He sabido que se han dictado condenas contra los militares involucrados en la desaparición del poeta nortino Ariel Santibáñez Estay. En esta crónica yo no quiero hacer otra cosa que una semblanza personal del Ariel que yo conocí.
Ariel era estudiante de los últimos años de la carrera de Pedagogía en Castellano de la Universidad de Chile, Sede Arica, cuando yo le conocí.
Era ya un poeta destacado y sus trabajos, principalmente, aparecían en la revista “Tebaida” que dirigía la profesora universitaria Alicia Galaz Vivar.
Usaba anteojos gruesos y hablaba en forma calma, aunque solía ser un tipo de una crítica bastante fuerte frente a muchos escritores.
No le gustaban aquellos poemas largos que escribían algunos autores.
Supe aquello cuando le hablé de Waldo Rojas, un bardo interesante que empezaba a destacar, precisamente, en los años setenta.
Imbuido de una cultura enorme: en especial la literaria, la histórica y la política, Ariel planteaba sus puntos en forma casi autoritaria, pero tenía el don de aceptar la respuesta a sus argumentos.
Pocas veces dialogamos. El “joven duro” de las primeras veces se fue abriendo a la aceptación de las diferencias a medida que pasaban nuestras conversaciones que fueron pocas.
Yo no entiendo esta desaparición, ni a sus verdugos, ni nada de lo que tuvo que ver con ella.
Ariel no era un joven que fuera a poner en riesgo la dictadura militar, a no ser por su poesía de carácter político. Pero el pensamiento es libre.
Ariel Santibáñez sí es un PERSONAJE de la historia trágica de las letras chilenas.
De sus poemas, varios pueden tener el destino del largo vivir, del ser presente en la historia de la poética nacional.
No se ha rescatado, aún, mucho de su obra.
Alguien deberá hacer esa tarea, para que Ariel siga vivo y acompañándonos en el acto de las vidas nuestras y las de las generaciones venideras.
Esa es la enorme distancia entre el poeta que es Santibáñez y sus verdugos. Éste pasa a la historia como un creador. Los otros, como asesinos.
Esté donde esté el cuerpo de Ariel, su quehacer poético se halla en muchos lugares.
Ariel Santibáñez Estay crece y crecerá más con el paso de los años en la poesía chilena.
Por José Martínez