“La pantalla es un medio mágico. Tiene tal poder que puede mantener el interés,
ya que transmite emociones y estados de ánimo que ninguna
otra forma de arte puede transmitir”.Stanley Kubrick
Algunos directores y grandes cineastas se enfocan en engalanar su trabajo de una fotografía impecable, se preocupan por la construcción de una diégesis exacta o intentan realizar la adaptación más fiel sobre alguna obra literaria; Kubrick no.
Lo que rodeó constantemente a la desafiante estética de Kubrick es la censura fílmica que la época durante la que el director comenzó su carrera, obstaculizó sus filmaciones debido a los conflictos sociopolíticos que se encargaron de restringir su obra y no sólo eso, pues películas como “Senderos de gloria”, con la cual se dio a conocer el nombre del director, le costaron fricciones importantes con el gobierno francés, quien prohibió el lanzamiento de su cinta. Por otro lado, “Lolita”, el filme más criticado del cineasta y con el que durante el 62 también tuvo que lidiar para sortear los impedimentos de su comercialización, fue otra de las piezas que forjó la identidad controversial de Kubrick, misma que fue rechazada por la industria cinematográfica comercial de la época.
Sin embargo, no fue hasta que comenzó a rodar “La naranja mecánica” que el afamado director se topó con problemas verdaderamente importantes para lograr realizar su película:
En primer lugar, el filme fue desterrado de Inglaterra y después de recibir amenazas de muerte tuvo que abandonar el suelo británico para buscar otras locaciones donde sus planes de rodaje pudieran continuar.
Después del estreno se culpó a Kubrick y a su producción de haber influenciado a muchos grupos de adolescentes que emulaban las acciones criminales de Alex y sus amigos perturbados.
A pesar de todo esto, el filme de Kubrick alcanzó un reconocimiento inigualable, pues hoy, después de 45 años, “La naranja mecánica” aún causa revuelo donde quiera que se presente.
Este filme no ha dejado de ser un impacto único y enorme para cualquier que la vea por primera vez, ya que la distopía a la cual este director siempre dirige sus películas suele ser angustiante, casi insoportable, pero al mismo tiempo eternamente irresistible.
“Si puede ser escrito o pensado, puede ser filmado”.
Stanley Kubrick
De los comentarios retomados de una entrevista que se publicó en el libro “Kubrick”, de Michel Ciment, se extrajo la interpretación del director sobre su propia película, en la cual aclaró que se trata de las tentativas por limitar la elección del hombre entre el bien y el mal; también explicó que para él el personaje que creó Burgess, el escritor de “La naranja mecánica”, es un personaje fantástico que representa el inconsciente.
Partiendo de la psicología de Aaron Stern, presidente de Motion Picture Association, el personaje principal de esta cinta de Kubrick corresponde al hombre en su estado natural, después, cuando Alex se interna, la sociedad o mejor dicho, la civilización, se encarga de “curarlo”.
Sin embargo, la enfermedad que continúa es la neurosis que la sociedad le impone a un individuo como Alex; por supuesto, todo este proceso se da de forma inconsciente y de aquí parte la identificación del espectador (civilización) con la película (enfermedad).
Kubrick aclaró que las diferencias entre su película y el libro se deben a singularidades como la duración de la cinta, la edad de los actores, entre otros aspectos que se basaron en la practicidad del rodaje, mas nunca en la intención de crear un ambiente distinto o lejano al que se forma dentro de la novela del escritor Anthony Burgess.
De hecho, esta adaptación es indudablemente tan pesimista como la historia original, como una experiencia doliente expresa y refleja el comportamiento nefario de un individuo que se deja llevar por su locura, o como lo llamaría el mismo Alex, por su libre albedrío.
El reflejo más grande de Kubrick a través de todas sus películas es el que expone al hombre como el único que empieza y termina destruyendo. “La naranja mecánica” es sólo una reflexión más de esa lúcida idea sobre la condición destructiva del ser humano, en la cual no existe lugar para la salvación más que el estado inmutable de la mente, pues hasta que el inverosímil personaje de su cinta más polémica no fue internado para ser “reintegrado” a la sociedad, Alex no pudo dejar atrás sus ansias de dominación y su deseo de alterar la realidad, es decir, hasta que su mente se mantuvo en un estado inmutable fue que él prefirió invertir su tiempo en algo más que la rebeldía y la brutalidad.