El director de cine estadounidense Martin Scorsese, ganador del Premio Princesa de Asturias de las Artes produjo y dirigió docenas de películas de ficción y documentales, incluyendo Taxi Driver, Cabo de Miedo, Casino o El lobo de Wall Street.
A continuación, algunas de sus mejores películas de Scorsese, nacido en Nueva York y de ascendencia italiana, para que las disfrute.
Toro Salvaje (1980)
Uno de los largometrajes más aclamados de Scorsese narra la historia del joven boxeador Jake La Motta (Robert DeNiro) que se entrena junto a su hermano Joey (Joe Pesci), quien también es su manager, con el sueño de convertirse en campeón de peso medio. Su pasión se convierte en obsesión, pero cuando logra su objetivo su carácter se torna violento y descontrolado hasta poner en riesgo su matrimonio con Vicki. A medida que aumenta la tensión en su vida se ve presionado por la mafia para que amañe sus combates. Con este papel ganó el Oscar al Mejor Actor.
Sutter Island (2010)
Una historia sobre la doble moral y realidades paralelas protagonizada por Mark Ruffalo y Leonardo Di Caprio, otro gran fetiche de Scorsese junto a Robert De Niro.
Es la historia de dos efectivos policiales que en los 50 acuden a una isla de Boston para investigar la desaparición de una peligrosa asesina, que logró escapar del psiquiátrico. A su llegada, ambos descubren que el centro es de lo más rocambolesco y siniestro y esconde secretos mucho mayores que el motivo por el que han sido destinados a la isla. La situación les hace cuestionarse su propia realidad.
Malas Calles (1973)
Es una de las primeras y más brillantes películas del director. Es la historia de varios jóvenes que se reúnen en un bar. La trampa se centra en los chicos que vagan día tras día y también en las noches del barrio neoyorquino de Little Italy sin más preocupación que beber y trasnochar. Hasta que un día deciden, a través del tío de Charlie, entrar en la mafia de Nueva York en una decisión que cambiará su existencia para siempre.
Infiltrados (2006)
Con DiCaprio, Matt Damon y Jack Nicholson en los papeles principales, se centra en las historias paralelas de dos policías infiltrados: por un lado, el novato Billy (DiCaprio), que se sumerge en el organigrama de la mafia irlandesa de Boston, dirigida por el peligroso Frank Costello (Nicholson), y por el otro Colin (Damon), un joven agente que promociona en el cuerpo de policía y en el que está infiltrado por la mafia. El placer del cineasta es que Infiltrados le valió su único Oscar a Mejor Dirección.
El Último Vals (1978)
Esta pieza documental sirve también para descubrir la pasión de Scorsese por la buena música. Estrenado en 1978 y rodado dos años antes, la cinta pone su foco en los conciertos de despedida de The Band, el grupo por el que pasaron ilustres como Bob Dylan, Van Morrison, Neil Young, Eric Clapton o Neil Diamond.
El último vals es el padre de todos los documentales sobre el rock y otros estilos hermanos. Tiene poesía, tiene emoción y está cargada de melancolía, aunque sólo sea porque supone el adiós a un grupo legendario después de 16 años en la carretera. Treinta años más tarde, en 2008, Scorsese rodó Shine a Light, su documental sobre The Rolling Stones.
Gangs Of New York (2002)
“América was born in the streets” ó “Amércia nació en las calles” fue mucho más que un eslogan para presentar esta cinta a principios de siglo, en la que la mafia volvía a ser protagonista. Inspirada en la Nueva York de mediados del siglo XIX, y en su conflictivo barrio, la película se centra en la lucha entre dos bandas: los «Conejos Muertos», liderados por el Padre Vallon (Neeson) y los Nativos Americanos, con Bill “El Carnicero” al frente. El escuadrón liderado por el personaje de Day Lewis termina imponiéndose y dominando las calles de Nueva York. Pero tres lustros después, el hijo del Padre Vallon, Amsterdam (DiCaprio) quiere vengarse de Bill «El Carnicero» y de sus criminales.
El color del dinero (1986)
Apenas unos meses después de estrenar ¡Jo, qué noche!, Scorsese lanzó El color del dinero. No se notó el desgaste y, de hecho, esta cinta protagonizada por Paul Newman y Tom Cruise (y en la que no aparecen, sorprendentemente, De Niro, Keitel, Pesci ni DiCaprio) elevó más aún al cineasta hacia el Olimpo.
La película se centra en las tramas cruzadas del antiguo campeón de billar Eddie Fielson, ya retirado, y del joven jugador Vincent Lauria, cuya manera de jugar fascina a Eddie. Éste último abandona el negocio de licores que ostenta para apostar por Vincent y convertirse en su mentor para juntos, y en compañía de Carmen (Mary Elisabeth Mastrantonio), intentar hacerse de oro, aprovechando el talento de Vincent. El filme es la segunda parte de El buscavidas (1961) y le valió al veterano intérprete su único Oscar.
Uno de los Nuestros 1990
Inspirada en la historia real del ya desaparecido criminal Henry Hill, la historia se centra en la vida del ganster, al que da vida Ray Liotta. Un hombre que, fascinado por la vida de los mafiosos del barrio de Brooklyn en el que vive, decide dejar los estudios y unirse a la célula. Con el tiempo, Henry comienza a hacerse fuerte y ganar peso en la organización y a estrechar sus vínculos con los líderes, en especial con Jimmy. Sus negocios son cada vez más turbios, pero proporcionales a la gran cantidad de dinero que les reportan. Esta cinta deja patente que se puede cenar de manera muy tranquila pese a tener un cadáver en el maletero del coche.
Casino (1995)
Con Robert De Niro y Joe Pesci, a mediados de la década de los noventa Scorsese volvió a ponerse al frente de este thriller. La película se centra en la historia de un importante casino de Las Vegas en los setenta, que es propiedad de una organización criminal. Aunque la cinta se enfoca especialmente, en la trama del director del casino, el hábil Sam «Ace» Rothstein, cuya misión es que la banca siga ganando siempre, a toda costa. Su vida cambia radicalmente cuando sus jefes, impresionados por su destreza, envían al impetuoso Nicky Santoro (Pesci) a cuidar de Sam, pese a que este, enamorado de la bella Ginger (Sharon Stone), no comparte el entusiasmo de sus jefes por tener a Nicky respirándole en la nuca.
El lobo de Wall Street (2013)
A mediados de los años 80, Belfort era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes sino ser ambicioso y ganar una buena comisión. Su enorme éxito y fortuna le valió el mote de «El lobo de Wall Street». Dinero. Poder. Mujeres. Drogas. Las tentaciones abundaban y el temor a la ley era irrelevante. Jordan y su manada de lobos consideraban que la discreción era una cualidad anticuada; nunca se conformaban con lo que tenían.