Amy nació para el mundo a los 20 años, cuando lanzó el disco Frank. Antes del amor maldito, las drogas, la extrema delgadez y la oscura historia contada por los tabloides sensacionalistas, existió una Amy que hacía música que te volaba el cerebro y te estremecía el corazón.
En Frank, la joven Amy compartió un cúmulo de canciones soul con esencia retro y eso hizo que el mundo se volcará a verla. Sólo tres años después, lanzó Back to Black el disco que la convertiría en una superestrella con toda la maldición y glamour que eso conlleva…luz-oscuridad, reconocimiento-evasión; poder-locura
Cinco años después Amy murió de una sobredosis. Tenía 27 años.
Su muerte en medio de rumores, prejuicios y desinformación la transformó en mito, pero también no le hizo justicia a la imagen de la verdadera Amy.
Sólo tras el documental Amy, del director Asif Kapadia, ha empezado a mostrar la verdadera personalidad frágil de la cantante y su luminosa esencia.
Ahora, Charles Moriarty, el fotógrafo que hizo la portada de su primer disco, llega con un libro de fotografías de cuando la joven cantante estaba grabando Frank. En el que busca reivindicar a la verdadera Amy, inocente, cercana llena de sueños y vida.