La tarde se oscurece en Quinta Normal, y a pasos de la esquina de Alsino con Jujuy se empiezan a reunir los integrantes de 12 Tribus. No llegan todos ya que tres de sus integrantes están grabando una base en el estudio de los vecinos -al cruzar la calle- de Movimiento Original. El ensayo que servirá para hacer las fotografías va incorporando uno a uno los músicos y sus instrumentos, tal como en el origen de esta banda de reggae.
Así lo explica Boris Muñoz, percusionista del grupo, al decir que 12 Tribus “se formó en el año 2000, pero eso era cuando nos juntábamos en las casas y tocábamos con guitarras de palo, un bongó y accesorios. Luego empezamos a tocar con batero, pasaron hartos, pero creo que cuando llegó Diego (Contreras), el baterista actual, que fue el 2003, se conformó lo que hoy es 12 Tribus”. Para que luego, de a poco, explica, “de forma natural fueran llegando los demás, después llegó Patricio, los vientos, Danilo, y así hasta hoy que somos nueve músicos”.Remata diciendo que pasamos de ser un grupo de amigos y compañeros del Pedagógico a una familia, que es como se sienten ahora.
Familia que según explican toca “básicamente reggae, pero siempre nos ha gustado fusionar, fusionar elementos afroamericanos, con música de raíz negra, con jazz, con soul, con funk, con de todo un poco. No estamos cerrados en ese sentido a nada, tratamos de fusionar el reggae con lo que nos guste, con lo que nos salga, como que nuestra música fluye en ese sentido”.
Recuerdan que en la historia de la banda siempre estuvo la inquietud del reggae, y pese a que cada uno escucha diferentes músicas, “a todos nos gusta el reggae. Entonces como que todos tenemos algo que aportarle al reggae”, explica Danilo Avilés, guitarra de la banda. Aporte que también ha pasado por la incorporación de la sonoridad que le entregan la incorporación de clarinete, saxis, flauta y trombón, lo que explican, “se ha traducio en composiciones más complejas”. Algo que también se refleja en las temáticas, “y no sólo hablamos de amor y amistad, sino de otros motivos, como protesta o más contestarios”, y que aseguran responden a un proceso donde la filosofía rasta fue complementada con otras experiencias de vida.
Experiencia que plasmaron en su primer disco, trabajo largo que recoge temas desde el 2000 hasta ahora, de pura autogestión, como todo lo que ha hecho la banda y que se refleja en que todos hacen de todo, buscando la sustentabilidad del grupo, y que se verá plasmado en su lanzamiento el próximo siete de noviembre en el Cine Arte Alameda.
Y después, así como lo siguen haciendo ahora, es seguir tocando, “seguir estando presente, tratamos de no estar parados en ningún momento, tratamos de tocar en todos lados, donde sea en Santiago, y tratamos de salir a regiones”. Y pese a lo dificil que resulta ahora encontrar buenos espacios para tocar, se han presentado en lugares donde nunca se imaginaron, aunque sienten “que no hay una cultura del chileno por pagar por ver música”. A lo que se suma, dicen que algunos locales y espacios han sido perseguidos, sobretodo “en la comuna de Santiago, en el paseo Ahumada, el parque Forestal, y es que no quieren nada con las expresiones de la gente, e incluso a nosotros por tocar reggae nos discriminan, ya que no existe una cultura en Chile de respetar lo distinto, sin que te criminalicen”, sentencia el tecladista Patricio Báez. Así y todo siguen tocando.
Texto: Jordi Berenguer
Foto: Evelyn Cazenave
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