La fotógrafa australiana Amanda Fordyce decidió fotografiar esa Cuba alejada de dispositivos móviles y de la dictadura del consumismo impuesta en casi todo el resto del planeta…ésta es su mirada y éstas sus impresiones:
“En mi limitada experiencia, la gente cubana tiene un fuerte sentido de la historia, la cultura, la creatividad, la expresión y son probablemente una de las personas más genuinas y acogedoras que he conocido. Viajar a Cuba es una experiencia mágica en muchos niveles”.
Sobre la ausencia de la tecnología, Amanda dice en un tono irónico que es probable que los jóvenes no puedan cancelar a último momento una cita, pero en realidad no es necesario, porque:
“cuando un hombre dice que te invita a salir, pueden quedar desde un teléfono fijo y llegará a la cita en el momento acordado sin ninguna falla”.
“La gente en La Habana es generalmente cálida, humilde y generosa, están abiertos a la conexión humana. Cuando uno viaja a Londres o París, por ejemplo, encuentra a todos los habitantes con la mirada hacia abajo, viendo el celular o el iPad. En Cuba no es así, ellos están jugando ajedrez o fútbol en la calle, hablando con sus vecinos, invitándolos a que vayan a bailar salsa o a caminar a lo largo del malecón”.
“Un día me encontré con una hermosa chica montada en su bicicleta en la calle, le pregunté si podía fotografiarla, charlamos un poco en ‘spanglish’ y después me invitó a su casa para una fiesta. Realmente me enamoré de la gente y su forma de vida”.
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