Augusto Goemine Thomson nació en Santiago el 23 de abril de 1882. Hijo del navegante francés Augusto Goemine y de Manuela Thomson, fue trasladado por su madre a Valparaíso tras pocos días de su nacimiento.
Fue alumno del liceo de hombres Miguel Luis Amunátegui desde 1896 hasta 1898, año en el que se trasladó al Seminario Conciliar de los Ángeles Custodios, el que abandonó en 1899 para dedicarse a las letras.
Su producción literaria se inició con la publicación de «La Tía» en el periódico La Tarde y terminó en 1949 con Curso de oratoria. En 1900 se incorporó como redactor a la revista Luz y Sombra, que había sido fundada por Arturo Melossi el 24 de marzo de 1900. Posteriormente, cuando se fusionó Luz i sombra, e Instantáneas para fundar Instantáneas de Luz i sombra, Augusto D’Halmar creó la serie Los 21, específicamente en el año 2 de la revista, en 1901.
En 1902 publicó La Lucero, obra que más tarde fue reeditada con el título Juana Lucero. La singularidad de esta obra radica, por una parte, en su carácter testimonial, pues se trata de un acabado retrato del Santiago de 1900 y en forma más específica de la vida en el Barrio Yungay; y por otra, en constituir el aporte de D’Halmar al naturalismo, teniendo como especial referente los postulados de Emile Zola.
Junto a Fernando Santiván y Julio Ortiz de Zárate fundó la Colonia Tolstoyana en 1904. Tras desempeñarse como secretario de Federico Puga, ministro de Relaciones Exteriores de la época, fue nombrado cónsul general de Chile en Indostán en 1907, cargo en el que permaneció hasta 1909, año en el que fue trasladado a Eten, Perú, donde vivió hasta 1915. Durante el período transcurrido entre 1907 y 1934 emprendió numerosos viajes.
En 1915 regresó brevemente a Chile y dictó una serie de conferencias en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, las que fueron organizadas por el Ateneo de Santiago. En esta ocasión dio a conocer los originales de «Gatita», conjunto de 27 relatos breves, inspirados por una joven peruana, cargados de una honda tristeza y melancolía. Algunos de estos relatos fueron editados en la revista de Los Diez, para luego en 1917 ser publicados en forma completa y en 1935 formar parte de una reedición a la que fueron agregadas otras narraciones breves.
En 1917 emprendió rumbo a Buenos Aires y luego a España, donde publicó Nirvana, Mi otro yo y La sombra del humo en el espejo entre los años 1918 y 1924. También en 1924 publicó Pasión y muerte del Cura Deusto. Luego, tras un largo silencio, en 1934 publicó Capitanes sin barco, mismo año en el que regresó definitivamente a Chile para desempeñarse como funcionario de la Biblioteca Nacional.
Su retorno a Chile le valió una serie de homenajes y tributos por parte de los intelectuales nacionales. Así, en 1942 se hizo merecedor del Premio Nacional de Literatura, creado el mismo año.
Augusto D’Halmar falleció el 27 de enero de 1950. En su epitafio escrito por él mismo se lee: “Nada he visto sino el mundo y no me ha pasado nada sino la vida”.
Fuente: www.memoriachilena.cl