¿Qué tanto puede pasar en menos de dos años?
Supersonic”, reciente documental de Oasis, demuestra que en ese periodo de tiempo una banda puede llegar de la nada y cambiar por completo el mundo. Aunque nos gustaría pensar que nadie más lo había hecho hasta la década de los 90, es inevitable regresar a fines de los 70 y mirar el nacimiento de la suciedad y la furia con los Sex Pistols causando destrozos en casas discográficas y la televisión. Podríamos decir que sin ellos, sin The Clash y Siouxsie and The Banshees el punk y el resto de la música no serían nada, pero estaríamos equivocados.
Antes de que los rugidos de las bandas inglesas hicieran explotar al género en el resto del mundo, nació una fuerza que impulsaría la rebeldía desde una esquina silenciosa. Un poder que creció en Estados Unidos y tiene un nombre: The Ramones.
Londres puede tener derecho a decir que es el líder del punk. The Ramones llegó, pero necesitó a Joe Strummer y a los Pistols […] a todas esas bandas. Si no fuera por eso, solamente se hubieran estancado”, son palabras de Danny Fields, el fotógrafo que siguió a los Ramones en su primera gira por Norteamérica, cuando el sueño aún comenzaba y no tenía nombre, pero sí un uniforme. Johnny, Tommy, Joey y Dee Dee eran los rostros más feos del mundo y tocaban las canciones más rápidas que el mundo había visto, pero estaban lejos de ser el ícono que ahora son. Eran sólo cuatro jóvenes en chamarra de cuero sin ideología, pero con cientos de posibilidades.
Danny Fields no era un fotógrafo, era mánager y publicista pero fungió como observador del proceso de desarrollo de los Ramones durante sus primeros años. Las imágenes que tomó a lo largo de esa gira las publicó en un libro llamado “My Ramones”, donde además de mostrar un lado inocente y tranquilo del cuarteto, corrige los errores de los historiadores de música y habla honestamente sobre lo que él pensaba del grupo y de su futuro como creadores. Fields es un personaje un tanto misterioso, porque a pesar de haber firmado a Iggy and the Stooges y a los Ramones, no ganó ni un solo centavo. Fue hasta después de abandonarlos que las bandas tuvieron sus momentos de fama.
Así haya sido por sus habilidades metafísicas de predecir el futuro de la música o por simple coincidencia, Fields disfruta regresar el sentido de realidad a lo que hemos convertido en leyenda. Odia por completo la palabra punk y señala que The Ramones no sería la banda que conocemos si Sex Pistols no hubiera tenido éxito con sus locuras en Inglaterra. El cuarteto de Queens tuvo suerte de que llegara esa ola porque, sin tener ni un poco de su ideología, lograron ser catalogados como los actos más importantes de punk. La banda ni siquiera había escuchado la palabra “punk” cuando comenzaron a tocar en 1976 y, aunque tenían una base fiel de fanáticos, su único propósito era hacer canciones de rock ‘n roll con la menor producción posible, mientras tocaban demasiado rápido.
Fue una milagrosa concurrencia el hecho de que el punk estallara en Inglaterra, pues de pronto los Ramones tenían una escena a donde entrar. Distintos grupos comenzaron a notar el impacto de The Clash y demás bandas inglesas y se creó la escena en Estados Unidos.
Lo irónico es que la gente piense que los Sex Pistols y los Ramones eran similares cuando no podrían ser más diferentes. Johnny Rotten era un joven antigobierno de derecha, estaba en contra de las políticas de la Primer Ministro Margaret Thatcher y buscaba que la audiencia pensara por sí misma. The Ramones, por su parte, cantaba temas de juventud con estructuras pop fáciles de reconocer y de repetir. Su éxito no fue más que una deshonesta integración.
La diferencia más clara entre ambos grupos, que revela la hipocresía de los Ramones, es el hecho de que Johnny Ramone tenía ideas políticas de ultraderecha. Es decir, apoyaba al partido republicano en Estados Unidos: a Ronald Reagan y aquéllos que se enfocan en darle más privilegio a las clases sociales altas. Danny Fields también hace luz de ese hecho y se ríe, mientras contempla el engaño bajo el que viven miles de fanáticos. En las fotografías que tomó podemos ver esa disimilitud. Mientras que los Pistols y The Clash eran documentados con su rebeldía y comentario social acostumbrado, los Ramones pasaban en calma el tiempo entre conciertos; aunque fueran veloces y ruidosos, no tenían el espíritu que se vivía en Inglaterra.
Fields menciona que aunque los libros de historia digan que todos amaban a los Ramones, no era cierto. Existían bandas como Iggy & the Stooges, Blondie y The New York Dolls con sonidos garage mucho más llamativos que el cuarteto de Queens, así que en distintas locaciones eran abucheados y se hacía burla de su imagen, ya que todos usaban chamarras de cuero, pantalones ajustados y zapatos deportivos; querían imponer una imagen pero fracasaron, a diferencia de Malcolm McLaren en el Reino Unido y su trabajo con los Sex Pistols. A lo largo de los años, distintos autores y seguidores le han pedido a Fields que se retracte por sus comentarios, pero él lo vería como añadir más mentiras en una historia llena de ellas.
Si podemos hacer un comentario que retire tanta negatividad al inicio de los Ramones, especialmente ahora que casi todos están muertos, sería que ellos tenían una forma distinta de hacer punk. Para ellos se reducía a hacer rock/pop de forma sucia y rápida, pero lo cierto es que gran parte de su éxito se debe a coincidencias afortunadas. Gracias al Reino Unido pudieron liderar un movimiento en Estados Unidos y hacer su marca con coros pegajosos y una tranquilidad que –aunque nos parezca hipócrita– revela una contemplación interna que sólo expulsaban sobre el escenario, de manera precisa, haciendo bailar a miles de almas por más de 40 años.