No es extraño que un pueblo dedicado como el japonés venere a un animal tan sofisticado como el gato. Por eso han decidido vestirlos como a sí mismos: de gala.
El kimono, esa especie de bata de seda de diseños florales y colores estridentes, es una prenda valorada en Japón por su historia y significado. Es lo ancestral, lo tradicional, lo sublime. Por eso no extraña que ahora sean las mascotas las que lo usan, y lo bien que les queda. Con las mismas telas utilizadas para kimonos de mujer, una marca lanzó una línea de prendas lavables y en diversos talles, para gatos esbeltos y no tanto. Incluso hay kimonos a medida, para felinos de porte. Así, las casas de Tokio, Kioto, Osaka o Kobe lucen gatitos más refinados, aseados y pulcros como sus dueños. ¡Viva Japón!
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