Aunque la educación formal es parte fundamental en la vida de los artistas, muchos no tuvieron una educación académica. Algunos artistas decidieron ser autodidactas y por medio de su ingenio, creatividad, amor por el arte y esfuerzo, lograron posicionarse en el mercado como algunos de los mejores en sus áreas. Así, sin la guía de maestros o de las credenciales que otorgan las instituciones artísticas, demostraron que el talento está en la sangre y que para llegar a la meta el medio no siempre es el mismo.
Algunos rompen el molde del genio y demuestran que la disciplina académica logra resultados inesperados; otros demuestran lo contrario, personajes que gracias a su creatividad nata no necesitaron de escuelas para explotar su potencial artístico, a continuación presentamos algunos artistas autodidactas:
Jorge Luis Borges
Uno de los artistas que estaba destinado a su profesión, sabía leer y escribir desde los cuatro años, a los cuatro escribió su primer relato, esbozó a la misma edad un ensayo sobre mitología griega y a los nueve años tradujo al español El príncipe feliz, de Oscar Wilde. Su educación formal comenzó hasta esa edad, pero se vio interrumpida después del bachillerato. No era sorpresa que Borges estuviera encaminado a la grandeza.
José Saramago
El premio Nobel de literatura de 1998 fue hijo de campesinos sin recursos para costear su educación; estudió en una escuela técnica con pocas materias humanistas, pero a la par, Saramago estudió los pocos textos clásicos que pudo, líneas que hasta sus últimos días pudo recitar de memoria la perfección. A los 22 años publicó su primer novela sin éxito y dejó la pluma por más de veinte, fuera de escasos trabajos como crítico o periodista, no escribió una sola líena. Fue hasta 1976 que se dedicó exclusivamente a la literatura y 20 años después obtuvo el mayor galardón de las letras.
Ray Bradbury
En sus consejos de escritura, Ray Bradbury advierte que una educación universitaria no es necesaria para ser escritor, que él “vivía” en la biblioteca y se “graduó” de ella a los 28 años; allí, el padre de la ciencia ficción aprendió sobre todos los temas, géneros y estilos.
Roberto Bolaño
El escritor chileno que escribió una de las mejores novelas mexicanas de todos los tiempos, encontró en las letras la manera de liberarse de un mundo sumido en la represión. Hijo de una familia de clase media baja, concluyó sólo su educación secundaria pero no su amor por los libros. A los dieciséis años, ya en la ciudad de México, abandonó definitivamente la escuela para convertirse en escritor autodidacta, uno que leía desde thrillers policiacos, hasta los clásicos griegos.
Woody Allen
El cineasta imparable, quien desde hace más de 30 años estrena una película por año, nunca fue a la escuela de cine. En el documental que lleva su nombre muestran los inicios de Allen como escritor de chistes, posteriormente como comediante en shows de stand up y escritor de guiones de comedia, para finalizar como guionista, director y protagonista de sus películas.
Stanley Kubrick
Amante de la fotografía, el jazz y el ajedrez, Kubrick desarrolló su creatividad a temprana edad, su afición por la cámara lo llevó a trabajar como fotógrafo para algunas revistas y así adentrarse en el mundo del cine, arte de la que se enamoraría y aprendería todo para luego ser el director de su primer documental corto, en 1951, a los 23 años. Mientras evolucionaba como cineasta, su amor por el jazz permitió que prescindiera de compositores y fuera él quien escogiera la música de sus películas. Finalmente, la fascinación por el ajedrez lo volvió una persona tan calculadora y perfeccionista que repetía tomas e intentaba hacer toda escena a la perfección.
Quentin Tarantino
Uno de los directores más importantes de los últimos años dijo alguna vez: “no estudié cine, fui al cine”, por eso es que muchos podrán decir que Tarantino roba ideas de otros cineastas y que las escenas que filma podrían tener muchas citas a pie de página al ser inspiradas de películas anteriores, quizá sea cierto porque los maestros de Tarantino fueron los grandes directores, su salón de clases fue la sala de cine y su material fueron las películas.
Frank Zappa
Zappa asistió a más de seis preparatorias debido a su constante cambio de domicilio, pero su amor por la música siempre fue más importante que su educación. Finalmente dejó la universidad y fue el quien sacó a sus hijos del escuela a los quince años. No creía en el sistema educativo estadounidense y esto es algo de lo que dijo sobre éste:
“Abandona la escuela antes de que se pudra tu mente por exponerla a nuestro mediocre sistema educativo. ¡Olvídate del título y ve a una biblioteca, edúcate a ti mismo si tienes las pelotas bien puestas! Algunos de ustedes parecen robots plásticos a quienes le dicen qué leer”.
Jimmy Hendrix
Hendrix obtuvo su primer instrumento musical a los cuatro años: una armónica. A los catorce compró su primer guitarra acústica, e influenciado por B.B. King comenzó a practicar con ella. Irónicamente, el año en que Jimmy Hendrix comenzó a tocar con bandas locales, la única materia que reprobó en la escuela fue música; poco después abandonó la escuela y fue a través de observar a otros y de su propio ingenio que se convirtió en uno de los más importantes e influyentes guitarrista de la historia de la música.
Basquiat
Un enfant terrible del mundo del arte; Basquiat, quien acudió a una escuela para niños superdotados y era aficionado a los museos en su infancia, comenzó su carrera artística sin conocimientos técnicos mientras vivía en las calles de Nueva York. Sus grafittis ganaron fama poco a poco y lo llevaron a experimentar con otras técnicas. Su amor por artistas como Rauschenber y De Kooning le permitieron crear sus propias obras de arte.