“Poco a poco fui comprobando el contraste existente entre el hombre público, seguro de sí mismo, deliberadamente cínico, y la que me parecía ser su verdadera naturaleza: la de un hombre vulnerable, sensible y emotivo, que siente profundo y físicamente las sensaciones que desea comunicar a su público.
Este hombre, que ha filmado mejor que nadie el miedo, es a su vez un miedoso, y supongo que su éxito está estrechamente relacionado con este rasgo caracterológico. A todo lo largo de su carrera, Alfred Hitchcock ha experimentado la necesidad de protegerse de los actores, de los productores, de los técnicos, porque el más pequeño fallo o el menor capricho de cualquiera de ellos podía comprometer la integridad del film. Para Hitchcock la mejor manera de protegerse era la de llegar a ser el director con el que sueñan ser dirigidas todas las estrellas, la de convertirse en su propio productor, la de aprender más sobre la técnica que los mismos técnicos. Aún le faltaba protegerse del público y para ello Hitchcock acometió la tarea de seducirlo aterrorizándole, haciéndole reencontrar todas las emociones fuertes de la niñez…”.
Un grande del cine hablando de otro. François Truffaut escribió en 1966, el libro El cine según Hitchcok, un homenaje al maestro del terror en forma de entrevista, en el cual el abanderado de la Nouvelle Vague se internó en la mente del cineasta durante 50 horas, misma que fue posible gracias a la traducción de Helen Scott. Ahondando en el trasfondo, guión, problemas, estimación personal y éxito comercial de cada obra de Hitchcock, Truffaut nos ofrece un ejercicio de introspección de quien tuvo que serlo todo, productor, director y técnico para salvarse de todos, y de este modo, honrar a la esencia de cada película.
Así como lo hiciera Truffaut al permitirnos conocer la intimidad de Hitchcock, te presentamos una serie de fotografías históricas de grandes directores en el detrás de cámaras de algunas de sus producciones más emblemáticas. Un ejercicio que nos acerca al trabajo de los grandes del cine y con los cuales se ganaron un lugar en el Olimpo del séptimo arte. Lang, Truffaut, Hitchcock, Kubrick, Scorsese, Iñárritu, Anderson y muchos más.
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