Una investigación sin precedentes sobre el árbol genealógico evolutivo de los caballos modernos, ha proporcionado nuevos y reveladores datos sobre su origen y presente.
El nuevo estudio, publicado en la revista Science, encontró que las especies domesticadas más antiguas conocidas no están en la raíz de las actuales razas de caballos, como se creía previamente.
Se pensaba que los caballos de la antigua civilización Botai, en Kazajstán, fueron los que dieron origen de todas las razas domesticadas modernas que conocemos hoy y que se esparcen por el mundo, pero nuevas evidencias arqueológicas y genéticas indican que los equinos de la civilización Botai no son los ancestros de los actuales, sino de los caballos «salvajes» de Przewalski, nativos de Mongolia.
Todos los caballos domésticos, que datan de hace 4.000 años, actualmente solo muestran un 2,7% de genes relacionados con el origen Botai. Esto indica que hubo una rotación genómica masiva que sustenta una expansión de caballos que coincide con expansiones de población humana a gran escala durante la Edad del Bronce Antiguo, la que habría dado lugar a los domesticados modernos.
Los hallazgos contradicen totalmente los modelos sobre los orígenes de los caballos que se tenían hasta ahora. El que se conocía como el último caballo salvaje en la Tierra, en realidad es descendiente de los caballos domésticos más antiguos, que simplemente escaparon de la tenencia humana y se asilvestraron durante los últimos milenios.
Los resultados de la nueva investigación, liderada por Ludovic Orlando, del Centro Nacional francés de Investigación Científica (CNRS), y Alan Outram, de la Universidad de Exeter en el Reino Unido, indican que en el mundo ya no quedan caballos realmente salvajes.
En su trabajo, los investigadores examinaron una amplia gama de genes de 88 caballos de diferentes épocas y lugares geográficos.
El Ciudadano