenas capturadas desde 2003, cuando se reinició la caza comercial.
Lo curioso es que, en principio, la ballenera minke estaba destinada principalmente para turistas, quienes erróneamente suponen que la carne de ballena es un plato islandés tradicional, mientras los datos indican que un porcentaje extremadamente pequeño del país come carne de ballena minke regularmente.
Los turistas, sin embargo, son cada vez más propensos a salir a cazar ballenas en barcos en estos días, mientras que el número de personas que comen ballena minke ha caído dramáticamente, del 40% en 2009 al 11% en 2017.
Tal vez con cacerías cada vez más improductivas, sumadas a una serie de titulares sombríos, los cazadores de ballenas minke comenzaron a oír la voz de protesta en y se rindieron.
No sabemos si este es realmente el final. Tal vez vale la pena señalar una noticia muy similar que circuló en 2007, cuando se decía que la industria ballenera en Islandia estaba cerrando debido a la disminución de las ganancias.
Es importante recalcar que las últimas noticias se aplican solo a la ballena minke, cuyo número de población es lo suficientemente estable como para tenerlo como «Preocupación menor» en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Los rorcuales (o ballenas de aleta), sin embargo, están en la lista de «En Peligro y aún están siendo cazados en grandes cantidades por la única otra compañía ballenera del país, Hvalur hf.
La caza de ballenas en Islandia se ha llevado a cabo durante mucho tiempo, lo que ha provocado la muerte de alrededor de 35.000 ballenas desde fines del siglo XIX.
Islandia y Noruega burlan sistemáticamente la moratoria global de 1986 sobre la caza comercial de ballenas de la Comisión Ballenera Internacional (IWC), derivada científicamente.
Como explicó la organización sin fines de lucro Whale and Dolphin Conservation (WDC), Islandia no objetó la moratoria en ese momento, pero la abandonó en 1992. Luego la reincorporó en 2002, pero con una reserva en contra. A través de esta reserva legalmente disputada, la caza comercial de ballenas comenzó en 2006 y se aceleró en 2009, legando a su punto más alto en 2010.
El aparente fin de la cacería de ballenas minke es una buena noticia, pero los rorcuales continúan siendo sacrificados. En los últimos años se hizo evidente que la mayor parte de la captura de estas ballenas se envía a Japón, lo que resalta cuánto trabajo falta para poner fin a esta práctica cruel y obsoleta.
Fuente: IFLScience